Ante la misa de entronización
El Papa Francisco pide a los argentinos que en lugar de viajar a Roma den el dinero a los pobres
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En una carta enviada por la Nunciatura Apostólica en Argentina a todos los arzobispos y obispos del país, el Papa Francisco ha pedido a sus compatriotas que, en lugar de viajar a Roma para acompañarlo en la misa de entronización del próximo 19 de marzo, destinen el dinero que iban a usar con ese fin para "dárselo a los más pobres".
A través de este documento, recogido por la web de 'Aciprensa', el Pontífice ha recomendado a los argentinos que renuncien a ese "deseo legítimo", aunque matiza que sí espera que lo acompañen, pero "con oraciones y con la limosna que así ha solicitado para los hermanos más necesitados".
Con este gesto el Santo Padre repite uno similar que ya hizo antes cuando era Arzobispo de Buenos Aires y fue creado Cardenal por el Papa Juan Pablo II en febrero de 2001. En aquella oportunidad --según recuerda el diario-- el entonces Prelado suplicó a las personas que planeaban ir a Roma para acompañarlo en esa importante ocasión que usaran el dinero para los más necesitados.
El director de ACI Prensa, Alejandro Bermúdez, recuerda en su blog, bajo el título 'Bienvenidos al minimalismo de Francisco', que "como consecuencia de ello, la delegación del Cardenal Bergoglio en el consistorio fue una de los más pequeños, totalmente en desacuerdo con el tamaño y la importancia de Buenos Aires".
SIN EMBARGO, AUMENTAN LAS RESERVAS
Por su parte, el diario 'Clarín' recoge los datos de webs como 'Despegar.com' para asegurar que "desde el día de la fumata blanca la búsqueda de pasajes a Roma creció un 20 por ciento" y que en los vuelos que saldrán de manera directa en los próximos días a la capital de Italia "ya no quedaban muchas plazas libres".
En concreto, desde Aerolíneas Argentina, que tiene vuelos directos de Buenos Aires a Roma cada dos días, han señalado que todos los asientos de los aviones que partirán con rumbo a la capital italiana el sábado y el lunes "están totalmente vendidos", y no estaba previsto que se agregaran otros vuelos durante los próximos días.
Un hombre que siempre se preocupó por cuidar a los demás
Los que creemos que el Espíritu Santo actúa, sabemos que él puede romper de golpe todos los esquemas humanos.
Desde el punto de vista del poder terreno, el cardenal Jorge Bergoglio no contaba con una base de poder que le garantizara un apoyo humano suficiente, no se hizo campaña ni tenía conexiones importantes como para asegurarse un lobby exitoso en la votación papal.
Un día antes de su viaje a Roma, lo llamé por un trámite de mi universidad, y al final de la conversación me dijo: "Tucho, te pido encarecidamente que reces para que Dios nos ilumine a los cardenales y podamos elegir papa pronto, porque me quiero volver rápido a Buenos Aires". Dios tenía otros planes.
Los que lo conocemos sabemos de su austeridad real y sincera, de su intenso amor por los que sufren.
Él sueña una Iglesia identificada con el Jesús entregado, sencillo, generoso hasta el fin. Por algo eligió el nombre Francisco, evocando la alegre simplicidad de Francisco de Asís, aquel pobre hermano de todos.
En las palabras de su primer saludo, hay tres detalles destacables. En primer lugar, remarcó su origen, al decir que los cardenales fueron a buscar un papa al extremo del mundo.
Él es un papa del Sur, allí donde habitan los más pobres del planeta. Es el primer papa latinoamericano, que lleva en su corazón las angustias, los cansancios y el abandono de los que él llama "descartables".
En segundo lugar, se presentó insistentemente como obispo de Roma. Eso, que para muchos puede ser algo intrascendente, en realidad en la teología tiene un sentido muy profundo.
Para ser papa debe ser, ante todo, obispo de un lugar, de Roma. Desde su función de ser padre y pastor de esa porción concreta de la Tierra, presta también su servicio a la Iglesia universal como vínculo de unidad.
Eso tiene consecuencias importantes. Implica valorar las características de las distintas comunidades locales, con su propia historia y su perfil distintivo.
De ese modo, la unidad de la Iglesia, que el Papa asegura, queda enriquecida con las iniciativas, los sueños, los variados rostros de las iglesias locales del mundo entero.
En tercer lugar, recordó en su bendición a todos los hombres de buena voluntad. Así manifiesta de entrada una Iglesia abierta al mundo, capaz de incorporar en su corazón fraterno a todas las personas, aunque no compartan la misma fe.
La discreción de José
Bergoglio, ahora papa Francisco, tuvo siempre un gran cariño hacia la figura de San José. Ve en él una humilde discreción, ese mismo perfil bajo que siempre le gustó tener.
Sabemos que nunca en su vida quiso mostrarse cerca del poder, civil o militar, y tampoco frecuentó los espacios de poder eclesiástico. Pero al mismo tiempo José es la figura del hombre que cuida a Jesús y a María.
Me conmueve que hoy sea papa un hombre que siempre se preocupó por cuidar. Siendo arzobispo de Buenos Aires, nadie podía acercarse a él con un problema sin sentirse aliviado, porque él asumía como propias tus angustias y preocupaciones. Lo seguirá haciendo como papa, pero pensando ahora en el mundo entero, con sus inagotables dramas.
No todos son sus amigos, aun dentro de la Iglesia. Pero los católicos miramos siempre al Papa con ojos de fe.
Porque creemos que hoy Jesús le dice a Francisco las mismas palabras que dijo a Pedro, el primer papa: "Cuida mis ovejas, cuida mis ovejas" (Jn 21, 15-17).
Él se inclinó para pedir la oración de su pueblo. Por eso todos lo acompañamos con nuestra afectuosa oración. Dios te bendiga y te ilumine, hermano Francisco.