Se decía en el Madrid del siglo XVII que el Conde Villamediana mantenía amores correspondidos con la reina Isabel de Borbón, y que asistiendo en una ocasión a una corrida de toros de las que se celebraban en aquellos tiempos en la Plaza Mayor, el Conde, queriendo presumir de su bien ganada fama de conquistador mujeriego, acudió con un collar formado por reales, (moneda española), con una inscripción en la que se leía, "son mis amores", con la intención de expresar con el collar y la inscripción la idea en todo el que lo veía de "SON MIS REALES AMORES", refieriéndose a los amores que mantenía con la reina.
Adentrada la corrida, desafiante, el de Villamediana quiso brindar un toro a la reina, y alguien del pueblo gritó al rey, "Majestd, que bien pica el conde", a lo que el rey, Felipe IV, contestó, "pica, pero pica muy alto"
Unas noches más tarde, a los pocos días del provocador espectáculo, apareció muerto en la Calle Mayor madrileña el Conde de Villamediana, por una gran y mortal estocada que le traspasó del costado izquierdo al molledo del brazo derecho.
Nunca se ha podido averiguar quien fué el asesino del Correeo Mayor del Reino y Conde de Villamediana, pero el pueblo madrileño siempre afirmó que fue muerto por el mismo rey burlado o por orden suya, celoso del Conde y los amores REALES que mantenía.
Redacción Fratertempli