El primero que llamó a la Virgen María con el título de "Auxiliadora" fue San Juan Crisóstomo, en Constantinopla en el año 345, él dice: "Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios".
San Juan damasceno, en el año 749, fue el primero en propagar la jaculatoria: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". Y repite: la Virgen es "auxiliadora para evitar males y peligros y auxiliadora para conseguir la salvación".
En el año 1572, el Papa San Pío V ordenó que en todo el mundo católico se rezara en las letanías la advocación: "María Auxiliadora, rogad por nosotros", porque en ese año la Virgen libró prodigiosamente en la batalla de Lepanto a toda la cristiandad que iba a ser destruida por un ejercito mahometano.
En 1814, el Papa Pío VII, prisionero del general Napoleón, prometió a la Virgen que el día que llegara a Roma, en libertad, lo declararía fiesta de María Auxiliadora. Inesperadamente el Pontífice quedó libre, y llegó a Roma el 24 de Mayo. Desde entonces quedó declarado el 24 de mayo como día de María Auxiliadora.
En 1860 la Santísima Virgen se aparece a San Juan Bosco y le dice que quiere ser honrada con el título de "Auxiliadora", y le señala el sitio para que construya en Turín, Italia, su Santuario.
Don Bosco ha sido, en la historia de la Iglesia, el gran apóstol de María Auxiliadora. Él solía decir: "Confíen en María Auxiliadora y verán lo que son los milagros".