Los frailes de San Juan lamentan no poder llevar a cabo ninguna de sus actividades previstas mientras la Signatura Apostólica no decida de forma definitiva sobre el monasterio
La hospedería de Valdediós está cerrada a las visitas desde que los monjes cistercienses abandonaron el monasterio de Villaviciosa y así seguirá en los próximos meses. Mientras la Signatura Apostólica del Vaticano no resuelva sobre el futuro del monasterio y quienes deben ser sus inquilinos, la hospedería se mantendrá cerrada. Lo confirmaba a EL COMERCIO el padre Tarsicio, el superior de la congregación de San Juan, sabedor de que él y sus dos compañeros están atados de pies y manos y no pueden ponerse a trabajar hasta que ese fallo se conozca. «Está descartado que se pueda abrir para el verano», asegura el superior, quien lamenta que un edificio de ese porte y valor esté prácticamente cerrado por esta situación.
Y la espera aún puede ser larga e incluso incómoda. Porque los hermanos de San Juan que llegaron a Valdediós a finales de febrero pensaban que ese sería su hogar definitivo y que todos los asuntos legales estaban resueltos, pero no fue así. No oculta el hermano Tarsicio cierta decepción en sus palabras, al reconocer que llegaron al cenobio de buena fe y se encontraron con una insólita situación que hace imposible su actividad diaria. «Estamos parados, no podemos hacer nada mientras haya recursos», señala el padre francés, que ocupa junto a otro compañero de la congregación una de las habitaciones de la hospedería interna del cenobio mientras que un tercero se ha mudado ya a una de las celdas de la parte superior. Allí se encuentra también el padre Massimo, que parece ser que no abandonará el convento mientras la Signatura Apostólica no falle.
Esta situación hace que la única actividad que existe en la actualidad en el monasterio sea la misa de doce de los domingos, porque los hermanos de San Juan no tienen en absoluto convencimiento de que vayan a quedarse allí definitivamente: «Si se resuelve a favor de la comunidad cisterciense nosotros nos iríamos a otro lugar», señala el superior, que asegura que nuevos hermanos de su congregación llegarán a Asturias en los próximos meses, con independencia de lo que ocurra con Valdediós.
El caso es que ahora todo depende la Signatura Apostólica, el más alto tribunal de la Santa Sede. Es éste el último recurso para los monjes del Císter, cuyo cierre se ordenó el pasado 26 de enero mediante un decreto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. Esa misma institución, tras una petición del prior Jorge Gibert, ratificó el cierre de la casa cisterciense, pero sin embargo dio la razón a algunas de sus peticiones planteadas. Por ejemplo, dejó claro que si bien el edificio que alberga el monasterio es inequívocamente propiedad del Arzobispado de Oviedo, no sucede lo mismo con los bienes que se han ido acumulando a lo largo de los años en el recinto religioso. Ésos son propiedad de los monjes del Císter.
Gibert, en Cantabria
Esa victoria a medias tras la petición del prior, animó a éste a presentar el recurso ante el Tribunal Superior de la Signatura Apostólica reclamando de nuevo que la casa cisterciense permanezca abierta. Y ese proceso jurídico abierto es el que paraliza cualquier actividad en Valdediós. De hecho, los asistentes jurídicos del padre Gibert han insistido en numerosas ocasiones en que la presencia de los hermanos de San Juan en el cenobio es completamente irregular e ilegal. Mientras no haya resolución definitiva, el contrato del Císter con el Arzobispado de Oviedo permanece vigente y por lo tanto nadie podría tener acceso al monasterio. Por esa razón, ya se reclamó en su momento la salida de los frailes franceses del lugar, sin que el Arzobispado haya atendido esa petición. Esa misma petición ha llegado a Roma. Desde la defensa de Gibert se ha informado de esa situación de irregularidad al Vaticano, sin que tampoco haya habido por el momento ningún pronunciamiento al respecto. Si bien existiría la posibilidad de reclamar por otras vías ajenas a estas de esos tres frailes del monasterio, lo cierto es que no hay ninguna intención de que eso ocurra. Eso sí, podría pasar -aunque aún no está previsto que así sea- que Jorge Gibert o el padre Lawrence regresen al cenobio, puesto que mientras el Vaticano diga lo contrario continúa siendo su casa.
Jorge Gibert se encuentra en la actualidad «descansando» en el monasterio trapense de Viaceli, en Cóbreces (Cantabria), mientras que el padre Lawrence está en Galicia, en el claustro cisterciense del Priorato de Sobrado de los Monjes
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Enviado por Fratertempli d´Asturies