Hoy, día de difuntos, aún estando siempre en nuestras oraciones queremos recordar a todos los +Hermanos y +Hermanas que durante estos ochocientos noventa y tres años del Temple han sido llamados al lado de Nuestro Señor.
Empezando por los primeros Templarios, por los Mártires de la Cruzada, pasando por los asesinados por la traición de Clemente V, por los que reposan en un inmundo vertedero de Belver de los Horrores y terminando por aquellos más recientes que se nos fueron bajo el Manto de Nuestra Señora. Por todos ellos nuestras oraciones siempre, hoy también.
Sabemos que continuan unidos a nosotros en esa cadena espiritual que nos une a todos y que vence a la misma muerte, y que hace que la Orden no muera nunca, que haya podido aguantar estos siglos de persecuciones y traiciones, de bulas y bulos sin sentido, de especuladores y farsantes, pero también de buenos +Hermanos y +Hermanas entregados/as a la misma.
Hoy oramos por todos los Templarios, sin distinción de rama alguna, sin distinción de ninguna clase, A TODOS, y les pedimos al tiempo que, desde donde se encuentren, velen por nosotros para que seamos dignos de vestir ese Blanco Manto con el que abandonaron este mundo para ya morar indefinidamente en el Reino de la Luz, al lado de Nuestro Señor, pues nadie más fiel y más leal para con Él que un Caballero o una Dama Templaria.
POR NUESTROS MÁRTIRES, POR NUESTROS CAIDOS,
NON NOBIS.