El padre Gibert será prior del cenobio hasta que Roma resuelva el recurso contra la expulsión l Lemarie no puede desempeñar el cargo al no ser monje
Mariola MENÉNDEZ
El emblemático monasterio de Valdediós podría dejar de tener tal categoría si deja de ser habitado por monjes. En ese caso se convertiría en una casa de religiosos. Si se tienen en cuenta las leyes que dicta la Iglesia católica, en el supuesto de que no prospere el recurso presentado por el padre Jorge Gibert ante la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada en Roma, el monasterio dejaría de ser considerado como tal para pasar a ser simplemente una casa en la que habita una comunidad religiosa. No hay que olvidar que el derecho canónico considera monasterio un lugar donde viven monjes y no frailes. Gibert solicita en su recurso que sea revocado el decreto de supresión del priorato.
La parte recurrente, atendiendo a las leyes de la Iglesia, señala que sólo existe un prior legítimamente constituido en Valdediós y hasta la fecha continúa siendo el padre Jorge Gibert, a pesar de que haya dejado el cenobio maliayés antes de la llegada de los nuevos moradores, la comunidad de San Juan, aduciendo problemas de salud. Hasta que no sea firme el decreto dado por la Santa Sede después de que fuera recurrido por el propio Gibert, este cargo sólo le corresponde al padre cisterciense, quien es además superior mayor. Es decir, no depende de ningún monasterio y sí directamente de la Santa Sede.
Los partidarios del Císter afirman también que aunque las circunstancias fueran otras, el padre Tarsicio Lemarie tampoco podría ser prior porque es fraile y este cargo está reservado a los monjes que son superiores de un priorato o monasterio o el que sigue en cargo al abad. Son comunidades que viven una vida contemplativa alejada del exterior y en una clausura más o menos rigurosa. Han realizado votos de estabilidad y conversión de costumbres, pobreza, castidad y obediencia. Viven dedicados principalmente al oficio divino, la oración y el trabajo. Por el contrario, los frailes de la comunidad de San Juan tienen una vida activa orientada fundamentalmente a la labor apostólica. En la hospedería promoverán ejercicios espirituales.
Mariola MENÉNDEZ
El emblemático monasterio de Valdediós podría dejar de tener tal categoría si deja de ser habitado por monjes. En ese caso se convertiría en una casa de religiosos. Si se tienen en cuenta las leyes que dicta la Iglesia católica, en el supuesto de que no prospere el recurso presentado por el padre Jorge Gibert ante la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada en Roma, el monasterio dejaría de ser considerado como tal para pasar a ser simplemente una casa en la que habita una comunidad religiosa. No hay que olvidar que el derecho canónico considera monasterio un lugar donde viven monjes y no frailes. Gibert solicita en su recurso que sea revocado el decreto de supresión del priorato.
La parte recurrente, atendiendo a las leyes de la Iglesia, señala que sólo existe un prior legítimamente constituido en Valdediós y hasta la fecha continúa siendo el padre Jorge Gibert, a pesar de que haya dejado el cenobio maliayés antes de la llegada de los nuevos moradores, la comunidad de San Juan, aduciendo problemas de salud. Hasta que no sea firme el decreto dado por la Santa Sede después de que fuera recurrido por el propio Gibert, este cargo sólo le corresponde al padre cisterciense, quien es además superior mayor. Es decir, no depende de ningún monasterio y sí directamente de la Santa Sede.
Los partidarios del Císter afirman también que aunque las circunstancias fueran otras, el padre Tarsicio Lemarie tampoco podría ser prior porque es fraile y este cargo está reservado a los monjes que son superiores de un priorato o monasterio o el que sigue en cargo al abad. Son comunidades que viven una vida contemplativa alejada del exterior y en una clausura más o menos rigurosa. Han realizado votos de estabilidad y conversión de costumbres, pobreza, castidad y obediencia. Viven dedicados principalmente al oficio divino, la oración y el trabajo. Por el contrario, los frailes de la comunidad de San Juan tienen una vida activa orientada fundamentalmente a la labor apostólica. En la hospedería promoverán ejercicios espirituales.
@Lanuevaespaña
enviado por Fratertempli Asturias