La doctora en historia Barbara Frale no es una novelista que inventa cuentos de merovingios ni códigos secretos. Es una historiadora reputada, especializada en los templarios y también en rastrear en los archivos medievales del Vaticano, donde trabaja como funcionaria. Frale presentó el domingo en "L'Osservatore Romano", el diario oficioso del Vaticano, un texto del s.XIII que parece demostrar que durante más de un siglo los Templarios conservaron en secreto (y veneraron) la Sindone o Sábana Santa de Turín.
Barbara Frale, que en 2003 encontró las actas del juicio contra los templarios de 1308, afirma que durante sus investigaciones ha hallado un texto de un joven templario francés, Arnaut Sabbatier, que entró en la orden en 1287. En los interrogatorios explica que en su iniciación en la orden le llevaron "a un sitio secreto al que solo tenían acceso otros hermanos del Temple", y que allí le enseñaron "una tela de lino larga en la que estaba impresa la figura de un hombre" y le pidieron que venerara la imagen besando sus pies tres veces.
La doctora Frale sostiene que esta tela larga de lino podía ser la que hoy conocemos como la "Sábana Santa de Turín", donde se ve la imagen de un hombre con un casquete de espinas, como Cristo, y que de declaraciones como esta surgió el rumor interesado de que los templarios "adoraban ídolos", especialmente los de "una figura barbuda". La doctora Frale opina que este documento refuerza la teoría de que la Sábana Santa estuvo en manos de los templarios durante un siglo, ya propuesta en 1978 por el historiador británico Ian Wilson.
En Constantinopla en 1204; en Francia en 1353
En 1988 una prueba por Carbono 14 en tres laboratorios distintos dató el tejido entre los años 1260 y 1390, por lo que se debería descartar que se tratase de un tejido del siglo I usado como mortaja de Jesucristo. Pero muchos defensores del origen palestino antiguo de la tela afirman que hubo errores en la prueba del Carbono 14, porque el fragmento analizado fue de un remiendo medieval, no de la pieza en sí.
La Sábana Santa estuvo guardada en Constantinopla hasta que desapareció cuando los cruzados latinos saquearon la capital bizantina en 1204. Reapareció después en 1353, en la ciudad francesa de Lirey: la exhibían en una iglesia descendientes de Geoffroy de Charney, un templario quemado en la hoguera con el gran maestre Jacques de Molay. El texto de Arnaut Sabbatier indicaría que los templarios guardaron y veneraron la reliquia durante ese periodo.
Llegó a Turín en el siglo XVI y es propiedad de la Santa Sede desde 1983. En el año 2000 se expuso a la veneración de los devotos y volverá a exhibirse en el 2010, aunque la Iglesia nunca se ha pronunciado oficialmente sobre su autenticidad como materia de fe.
La historiadora defiende a los templarios solo en parte. Dice que la acusación de que en un ritual de iniciación escupían al crucifijo probablemente era cierto, pero como una forma de prepararlos a hacer eso si eran capturados por sarracenos, sin perder la fe. La autora, por ejemplo, es la primera en publicar la oración especial de los templarios para cuando estuvieran encarcelados injustamente, pidiendo a la Virgen persuadir a "nuestros enemigos" de que abandonen calumnias y mentiras.
Sin embargo, escribió Frale acerca del tema, "hoy sabemos que la disciplina primitiva del Templo y su espíritu auténtico se habían corrompido con el paso del tiempo, cayendo en la decadencia y dejando abierta la difusión de las malas costumbres". Aún así, "de ningún modo se habían convertido en herejes y el proceso fue en definitiva un medio para apropiarse de su patrimonio", afirma la autora.
Encontradas las actas del juicio de 1308: inocentes de herejía
En 2003 Barbara Frale encontró las actas del juicio contra los templarios en tiempos del Papa Clemente V (1305-1314), el "pergamino de Chinon", de 1308, que había estado perdido -mal catalogado- durante siglo (véase aquí este pergamino en la web del Archivo Vaticano http://asv.vatican.va/es/visit/doc/zoom03.html o una de las 799 copias modernas facsímil actualmente en venta: http://www.scrinium.org/scrinium/Opere.php?idProgetto=3&idLingua=1 ).
En este documento, se demuestra que la Iglesia declaró a los Templarios absueltos de las acusaciones de herejía. Pero Clemente V, al considerar demostrados algunos casos de corrupción económica o sexual, decidió suspender la Orden de forma "no definitiva" para no enfurecer al rey de Francia, que presionaba para confiscar todas las posesiones del Temple y financiar con ellas sus guerras contra Inglaterra. Como Francia insistió en presionar al Papa, en 1312, durante el Concilio de Vienne, el Pontífice promulgó la bula «Vox in Excelso», en la que declaraba no haber investigado las acusaciones de herejía, una forma ambigua de no comprometerse.
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