Para el Arxiduc fue "uno de los más viejos edificios de la ciudad de Palma, desgraciadamente destruido en gran parte". En el Liber Maiolichinus, que narra la expedición pisano catalana de 1115 contra Mallorca, se refiere al lugar cuando narra las operaciones militares. "La tropa avança cap a la porta esquerra, la que mira a llevant, que es sap que és la més propera al mar", según la interpretación y la traducción de Maria Magdalena Riera. En el Llibre del Repartiment es citada como Almudaina de Gomera. En el plano de Antoni Garau del año 1644 se cuentan hasta 12 torres almenadas. En los del siglo XVIII mantiene su estructura sin variaciones. En 1677 se instala allí la Casa de Misericordia...
Todas estas referencias apuntan hacia El Temple o Almudaina de Gumara o Gomera. Se trataba de una fortificación dentro de la misma ciudad que debe su nombre a una tribu bereber que se debió instalar en este lugar, en la segunda almudaina de Madina Mayurqa. Tiene por tanto razón el Arxiduc cuando asegura que es uno de los edificios más antiguos de la ciudad. También la tiene cuando recuerda que es uno de los peor conservados.
Se trataba de un recinto amurallado adosado a la defensa medieval de la ciudad en su parte oriental. Rosselló Bordoy y Maria Barceló dudan de si el conjunto era "una ciudadela con valor defensivo" o si se trataba de "una de las puertas de la madina que por circunstancias especiales se la dotó de una defensa muraria de la que carecían las restantes puertas de la ciudad".
Después de la conquista, Jaume I cedió la fortaleza a los templarios, que siempre gozaron de la protección real. Un siglo después, en 1311, el Papa ordenó la disolución de la orden del Temple y el edificio pasó a la de San Juan de Jerusalén.
La fortificación fue degradándose paso a paso. Sin embargo, en los planos de Palma de finales del siglo XIX aún se reflejan las torres, pese a que había pasado a manos particulares tras su desamortización. La demolición de las murallas desfiguró lo que quedaba de una edificación cuyas primeras referencias escritas se remontan al siglo XII.
Ahora el Ayuntamiento de Palma, nuevo propietario, iniciará las catas arqueológicas imprescindibles para saber qué se puede recuperar de la Almudaina de Gumara. Quizás aún nos quede un leve aroma de lo que fue nueve siglos atrás.
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