El diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, dedica este jueves dos amplios artículos a la figura del monseñor salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, asesinado en marzo de 1980 mientras oficiaba misa y defiende su beatificación como mártir de la Iglesia.
"Monseñor Romero, más allá de los que se dice, contó con la solidaridad de dos pontífices (Pablo VI y Juan Pablo II), como lo documenta el diario del mismo Romero. Eso constituye un punto firme" para el proceso de beatificación, escribió el vice director del diario, Carlo Di Cicco.
Se trata de la primera vez que el diario de la Santa Sede dedica tanto espacio a monseñor Romero, cuya figura de persona comprometida con la defensa de la justicia social, divide a la misma jerarquía de la Iglesia católica.
"Monseñor Romero, más allá de los que se dice, contó con la solidaridad de dos pontífices (Pablo VI y Juan Pablo II), como lo documenta el diario del mismo Romero. Eso constituye un punto firme" para el proceso de beatificación, escribió el vice director del diario, Carlo Di Cicco.
Se trata de la primera vez que el diario de la Santa Sede dedica tanto espacio a monseñor Romero, cuya figura de persona comprometida con la defensa de la justicia social, divide a la misma jerarquía de la Iglesia católica.
"Monseñor Romero fue víctima de la polarización política, que no dejaba espacio a la caridad y a que ejerciera como pastor. Fue contrario tanto a la violencia del gobierno militar como a la de la guerrilla y vivió como pastor el drama de su rebaño", escribe en el mismo diario monseñor Vincenzo Paglia, postulador de la causa de beatificación.
Monseñor Romero fue asesinado por un francotirador de los escuadrones de la muerte el 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital para cancerosos Divina Providencia de San Salvador.
La causa para la beatificación del religioso centroamericano, abierta desde 1994, ha encontrado numerosos obstáculos en el Vaticano, por lo que algunos observadores llegaron a denunciar presiones políticas.
"Poco después de su muerte busqué reacciones en el Vaticano, me parecía monstruoso el asesinato de un obispo en el altar. La respuesta fue: no se sabe aún el color de la bala que mató al arzobispo", contó Di Cicco, que conoció a Romero dos meses antes de su asesinato.
En febrero pasado, el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal portugués José Saraiva Martins, negó que se quiera obstaculizar la beatificación de monseñor Romero y explicó que la demora se debe a que se debe determinar "con claridad" su martirio, es decir si murió por 'odio a la fe' o por razones políticas.
"El mismo Juan Pablo II ha reconocido públicamente su figura, cuando visitó su tumba en circunstancias dramáticas y también cuando lo citó entre los mártires del siglo XX y oró por el 'inolvidable monseñor Oscar Romero, asesinado en el altar'", subraya Di Cicco.
Por su parte Paglia recuerda que Romero "era la persona más respetada de su país y por pedir insistentemente que se aplicara la doctrina social de la Iglesia fue acusado de ser comunista, aunque siempre condenó el comunismo y nunca cambio de opinión sobre ello", escribió.
Centenares de salvadoreños participaron el lunes pasado en una procesión para conmemorar el 28 aniversario del asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, a quien consideran "la voz de los sin voz".
La procesión se detuvo ante el monumento a las víctimas de la guerra civil salvadoreña (1980-1992).