Desgraciadamente y como en todos los lados, en esto del templarismo también hay quien sin querer dar la cara públicamente como templario, por miedo a perder el chollo editorial que mantiene, sí se erige como abogado defensor de un temple distorsionado, nuevo y empeñado ya antes de nacer con extraños al mismo, que tan solo puede existir en su paranoica cabeza de iluminado.
Es, (ya lo era cuando estaba con nosotros), un fanático extremista que sigue los dictados de cierto personaje del Cister que lo dirige a su antojo, para provecho suyo. Son curiosas y grotescamente comentadas sus contradicciones, publicadas en esos remiendos enciclopédicos, con aspiraciones a ser más de lo que realmente son, y que de continuar por esa senda nos veríamos obligados a reproducir para chanzas y risas del personal que entra al blog. (a buen recaudo los emails y escritos suyos que contradicen lo que ahora habla).
Desde su llamada espiritual por medio del Espíritu Santo, que según él fue a visitarle, hasta su fanática idea de preparar una Orden dirigida por el Cister y en la que entrarían tan solo los que el Cister quisiera, hasta las amenazas a miembros de las actuales ramas de la Orden con la espada de la excomunión lanzada por el simoniaco Clemente V en 1.318. Curiosamente esta es una de esas grotescas contradicciones, porque si según él, ninguna de las ramas de la Orden que existen en la actualidad son el Temple, entonces explíqueme como nos va a llegar la excomunión si lo que usted dice es que no existe el Temple, y si nos llega la excomunión será porque tenemos razón y estamos en el verdadero Temple. Esperemos que se aclare pronto, porque si no, el próximo libreto que saque su asociación, (libros por otra parte que ante la imposibilidad de escribir uno solo por si mismo, logra sacar adelante recopilando capítulos varios hechos por diferentes autores), ya no tendrá ni pies ni cabeza.
Es un pretencioso que está consiguiendo lo que en un principio fue su propósito, vivir del Temple, y vivir de la única manera que sabe, es decir, sin dar golpe y presumiendo de historiador, cuando no es más que un investigador, y no muy bueno por lo visto, ya que necesita de las investigaciones de los demás para presentarlas como propias.
Lo que un principio fue una buena asociación, ahora no es más que un esperpento de lo que fue, dedicándose nada más que a pensar maneras de ganar dinero con la excusa de la Orden. De ahí los recientemente episodios cirquenses de remiendos de esgrima y otras historias en las que el Temple como tal no tiene nada que ver, salvo la excusa que permite que la atracción de la gente por lo templario les haga acercarse a estas cómicas jornadas que le permiten continuar viviendo del cuento y sin dar golpe.
Una lástima porque a su alrededor hay algunos miembros de gran valía, y se podría hacer muchísimo más si no fuera por el miedo a que le recuerden su pasado neotemplario y su fanatismo dirigido por el citado miembro cisterciense. Al final el resultado es el de un iluminado, completamente trasnochado y trastocado, que bien quisiera ser el descendiente directo de Torquemada y su tristemente famosa Inquisición. No vale más que para programas mediáticos sin interes real e histórico realizados por aprovechados como él del boom templario y que gustan al gran público al mezclar lo esotérico, lo paranormal y la ficción, junto con el extremismo fanático de aquel que se cree poseedor de la verdad cuando en realidad no es más que un engreido al que ya no le queda credibilidad alguna. Lástima del que en tiempos fuera Comendador de la Orden y ahora es o pretende ser un triste inquisidor en provecho propio.
EL QUE TENGA OIDOS, QUE OIGA.