Dicen que en estas tierras del suroeste de Badajoz, cuando una mujer es rica, se casa en Guadalupe para que sus posesiones no pasen al marido. Esta leyenda real o realidad legendaria viene desde la Edad Media, cuando se establece en esta zona pacense el Fuero de Baylío, que también se aplicó en Cheles a partir de su reconquista por los templarios en 1231, reinando Fernando III. Los templarios estuvieron en Cheles hasta 1374. Pero no en el actual Cheles, sino en el primitivo emplazamiento del pueblo, en la Sierra de San Blas, junto al Guadiana, un poco más al norte de donde hoy está.
En el siglo XVI, el tercer señor de Cheles, Juan Manuel de Villena, decide trasladar el pueblo a su actual emplazamiento. Y allí sigue Cheles, siempre española, a pesar de estar a un paso de Portugal. La guerra con los vecinos lusos (1640-1668) hizo estragos en el pueblo: se despobló totalmente. Firmada la paz, algunos regresaron, pero se sucedieron las desgracias: plagas, sequías, inundaciones, alimañas... Poco a poco, el pueblo se fue recuperando y las posteriores guerras (Independencia, Civil) pasaron de puntillas por Cheles.
En 1699 se acabó de construir su viejo ayuntamiento, un precioso edificio de arquitectura popular que fue derribado en 1962 por preclaras mentes 'modernas', de esas que les cambiaban a los anticuarios muebles de avellano por mesas de formica. El personaje más ilustre de la historia de Cheles es el conquistador Baltasar Pinto Leite. Aunque sus apellidos no pueden ser más portugueses, era chelero de pura cepa y llegó a ser regidor de la ciudad de San Juan (Argentina), en cuya fundación participó. También han nacido ilustres cheleros en el seno de la familia Díaz Ambrona, que tiene importantes posesiones en el municipio.
En el siglo XVI, el tercer señor de Cheles, Juan Manuel de Villena, decide trasladar el pueblo a su actual emplazamiento. Y allí sigue Cheles, siempre española, a pesar de estar a un paso de Portugal. La guerra con los vecinos lusos (1640-1668) hizo estragos en el pueblo: se despobló totalmente. Firmada la paz, algunos regresaron, pero se sucedieron las desgracias: plagas, sequías, inundaciones, alimañas... Poco a poco, el pueblo se fue recuperando y las posteriores guerras (Independencia, Civil) pasaron de puntillas por Cheles.
En 1699 se acabó de construir su viejo ayuntamiento, un precioso edificio de arquitectura popular que fue derribado en 1962 por preclaras mentes 'modernas', de esas que les cambiaban a los anticuarios muebles de avellano por mesas de formica. El personaje más ilustre de la historia de Cheles es el conquistador Baltasar Pinto Leite. Aunque sus apellidos no pueden ser más portugueses, era chelero de pura cepa y llegó a ser regidor de la ciudad de San Juan (Argentina), en cuya fundación participó. También han nacido ilustres cheleros en el seno de la familia Díaz Ambrona, que tiene importantes posesiones en el municipio.
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Extremadura