El triángulo entre Criales, Santa María de Siones y San Pantaleón hace pensar que el tesoro más codiciado de todos los tiempos estuvo en el norte de Burgos
Documentos en el interior de la ermita de San Pantaleón. (Foto: Ricardo Ordóñez)
Como cada 27 de julio, los vecinos de San Pantaleón de Losa (Burgos) suben hasta la ermita erigida en el siglo XIII en honor a San Pantaleón. Cuenta la historia que la sangre de este mártir fue licuada tras perder su vida en el siglo IV de nuestra era. Sin constancia escrita de que la sangre del mártir estuviese en algún momento en esta ermita burgalesa -como aseguran algunos vecinos-, la misma se trasladó al monasterio madrileño de la Encarnación donde la veneran miles de fieles de todos los puntos del mundo. La historia de San Pantaleón está ligada a la del Grial, ya que diversas fuentes documentan que la licuación de la sangre se produjo después de que fuese recogida en la misma copa en la que Jesucristo dio de beber a sus apóstoles en la Última Cena.
Realidad o leyenda, la ermita de San Pantaleón observa el paso del tiempo enclavada en una roca que recuerda a un navío encallado y rodeada de la famosa Sierra Salvada. Un lugar de poder. Muchas son las voces que apuntan a que esta pequeña ermita del románico norte pudo ser el lugar de custodia del Santo Grial, debido a los misterios que rodean a la misma, y su proximidad con el municipio de Criales (pudo llamarse Griales en siglos anteriores) y la iglesia de Santa María de Siones, perteneciente a la localidad de Siones. Son muchos los estudiosos que apuntan a la presencia de los templarios, en especial en Santa María de Siones, cuyo nombre evoca al Priorato de Sión.
Espacio de poder
Sea como fuere, San Pantaleón es uno de los templos más mágicos de toda la provincia de Burgos, y probablemente del país. Así lo entiende su párroco, Carlos Fontaneda, conocedor de las leyendas que rodean al templo, y el interés que suscita entre los visitantes. “La gente viene a esta ermita por la importancia de este templo dentro del románico norte y porque han leído que aquí pudo estar escondido el Grial”, explica en declaraciones a Ical este joven sacerdote, quien afirma ser una de las primeras personas que se maravilló al conocer el templo con detenimiento y evidenciar los “mensajes” que en él pudieron dejar sus arquitectos.
Misivas como la que puede leerse en el pórtico del templo donde el visitante queda sorprendido con la presencia de un atlante que, “no representa sino la figura de Sansón en una clara referencia al Antiguo Testamento”, explica el párroco, conocedor de la dualidad del pórtico que presenta unas figuras “diferentes a las que pudieron aparecer en su construcción”. “Se aprecia como hay partes del templo que han sido claramente movidas”, sentencia el padre Carlos, quien interpreta las leyendas, “como nada más que leyendas”.
Interior de la ermita de San Pantaleón. (Foto: Ricardo Ordóñez)
Sin embargo, el sacerdote no descarta que las teorías griálicas puedan ser verdaderas al considerar que el lugar elegido para levantar San Pantaleón es “un espacio de poder”. “Este es uno de los lugares del mundo con una comunicación extraterrestre más propensa. De haber una comunicación extraterrestre éste sería uno de los diez mejores del mundo”, asevera.
La misma teoría la comparte el periodista burgalés Julio César Rico, gran conocedor de la zona y de las historias que sitúan en este enclave a la copa sagrada. “Por los restos hallados tras la última restauración y los trabajos arqueológicos efectuados por el CSIC se deduce que el entorno ya tuvo un pasado celta, romano y medieval en el mismo lugar donde se ubica la ermita”, anota Rico, quien recuerda que este templo fue consagrado por el obispo de Burgos, García, en el año 1206, como queda reflejado en una inscripción en la propia ermita. “De ello se deduce que fue levantada a finales del siglo XII, y que los templarios pudieron ser sus guardianes”, asevera.
Otra leyenda se suma a las ya planteadas. Es la que narra como un santo aragonés, San Lorenzo, trajo el Santo Grial desde Francia y que quedó depositado en esta zona de la provincia de Burgos. “El santo grial es, para unos la copa, el cáliz en el que Cristo consagro el vino, su sangre. Para otros no es un objeto físico”, indica Rico.
Criales de Losa
Apenas cuatro kilómetros distan de San Pantaleón de la localidad de Criales de Losa. Un municipio que podría pasar desapercibido de no conservar en su raíz topónima la sugerente evidencia de que el Santo Grial pudo estar en esta comarca. Aunque no hay ningún documento que así lo atestigüe, Criales pudo llamarse en otro tiempo Griales. Así lo piensan también los vecinos de este municipio que comparten un misterio no resuelto que han ido escuchando a sus abuelos, o que han visto en algunos programas de la televisión dedicados al misterio.
La ermita de San Pantaleón observa el paso del tiempo enclavada en una roca. (Foto: Ricardo Ordóñez)
El cáliz más venerado de todos los tiempos tuvo que estar escondido en un lugar sagrado. Por ello, no es extraño pensar que el particular tesoro que custodiaron los templarios pudiera estar en la iglesia de Criales, como algunos vecinos esperan. “La parte más antigua de todo el templo es ésta, creemos que es del siglo XI o antes.”, explica un vecino de Criales desde la parte románica de la iglesia, que cuya parte inferior está siendo restaurada. “Han aparecido documentos antiguos, pero ni rastro del Grial”, bromea.
Santa María de Siones
La iglesia románica de Santa María de Siones estuvo custodiada desde sus orígenes por los caballeros de la orden del Temple. La tercera pieza del triángulo que forma la leyenda griálica burgalesa se sitúa en la localidad burgalesa de Siones, cuya toponimia pudiera deberse a la orden encargada de custodiar la copa sagrada, y que sirvió de hilo conductor a la obra de Dan Brown 'El Código Da Vinci'. De lo que no cabe duda, es de que el templo se levantó en el siglo XII, momento en el que se encumbraron los mitos relacionados con el Grial.
Como San Pantaleón, Santa María de Siones conserva una numerosa simbología que hace pensar a los profesores de Arte que el templo pudo cobrar una importancia mayor en otra época. Esta es la teoría que comparte en su libro 'A la Sombra del Grial: Misterio y magia en el Medievo', Mariano Fernández Urresti. El autor, que dedica parte de la obra al famoso triángulo burgalés, va más allá y asegura que el templo pudo ser una “réplica” de la que se fundara sobre el Monte Sión en Jerusalén.
Carlos Fontaneda, párroco de la zona, en la entrada a la ermita de San Pantaleón. (Foto: Ricardo Ordóñez)
Urresti considera que “fueron los templarios los constructores de esta iglesia situada a los pies de los Montes de la Peña”. Por ello, al autor no le es extraño que en su construcción se incluyesen imágenes de caras que se tapan la boca “para omitir secretos de indescifrable poder”. Asimismo, suma más casualidades, al enmarcar el templo en la denominada Sierra de la Magdalena- claro guiño a aquellas teorías que apuntan a que María Magdalena fue la esposa de Jesucristo y la madre del heredero de la estirpe cristiana.
Mito o realidad, nadie ha sido capaz de descifrar el paradero de la copa santa. Aunque no es posible confirmar que pudiera haber parado en otro tiempo en tierras burgalesas, los amantes del misterio y del arte sitúan el simbólico objeto en la zona norte de la provincia. Demasiadas casualidades rodean a un entorno cargado de misticismo. Espacios de poder que en pleno siglo XXI guardan un secreto jamás desvelado.