Como siempre, muchos criticarán que esto no tiene nada que ver con la Orden del Temple, y como siempre defenderemos que la Orden del Temple debe inmiscuirse en los problemas de su tiempo y no mirar solamente hacia atrás, hacia un pasado que si, que es nuestra historia, a la que respetamos, estudiamos, no olvidamos y por supuesto, nos sentimos orgullosos de ella,  pero debemos pensar que el presente es la historia del futuro, y ni podemos ni debemos darle la espalda.

NND, FTAT, +Anselmo de Crespi

Disfrutamos de plenitud democrática

La legitimidad de un sistema democrático se sustenta en las libertades políticas que permite, desde los presupuestos participativos a la elección de representantes, pasando por la iniciativa popular. El estado de España es un verdadero escándalo.

La iniciativa popular a la reforma constitucional, al proceso consituyente o al derecho de autodeterminación se encuentran prohibidas. También el resto de libertades relacionadas con la iniciativa popular (referéndum vinculante, revocación de cargos electos, derogación/ratificación legislativa y de tratados internacionales, petición colectiva al recurso de inconstitucionalidad…). Mención aparte merece la Iniciativa Legislativa Popular, reducida a una petición colectiva que no conduce a referéndum, está prohibida para leyes orgánicas y asuntos internacionales y no provoca contrapropuesta ni debate alguno…

Las libertades políticas que permiten una gestión directa ciudadana no andan mejor paradas: los presupuestos participativos están sujetos a la arbitrariedad de los gobernantes electos, lo que desmotiva premeditadamente su ejercicio, y el régimen representativo ha asumido como enemigos y combate abiertamente los Concejos que sobreviven.

Pero la misma libertad política de elección de representantes se encuentra mortalmente tergiversada, al ser una máquina de fabricación de mayorías al servicio de los grandes partidos: los poderes del Estado emanan del mismo acto electoral, un poder accesible únicamente a los partidos políticos mayoritarios, que no funcionan de forma democrática, y cuya financiación no es transparente. Las minorías sufren cada vez más trabas, la nominación de candidatos se realiza mediante listas cerradas, confeccionadas por las élites, que les somete a la “disciplina de voto”, la proporcionalidad voto/escaño es las más baja entre los sistemas proporcionales…

Partiendo de una Jefatura del Estado hereditaria, ejercida por un regente elegido por el dictador, todo es posible: que el poder Judicial emane del Legislativo mediante pactos de interés entre los partidos mayoritarios, que los principales centros de poder emerjan del Ejecutivo, que los medios de comunicación requieran de autorización política para su ejercicio, que las Juntas Electorales estén al servicio de los partidos mayoritarios, o que las comisiones parlamentarias o el defensor del pueblo apenas nos sirvan, como todos esos miles de secretarios, directores y subdirectores, asesores, gestores…, o que los presupuestos de los sindicatos mayoritarios dependan del Estado en más del 80%…

Como resultado de este sistema, y la corrupción, la evasión de capitales, los innumerables etcéteras que provocan, las personas ya no salimos a la calle, vivimos en la calle, denunciando las 24 horas del día que en ningún lugar del mundo reina la mezquindad en la política tan impunemente como aquí.

@DESMONTANDO MENTIRAS