El castillo de La Iruela es el símbolo monumental de la localidad. Su aliento medieval y romántico se acentúa por la excéntrica localización de sus más primitivos pilares. La fortaleza se asienta en un roquedal frente a las abruptas cumbres de la Sierra de Cazorla. Su origen es musulmán. Los primeros cimientos son prebereberes. Sobre éstos fueron construidos las estructuras de calicanto. Finalmente, sobre el castillo bereber fue erigida una fortaleza cristiana que reforzó murallas y torreones en torno a un alcazarejo.
El castillo, que durante un tiempo perteneció a la orden de los templarios, está estructurado a modo de terraza en tres planos que acogen los dos primeros recintos amurallados y la torre del homenaje, situada en la zona más alta. El acceso al primer y más bajo recinto se realiza por una torre-puerta que en su día sirvió de campanario a la desaparecida iglesia de Santo Domingo de Silos. En el segundo recinto se erigen torreones defensivos, unidos entre sí por gruesos lienzos de muralla levantados en mampostería. En su interior se extiende un patio de armas, en cuyo subsuelo quedan las huellas de un desaparecido aljibe.
Torre del homenaje
La torre del homenaje se asienta sobre el crespón rocoso más alto de la peña. Su conquista era en la práctica una empresa casi imposible, debido no tanto a las dimensiones y defensas del torreón, sino al marco inexpugnable donde tomaba asiento. Por dentro, la torre del homenaje, desde donde se divisa una de las más bellas panorámicas de la provincia de Jaén, acoge dos pisos cubierto el superior por bóvedas de cañón apuntadas.
La iglesia de Santo Domingo de Silos fue la sede de la primera parroquia mayor de La Iruela. Sus primitivos cimientos fueron puestos poco tiempo después de la conquista de la ciudad en el primer tercio del siglo XIII, aunque la principal remodelación tuvo lugar en el siglo XVI bajo el auspicio de Francisco de los Cobos, que mediada aquella centuria ostentaba el Adelantamiento de Cazorla. El templo de Santo Domingo fue rehecho siguiendo los órdenes de la arquitectura renacentista. En ella trabajaron discípulos de Andrés de Vandelvira. Se tiene constancia, por ejemplo, de que en 1538 dirigía las obras Rodrigo de Gibaja, maestro de la iglesia de Santa María de Quesada y de la Colegial de Baza.
Santo Domingo
El templo de Santo Domingo estaba articulado en tres naves, más alta y ancha la central, con un testero plano y un conjunto de capillas a ambos lados. El día 4 de junio de 1810 el templo fue incendiado por las tropas francesas como venganza por la hostilidad que los vecinos habían mostrado hacia el invasor. El suceso acabó con la iglesia. Fueron numerosos los intentos por restaurarla, pero todos fracasaron. Hoy aún se mantienen en pie algunas de sus zonas nobles. Sus ruinas han sido integradas en el soberbio paisaje monumental del castillo y de la sierra. Más recientemente se ha construido un anfiteatro donde en verano se celebran actividades culturales.
@Carolina Oubernell/El Mundo.es