En el año 1118 nueve caballeros franceses al presentarse ante Balduino II rey de Jerusalén, para solicitarle la creación de una Orden que protegiese a los peregrinos de los ladrones y asesinos que pululaban por los senderos en dirección a Tierra Santa. Estos Caballeros no quisieron mas que “Un lugar en donde guarecerse” a lo que el Rey Balduino los cedió un ala de su palacio contigua a la cúpula de la mezquita de la Roca , mismo lugar que antes ocupó el Templo de Salomón.
Estos nueve Caballeros conocidos entonces como los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón por haberse establecido en este lugar, no tenían otra idea que la de ayudar al prójimo fuese rico o pobre, pero su gratitud y su osadía para la defensa de la religión Cristiana y la gallardía en como llevaban a cabo estas misiones, creó un alo de respeto , misterio, y gallardía que llevo a muchos nobles a solicitar su ingreso.
La filas de los Templarios crecieron día a día y los nobles tanto franceses como ingleses escoceses o españoles se enorgullecían de pertenecer a este “grupo de élite” como se diría hoy, para pertenecer a la Orden y sentirse respetados no dudaban en entregar a la Hermandad su castillo o todas sus posesiones.
El escritor e investigador David Hatcher Chilares revela en una de sus obras como en el año 1133 el rey Alfonso I de Aragón y Navarra legó todo su reino a los Templarios, para poder ingresar en la Orden, los Templarios por desgracia no pudieron nunca gobernar en Aragón y Navarra pues se había iniciado la conquista por los árabes.
Otras fuentes citan que hizo testamento en favor de Dios (1131) durante el asedio de Bayona, (a través de la Orden del temple): "En nombre del bien más grande e incomparable que es Dios. Yo Alfonso, rey de Aragón, de Pamplona [...] pensando en mi suerte y refexionando que la naturaleza hace mortales a todos los hombres, me propuse, mientras tuviera vida y salud, distribuir el reino que Dios me concedió y mis posesiones y rentas de la manera más conveniente para después de mi existencia. Por consiguiente temiendo el juicio divino, para la salvación de mi alma y también la de mi padre y mi madre y la de todos mis familiares, hago testamento a Dios, a Nuestro Señor Jesucristo y a todos sus santos. Y con buen ánimo y espontánea voluntad ofrezco a Dios, a la Virgen María de Pamplona y a San Salvador de Leyre, el castillo de Estella con toda la villa [...], dono a Santa María de Nájera y a San Millán [...], dono también a San Jaime de Galicia [...], dono también a San Juan de la Peña [...] y también para después de mi muerte dejo como heredero y sucesor mío al Sepulcro del Señor que está en Jerusalén [...] todo esto lo hago para la salvación del alma de mi padre y de mi madre y la remisión de todos mis pecados y para merecer un lugar en la vida eterna..."
Ante el disgusto de la Iglesia y de los nobles como resultado del testamento, se llegó al acuerdo de que en Aragón le sucediera su hermano Ramiro, que reinó como Ramiro II el Monje y en Navarra García Ramírez, el Restaurador, hijo del infante Don Ramiro, que estaba casado con una hija del Cid. Se separaban las coronas de Navarra y Aragón después de 50 años, quedando fijadas las fronteras definitivas entre Navarra y Aragón.
Ahí esta todavía este reino Templario, un hecho histórico en donde los investigadores tienen suficiente material para sacar a la luz algo mas que “tesoros escondidos” ¿Un reino no es un tesoro?
Fratertempli Mallorca, (Illes Balears)