Dos enfermeras cristianas fueron capturadas y maltratadas durante nueve horas por un funcionario musulmán del Fatima Hospital en Lahore (Punjab); un rico terrateniente musulmán, con un historial en la política, ha usurpado la tierra y las casas de dos familias cristianas en la ciudad de Jalal Pur Jattan, siempre Punjab.
Tales casos, señalados a la Agencia Fides por fuentes locales de la sociedad civil, muestran como en Pakistán siguen verificándose episodios de discriminación, abuso, violencia, violaciones flagrantes de los derechos fundamentales de las minorías cristianas.
Punjab, señala a Fides la "Masihi Foundation", que se ocupa de los derechos de los cristianos de Pakistán, es una de las provincias donde el odio y la violencia se hacen sentir más.
En el primer caso, en el Fatima Memorial Hospital, dos enfermeras cristianas, Nusrat Bibi y Muneeran Bibi, han sido agredidas y retenidas ilegalmente por la fuerza, en una habitación del hospital, durante 9 horas. Han sido acusadas de robo, pero según fuentes locales, son claramente inocentes y la acusación era sólo un pretexto para intimidarlas, golpearlas y acosarlas sexualmente.
Después de la traumática experiencia del secuestro, las dos mujeres han denunciado lo sucedido a la estación de policía local más cercana. "Condenamos esta violencia física y psicológica que afecta a las chicas cristianas indefensas. Instamos al gobierno a comprometerse en construir una sociedad más tolerante y respetuosa de los derechos de todos", ha dicho a la Agencia Fides Haroon Barkat Masih, Director de la Fundación Masihi, que también se ocupa de la defensa de Asia Bibi, la primera mujer paquistaní condenada a la muerte, injustamente, por blasfemia.
En otro caso de abuso contra los cristianos, dos familias de Jalal Pur Jattan han perdido sus hogares y tierras, ocupadas y arrebatadas a la fuerza por los hombres de un rico terrateniente local, un ex miembro del Parlamento provincial de Punjab. "Los cristianos fueron amenazados y luego expulsados por la fuerza", explica a Fides un sacerdote local, el P. Naveed Dominic. Y la policía, alertada por la violencia, se ha negado a intervenir. "Incluso a la Iglesia local se le ha advertido de no interferir", señala el sacerdote.
La opresión de las minorías cristianas es un problema, señalan las fuentes de Fides, que debe ser planteado a nivel nacional, a través del Ministerio Federal para la Armonía y las minorías religiosas, y a nivel internacional, sensibilizando a la comunidad internacional. El p. Khalid Rashid Asi, un sacerdote de la diócesis de Faisalabad, en el Punjab, explica a la Agencia Fides: "La situación de los derechos humanos en Pakistán es muy difícil y preocupante. En este contexto general, las minorías cristianas sufren el abuso y la negación de sus derechos fundamentales, a nivel social, económico y religioso".
En Punjab, los cristianos son el 13% de la población de la provincia y dirigen escuelas, hospitales, instituciones sociales. A menudo musulmanes poderosos tratan de tomar el control de las instalaciones lanzando acusaciones falsas contra los cristianos o abusando de la ley sobre la blasfemia.
@(PA) (Agencia Fides 20/5/2011)