Una nueva aplicación para el iPhone que se ha vuelto muy popular en Estados Unidos da seguimiento a la actividad religiosa de los usuarios, desde la lectura de la Biblia hasta la oración, y lo refleja en la llama de una vela virtual que aumenta de tamaño e iluminación con cada tarea completada.
Si el feligrés deja de lado su fe, la llama se apaga, y sólo puede ser reencendida si otro usuario “choca” físicamente un dispositivo móvil con el que tiene la llama extinguida.
La aplicación gratuita llamada Ignio -”encender” en latín- fue dada a conocer el mes pasado como una forma innovadora para que los católicos alienten a los jóvenes a ser más activos en su fe.
Aunque los programas religiosos para dispositivos móviles ya existen desde hace tiempo -y abarcan desde brújulas digitales para musulmanes que apuntan hacia la Meca hasta mensajes de texto inspiradores transmitidos a diario para diversas creencias- los creadores de Ignio dicen que su aplicación es la única que le ayuda a los católicos a vivir, compartir y llevar un registro de sus actividades en la fe.
“Estamos encendiendo una vela de esperanza”, dijo Andrés Ruzo, un empresario católico de Dallas que ayudó a crear Ignio.
Ruzo, de 50 años, es director general de Link America Inc. Entusiasmado por un viaje al Vaticano con un grupo de empresarios el año pasado, se puso en contacto con algunos diseñadores jóvenes en Dallas para crear la aplicación.
“Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”, dijo Ruzo, al tiempo que explicó que el nombre de Ignio es un poco un juego de palabras con ese proverbio, ya que los cristianos creen que Jesucristo es la “luz del mundo”.
Después de que el usuario baja el programa al teléfono celular, Ignio aparece en la pantalla como una vela apagada. Es posible elegir velas con imágenes de Jesús, la Virgen María, San Francisco de Asís u otros personajes católicos.
Para poder encender el pabilo, el usuario debe “chocar” físicamente o juntar repetidas veces su iPhone con el de otro que ya use Ignio.
La llama permanece encendida siempre y cuando uno participe en diversas actividades espirituales, tales como colocar oraciones en el programa, hacer comentarios sobre las solicitudes de amigos para orar por ellos, utilizar la aplicación con el fin de encontrar una iglesia cercana o sólo “registrarse” para que los amigos se enteren de que uno está en un templo o estuvo allí esa semana. Ignio también lleva registro de la frecuencia con que uno lee la recomendación diaria de los versículos de la Sagrada Escritura que vienen en la aplicación.
Pero el usuario debe usar el programa al menos una vez cada dos semanas o la llama se apaga.
“Es tan sencillo”, dijo Ruzo. “Entre más ores con otros, más crece tu llama e ilumina más”.
Aunque algunos usuarios de Facebook suelen tener cientos de amigos virtuales, Ignio no permite tener más de 12, límite inspirado en el número de apóstoles de Jesús, señaló Ruzo.
Es más probable que haya transparencia y rendición de cuentas en esos grupos pequeños, dicen los organizadores.
“Esa es la belleza de Ignio. Forma comunidad, una pequeña comunidad”, dijo Roberto S. Skertchly, de 60 años, que pertenece a WeDoBelieve, una fundación sin fines de lucro creada para financiar la aplicación e idear más proyectos encaminados a impulsar la fe.
La fundación ha invertido cerca de 60.000 dólares en Ignio y tiene pensado recabar otros 100.000 a 120.000 dólares con el fin de desarrollar la versión para Android, un sitio en internet, y respaldar las operaciones de los servidores estructurales de Ignio, dijo Skertchly.
Los desarrolladores siguen ajustando la aplicación con el fin de hacerla más amigable para el usuario. La siguiente versión agrega notificaciones, una lista más amplia para elegir templos y corregirá algunas llamas que se extinguen prematuramente.
Skertchly calcula que la aplicación tiene entre 6.000 y 8.000 usuarios. Pero esa cifra podría incrementarse significativamente cuando Ignio sea presentado el jueves en el Congreso Nacional de Jóvenes Católicos en Indianápolis, Indiana, al que se espera asistan más de 25.000 alumnos de secundaria.
“Me sorprende cómo esto ya se ha extendido a diferentes regiones de Estados Unidos, y realmente ni siquiera lo hemos promovido”, dijo Flip Caderao, de 28 años, uno de los diseñadores de Ignio.
Caderao hizo notar que los usuarios ya los están inundando con correos electrónicos, en los que les hacen preguntas, los alientan a seguir con su labor y los felicitan. “Da un poco de miedo, pero también es impresionante”, afirmó.
El obispo Kevin J. Farrell, que encabeza la diócesis de Dallas, bendijo formalmente el lanzamiento de Ignio en su versión beta durante una ceremonia especial a mediados de año en la Catedral Santuario de la Virgen de Guadalupe en esa ciudad.
El prelado dijo sentirse complacido de que la gente esté “utilizando la tecnología para evangelizar”, un concepto que el papa Benedicto XVI ha respaldado recientemente como una forma de extender la fe.
@Santa Fe con agencias