Algunas de estos espacios funerarios, en especial los más monumentales, se consolidarán y restaurarán, quedando integradas en el edificio del centro de recepción de visitantes del parque arqueológico baenense
Una de las zonas funerarias localizadas en el parque arqueológico de Torreparedones, en Baena.
Trabajos en una de las fosas en las que se hallaron restos óseos.
Los estudios y trabajos de excavación en el Parque Arqueológico de Torreparedones en Baena continúan deparando novedades y hallazgos "espectaculares", según el arqueólogo municipal, José Antonio Morena, quien indicó que hasta la fecha "se han documentado cerca de un centenar de tumbas pertenecientes a la época romana, aunque algunas podrían datarse en época tardoantigua, si bien hasta el momento sólo se han excavado y recuperado los restos óseos de unas 40" en los últimos meses.
En este sentido, Morena informó a El Día de que "los resultados obtenidos son realmente espectaculares, pues aunque se tenían algunas evidencias de la existencia de restos arqueológicos de carácter funerario, no se conocía la densidad de enterramientos". Estos trabajos y estudios que se vienen realizando desde hace unos meses en el centro de recepción de visitantes de Torreparedones "se deben a la necesidad de investigar, con anterioridad a la construcción de dicho edificio, si en dicho lugar existen restos arqueológicos" y "el sitio en cuestión se encuentra dentro del entorno protegido de la zona arqueológica", explicó.
Además, según Morena, "se tenía constancia de la posible presencia de una gran necrópolis y de hecho, en 1834 el erudito Aureliano Fernández-Guerra, que acudió al yacimiento para estudiar el Mausoleo de los Pompeyos, decía que en este lugar se encontraban numerosas sepulturas". Por este motivo, el Ayuntamiento de Baena presentó un proyecto de investigación bajo la dirección del arqueólogo Fernando Javier Tristell, con la colaboración de la antropóloga Inmaculada Flores.
El arqueólogo municipal comentó que algunas de estas tumbas, "en especial las más monumentales, se consolidarán y restaurarán, quedando integradas en el edificio del centro de recepción de visitantes, de modo que podrán ser visitadas, añadiendo así un elemento más de interés para el parque arqueológico".
El ritual de enterramiento abarca tanto la cremación como inhumación del cadáver. Entre el primero, la tipología de las tumbas va desde la simple fosa practicada en el terreno con los restos óseos incinerados recogidos en una urna de cerámica, hasta tumbas colectivas subterráneas, a modo de hipogeos, en cuyas paredes están los nichos donde se depositaban las urnas de piedra o cerámica.
El investigador indicó que "en estos casos, el expolio apenas ha permitido recuperar ni las urnas ni los ajuares que los acompañaban, expolios recientes en unos casos y antiguos en otros. En estos últimos, dado que lo que se buscaba eran piezas de valor, se han recogido parte de los contenedores cinerarios y restos del ajuar".
Según Morena, "en una de estas tumbas hipogeas se ha hallado parte de lo que debió ser un ara ossuaria de piedra caliza que tiene una inscripción alusiva al nombre de la difunta, con restos de pintura roja para realzar las letras y que recuerda aquellas urnas del Mausoleo de los Pompeyos descubierto en 1833 en la necrópolis norte de Torreparedones". La mayoría de estas tumbas deben fecharse entre el cambio de era y finales del siglo II después de Cristo, aseveró. En cuanto a las inhumaciones, la tipología no es muy variada, pues en la mayoría de los casos se trata de fosas simples excavadas en el terreno, revestidas de lajas o losas de piedra con cubierta del mismo material.
El arqueólogo señaló que "es frecuente la presencia de varios individuos enterrados en una misma tumba, siendo la orientación predominante la Este-Oeste, con la cabeza mirando al oriente.
@Sara Núñez,(Baena)/ El Día de Córdoba