Nunca antes se había visto nada igual. Un golpe en la mesa del Papa risueño, pero que también sabe mandar. Un aviso a navegantes de que la cosa va en serio. Francisco heredó la escoba de Benedicto XVI y está dispuesto a heredar también su título de “barrendero de Dios”. Ratzinger limpió la pederastia de las manzanas podridas del clero. Bergoglio limpiará la Curia, como prometió al cónclave que lo eligió Papa.
Consciente de que la madre de todos los males de la Iglesia es el dinero (o su mal uso), tras nombrar una comisión encargada de reformar el banco vaticano (IOR), ahora nombra otra para poner en marcha la reforma administrativa y económica de toda la Santa Sede y la Ciudad del vaticano. Con un plazo de dos meses. Porque, el otoño se presenta caliente en el Vaticano.
Una comisión con un objetivo claro: plantear un diagnóstico sobre las múltiples enfermedades curiales y proponer las curas adecuadas. Por muy dolorosas que sean. En definitiva, racionalizar, reconducir, reagrupar, evitar gastos superfluos y duplicidades… los recortes llegan al Vaticano de la mano de un Papa austero. Y la transparencia. Lo que siempre se anunció y nunca se hizo.
Y es que no tiene sentido que existan, sólo en el ámbito financiero, cuatro dicasterios: La APSA (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica), la Gobernación vaticana, Propaganda Fide y la Prefectura de Asuntos Económicos. Cuatro organismos que se solapan e impiden una buena gestión del gasto.
La comisión, como corresponde a un ámbito tan técnico, está formada por expertos, todos ellos laicos, excepto el secretario y moderador de la misma: el cura español, ex ecónomo de la diócesis de Astorga, Lucio Ángel Vallejo Balda. Con plenos poderes y despacho directo con el Papa.
Un signo de confianza papal extraordinario. Primero en la persona. El Padre Vallejo, miembro del Opus Dei, ya era secretario de la Prefectura, pero, ahora, con este nombramiento es una de las “estrellas” del nuevo pontificado. Le espera la mitra y, quizás, el capelo. Y si arregla los pecados económicos de la Curia, bien merecido se lo tendrá.
Y un nuevo espaldarazo a la Obra. Francisco ya había nombrado a otro español, monseñor Arrieta, como secretario y moderador de la comisión encargada de reformar el IOR. Y, ahora, hace lo propio con Lucio Ángel. Gestos inequívocos de que el Papa pone toda su confianza económica en el Opus Dei. Dicen que la Prelatura ya salvó al Vaticano de la quiebra en época del Papa Wojtyla. ¿Se repite la historia? ¿Pedirá algo a cambio?
EL PAPA FRANCISCO YA TIENE SU TANGO
El ámbito no podía ser más porteño: el fondo de una “casa chorizo”, como se las llamaba a aquellas viejas casonas largas y angostas, en el barrio de Flores, la glorieta para refugiarse del sol y la mecedora de mimbre que permitía el bamboleo justo. Hace más de medio siglo, allí pasaba largos ratos el joven Jorge Bergoglio deleitándose con una de sus grandes pasiones: el tango. Sea escuchándolos por radio, sea poniendo antiguos discos de pasta, Bergoglio ya sentía el placer que muchos descubren de grande, después de que la vida dejó unas cuantas marcas.
El haber abrazado la vocación religiosa no le impidió a Bergoglio convertirse en gran conocedor del dos por cuatro. De la primera etapa del tango, prefiere la orquesta de D’Airenzo. Y, como cantantes, a Carlos Gardel, Ada Falcón (que después de hizo monja) y Julio Sosa. De la segunda, a Astor Piazzolla y a Amelita Baltar que, a su juicio, es la que mejor canta sus obras. Vecino de Susana Maizani, le dio la unción de los enfermos.
Bergoglio nunca ocultó su pasión tanguera. Una pasión que sintoniza con su amor por Buenos Aires. “El tango me gusta muchísimo; es algo que me sale muy de adentro”, le dijo hace unos años. Reconoció incluso que en sus años mozos lo bailaba (aunque prefería la milonga). Claro que nunca pensó que la confesión de su afición musical sería, tras su elección como Papa, no sólo un motivo adicional de emoción para los tangueros de ley, sino el disparador de un tango que lo tendría como protagonista.
Allí confluyeron el talento del periodista Enrique Bugatti –por muchos años del staff de Clarín –, para la letra, y de Edmundo Rivero (h) para la música. Interpretado por el gran José Colángelo y su orquesta, fue grabado hace pocos días. El sueño del querido Enrique era que lo escuchara Francisco y había iniciado gestiones para verlo hecho realidad. No pudo ser. Su vida se apagó esta semana. Pero… ¡qué contento se pondrá observando ‘desde arriba’ cuando “Un tango para Francisco” lo escuche su destinatario, ya no bajo la glorieta de la casona de Flores, sino en medio de los jardines vaticanos!
Tango para el Papa Francisco,
(pinchar en el siguiente enlace)
Agradecemos a la ++Hermana Mari Su el enlace y la noticia sobre el "tango para Francisco", así como al ++Hermano Menadel el de "las cocinas del Vaticano".
Un Papa tan preocupado desde siempre por la Justicia Social siempre da esperanzas, siempre ilusiona, siempre puede contar con nosotros.
NND, FTAT, +Anselmo de Crespi