Investigadores británicos demostraron científicamente que las armaduras medievales podrían haber comprometido más que contribuido la capacidad de éxito bélico de los ejércitos que las usaban
Armaduras del museo de Londres, Inglaterra, EFE/RICHARD LEA-HAIR
Para los combatientes de la Edad Media, portar una armadura era tan agotador que podría haber decidido el resultado de algunas batallas famosas, según un reciente estudio.
Los científicos que realizaron el trabajo vistieron a voluntarios con réplicas de armaduras del siglo XV y les pidieron que caminaran y corrieran sobre una cinta mecánica.
Los participantes consumieron altos niveles de energía, mientras cargaban un gran peso sobre sus piernas y su respiración se veía restringida.
El estudio fue publicado en la publicación científica británica "Proceedings of the Royal Society B".
Tal era el efecto de cargar la armadura, que los investigadores creen que podría haber influido en el resultado de la Batalla de Agincourt, en la que un número superior de caballeros franceses fue derrotado por más magras fuerzas inglesas en 1415.
En base a su estudio, los científicos estiman que las posibilidades de los franceses de vencer se redujeron dramáticamente por el hecho de tener que avanzar hacia la línea inglesa -que los esperaba en una posición fija- a través de un campo fangoso cargando sus pesadas armaduras.
Graham Askew, quien lideró el equipo que realizó el estudio, dijo: "Estas armaduras, que pesan entre 30 kgs y 50 kgs, representan un alto porcentaje del peso corporal de quien las viste".
Batalla a la carrera
En el siglo XV se dio una carrera armamentista, en cuyo marco se perfeccionó el arco y se desarrolló la ballesta, y también evolucionaron las armaduras.
En la Europa de fines del Medioevo, estos robustos trajes de guerra, construidos fundamentalmente de placas de acero unidas entre sí, cubrían a los soldados de pies a cabeza.
Pero más protección implicaba también mayor peso y torpeza; y aunque los científicos siempre habían estimado que esto reduciría la capacidad de los soldados, nadie hasta ahora había medido cuánto.
Para hacerlo, los investigadores le pidieron a cuatro hombres que habitualmente participan en representaciones de antiguas batallas, que se coloquen sus réplicas exactas de armaduras inglesas, gótico-germanas e italianas y se subieran a la cinta.
El equipo calculó cuánta energía consumían, midiendo la cantidad de oxígeno que inhalaban y de dióxido de carbono que exhalaban.
Con cámaras de alta velocidad también pudieron evaluar cómo utilizaban los voluntarios sus miembros.
Askew, de la Universidad de Leeds, trabajó con colegas de las universidades de Oxford y de Milán.
Dijo: "Nuestro principal hallazgo fue que el costo de mover la armadura, en términos de energía, era muy alto".
El equipo detectó que caminar y correr con la armadura consumía el doble de energía que hacerlo sin ella.
La pechera y la placa de la espalda también afectaban la respiración: en vez de poder respirar profundamente mientras se movían con intensidad, los voluntarios se vieron obligados a realizar inhalaciones breves y muy frecuentes, lo que consume más energía.
Dolor en las piernas
Los científicos también compararon el rendimiento de los voluntarios cuando llevaban la armadura y cuando cargaban un peso equivalente en sus espaldas (como el que podría transportar en su mochila un soldado moderno).
Askew dijo que "había una gran diferencia: es mucho más costoso (en términos de gasto de energía) cargar la armadura que el peso en una mochila".
"Queríamos ver por qué era así; y una de las principales razones es que si uno lleva una armadura gran parte del peso, unos 7 u 8kg, está en las piernas".
"Esto implica que al caminar uno necesita más esfuerzo muscular para mover las piernas, y gasta mucha más energía".
El equipo dijo que sus hallazgos le habían permitido observar cómo compensaba (o no) en el campo de batalla esta protección extra, en vez de una mayor capacidad de maniobra y capacidad física para pelear.
Askew explicó que "sí, podrían haberse quitado las partes de la armadura que iban sobre las piernas, pero esto habría implicado que podían recibir una herida allí y morir de todos modos".
Agregó, sin embargo, que esto podría no haber sido un problema en el siglo XVI.
Con la llegada de las armas de fuego el combate cuerpo a cuerpo disminuyó, lo que influyó en el diseño de las armaduras.
"Es interesante ver que con el desarrollo de las armaduras en el siglo XVI la primera parte que se descartó fue la de la parte baja de las piernas; eso es lo que descubrimos que incrementaba el costo de moverse", dijo el científico.
Thom Richardon, guardián de armaduras de la Armería Real en Leeds, Reino Unido, dijo: "Es interesante usar el método científico para responder a estas preguntas, y confirma lo que sospechábamos: las armaduras pesadas reducen en gran medida la capacidad de moverse".
"Pero nadie usa algo en el campo de batalla si no es útil".
@BBC