Según el investigador, la intención de «National Geographic» es lanzar el documental antes de la próxima extensión de la Sábana Santa en la catedral de Turín, a partir del próximo 10 de abril y hasta el 23 de mayo. Diez años después de la anterior exposición, y la primera después de la operación de conservación y restauración de 2002, en la que le quitaron los parches colocados por las monjas clarisas de Chambery (Francia). Un auténtico fenómeno de «turismo religioso» por el que, según el cardenal turinés, Severino Poletto, más de millón y medio de personas han reservado ya cita para poder contemplar la «Síndone» (del griego «sindon», mortaja). Un «boom» que la Catedral de Oviedo aún no se ha decidido a explotar.
Para Guscin, las conclusiones definitivas sobre ambos lienzos -el italiano y el ovetense- saldrán de un estudio comparativo con los originales de los dos, algo «bastante complicado». «Las investigaciones realizadas hasta el momento sí han tenido acceso al sudario verdadero, pero no a la síndone», explica el investigador, «de la que sólo se han tenido fotografías». Las conclusiones de esos estudios sí apuntan a que los dos lienzos se utilizaron sobre el mismo cadáver, aunque no con «veracidad científica».
Además del británico, en el documental aparecen otros investigadores asociados a los lienzos, como Luigi Garlaschelli. Él reprodujo la Síndone por primera vez con materiales y técnicas disponibles en el año 1300, lo que llevó a pensar que la reliquia que ha llegado a nuestros días podría ser una falsificación medieval. Según Guscin, la copia está «bastante bien», aunque «no reúne todas las condiciones para ser considerada una copia exacta».
Otro de los investigadores a los que Guscin hizo mención es José Delfín Villalaín, un forense que realizó los estudios de la sangre del sudario. Un lienzo que, según el británico, «rodeó la cabeza de un cadáver de pelo largo y barba muerto por asfixia en posición vertical, postura compatible con la crucifixión».
La exposición de la Síndone es ya uno de los eventos clave de la primavera en Italia. Y ante ella se postrará el papa Benedicto XVI en su visita a Turín el próximo 2 de mayo. Según Guscin, el último lugar en que la Sábana y el Sudario -que llegó a España a principios del siglo VII- estuvieron unidos fue el Jerusalén de antes del siglo VI, «algo que está comprobado científicamente». Después, la Historia los llevó por caminos distintos.
@P. GALLEGO/La NuevaEspaña.es
Para Guscin, las conclusiones definitivas sobre ambos lienzos -el italiano y el ovetense- saldrán de un estudio comparativo con los originales de los dos, algo «bastante complicado». «Las investigaciones realizadas hasta el momento sí han tenido acceso al sudario verdadero, pero no a la síndone», explica el investigador, «de la que sólo se han tenido fotografías». Las conclusiones de esos estudios sí apuntan a que los dos lienzos se utilizaron sobre el mismo cadáver, aunque no con «veracidad científica».
Además del británico, en el documental aparecen otros investigadores asociados a los lienzos, como Luigi Garlaschelli. Él reprodujo la Síndone por primera vez con materiales y técnicas disponibles en el año 1300, lo que llevó a pensar que la reliquia que ha llegado a nuestros días podría ser una falsificación medieval. Según Guscin, la copia está «bastante bien», aunque «no reúne todas las condiciones para ser considerada una copia exacta».
Otro de los investigadores a los que Guscin hizo mención es José Delfín Villalaín, un forense que realizó los estudios de la sangre del sudario. Un lienzo que, según el británico, «rodeó la cabeza de un cadáver de pelo largo y barba muerto por asfixia en posición vertical, postura compatible con la crucifixión».
La exposición de la Síndone es ya uno de los eventos clave de la primavera en Italia. Y ante ella se postrará el papa Benedicto XVI en su visita a Turín el próximo 2 de mayo. Según Guscin, el último lugar en que la Sábana y el Sudario -que llegó a España a principios del siglo VII- estuvieron unidos fue el Jerusalén de antes del siglo VI, «algo que está comprobado científicamente». Después, la Historia los llevó por caminos distintos.
@P. GALLEGO/La NuevaEspaña.es