Primero fue Islandia, ahora Chipre, y es que SE PUEDE resistir a esa Europa de los Mercados y construir entre todos esa Europa de la Personas. No es justo que la crisis provocada por banqueros, grandes empresarios, gobiernos, los paguemos los ciudadanos, y ya no se conforman con aprobar leyes injustas, ya directamente, al más puro estilo de ejército de ocupación expolian y roban directamente nuestros ahorros, el que los tenga, secuestrando nuestras cuentas bancarias y metiendo la mano en las mismas hasta chuparnos lo que les de la gana de nuestro esfuerzo, del fruto de nuestro trabajo.
SI SE PUEDE, Chipre lo ha demostrado de momento, saliendo a la calle, obligando a sus políticos a votar en contra de esa dictadura mandada desde Bruselas pero realmente ordenada por esa nueva dictadora disfrazada de demócrata, Merkel, que nos recuerda la imagen y sombra de Adolf Hitler, hace tiempo ha comenzado una nueva guerra mundial, la tercera, esta vez sin proyectiles, sin balas, esta vez a través de la explotación y la asfixia de los ciudadanos que se quedan en la calle por no poder pagar sus hipotecas, qeu no tienen que comer, mientras nuestro políticos, el primero nuestro presidente de gobierno de muestran su sumisión a las fuerzas invasoras y se convierten en funcionarios de Bruselas en vez de se los dirigentes elegidos por unpais para la administración y defensa de sus ciudadanos, no de los intereses de una alemana que no duda en estrujar el cuello económico de miles y miles de familias españolas, de millones de familias europeas.
Tendríamos que aprender de Islandia, de Chipre, y salir a la calle, obligar a nuestros políticos a rebelarse en defensa de los españoles, que dejen que paguen la deuda quienes las han provocado, que recorten a Rato y al grupo de banqueros que se frotan las manos después de gastarse el dinero a manos llenas repartiéndose sueldos y beneficios inmensos sabiendo que después se acudirá en su ayuda y los "paganos", los que pagarán sus abusos y derroches serán los ciudadanos de a pie, esos trabajadores sobre los que siemopre, siempre, recae la culpa de los poderosos.
Salgamos a la calle y rebelémonos contra esta nueva manera de guerra, de opresión, de robarnos, de expoliarnos, de convertirnos en filiales de un país invasor y enemigo, aunque venga disfrazado de salvador. Una resistencia hace falta ya.