No sólo los integristas islámicos se han lanzado en contra del bautismo en Semana Santa de un italiano musulmán por parte del Papa Benedicto XVI, sino que presuntos grupos de musulmanes moderados han calificado la conversión como un acto provocador. Y esto lo dice Aref Ali Naced, uno de los líderes de eso que se viene denominando islam moderado, que aboga por el diálogo cristiano-musulmán. Nayed, quien es director del Centro de Estudios Estratégicos Islámicos en Ammán, considera que aunque la conversión de Allam era un asunto personal, con sus ataques sobre el islam tensaban las relaciones entre los musulmanes y la Iglesia católica. “Todo el espectáculo (…) provoca genuinos cuestionamientos acerca de los motivos, intenciones y planes de algunos de los asesores del Papa sobre el islam.”
Nayed es uno de los 138 eruditos musulmanes que en octubre pasado publicaron un llamado sin precedentes titulado “Una Palabra Común” que insta a un diálogo serio entre cristianos y musulmanes sobre la base de valores compartidos y el amor a Dios y al prójimo, sin embrago la reacción que ha provocado la conversión de Magdi Allam, nos lleva de nuevo, por un lado a reflexionar el carácter intrínsicamente intolerante de la religión musulmana, y por otro, a cuestionar la autenticidad de este tipo de iniciativas, que al final más bien parecen encaminadas a conseguir un lavado de imagen propagandístico ante la opinión pública en Occidente.
Por su parte la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), reunida a finales de la semana pasada en Dakar, abogaba por usar la enorme comunidad musulmana ya presente en Europa, para presentar al islam ante la opinión pública occidental como “una religión de paz y de justicia, que exalta el conocimiento, el esfuerzo de reflexión personal y el pensamiento crítico”.
Sin embargo, al igual que sucede con el grupo de eruditos musulmanes moderados, en caso de que ese “pensamiento crítico” se dirija contra el islam, la reacción de nuevo ha de ser acudir a la intolerancia, adoptando medidas judiciales contra todo aquel que ponga en duda que “el islam es una religión de paz y de justicia”, instando el boicot a productos europeos o incluso, según las propuestas más extremistas adoptar acciones de represalia, todo ello por supuesto en aras del dialogo entre civilizaciones y la erradicación en Europa la islamofobia.