La dote es algo que cobran todas las ramas de la Orden a la entrada de sus postulantes, cuando van a ssr nombrados Damas, Caballeros o Sargentos. Es algo tradicionalmente aceptado por todos pero que realmente no tiene mayor sentido que el discriminar a quien no puede afrontar dicho gasto en vez de hacer la selección por medio de las virtudes del postulante. Incluso en algunas ramas se adelantan las Investiduras de Caballeros recien llegados y se posponen las de los postulantes que aunque llevan más tiempo esperando, no tienen el nivel económico que los otros, (tenemos comunicaciones y quejas de ex-miembros de otra rama por ese motivo que se ha dado en una muy reciente Investidura)
En la SMOTH-MIT se han preocupado de acabar con ese estado de cosas, y dado que ya no hay que mantener a tropas en Tierra Santa y que a diferencia de otras ramas, ningún porcentaje de la dote era reservada a los gastos de representación del Maestre, mientras que al mismo tiempo con el monto de la anualidad se cubren los gastos mínimos del Maestrazgo, LA DOTE QUEDA SUPRIMIDA, es decir, el novicio tan solo deberá comprar manto, venera y uniforme, nada más, y como también se ha buscado la fórmula para que con mayor calidad el precio sea menor, el resultado es que en España, por ejemplo, ese gasto de material, (manto, venera y uniforme), que queda en posesión para siempre del novicio, no como en otros sitios, (el grupito de kroker, por ejemplo, que aunque lo paga el que entra es de propiedad del grupo, con la natural y característica caradura de ese grupúsculo), baja en torno del sesenta por ciento.
Muchos dirán que esto se hace para lograr captar a mayor número de miembros. Nada más lejos de la realidad, en la SMOTH-MIT no captamos a nadie, vienen a llamar a nuestra puerta, pero ahora, cuando llamen, se encontrarán que a diferencia de otros, la dote ya no existe y lo que pagan es por necesitarlo ellos mismos para las ceremonias y se lo llevan a casa al ser de su propiedad.
La facilidad económica para acceder a la Blanca Milicia era algo por lo que mirábamos de conseguir desde hace bastante tiempo, ahora ya es una realidad. Nosotros no vivimos del Temple, no vivimos de la Orden, y eso se nota en esta medida adoptada para que nadie quede fuera de su Milicia por cuestión económica.
Para hacerlo no hace falta buscar que otros paguen o den "becas" para su ingreso y que el Prior de turno, y hablo de México en particular, puedan cobrar su parte de la dote para sus gastos de "representación". Aquí, directamente no se paga, porque ya no existe esa figura abusiva de la Dote.
Y si alguno se encuentra dolido por ello, que mire bien que le duele y porqué. Quizás es que esa fuente de ingresos no está dispuesto a perderla, ya que perdería reembolsos directos a su bolsillo, ¿verdad, Molinari?