MADRID (AFP) — El arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela, que encarna la línea conservadora de los obispos españoles, fue elegido el martes presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) tras un tenso período en las relaciones entre la cúpula eclesiástica y el gobierno socialista español.
Rouco Varela, que ya fue presidente del Episcopado español entre marzo de 1999 y marzo de 2005, fue elegido por tres años frente al presidente saliente, el moderado Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao, en una votación realizada durante la asamblea plenaria de los 76 obispos y arzobispos del país.
Blázquez, que ha sido presidente durante sólo un mandato de tres años -cuando tradicionalmente los presidentes de la CEE repetían mandato-, fue elegido este martes vicepresidente del episcopado, en un cambio de roles con Rouco Varela.
El nuevo presidente, gallego de 71 años, es arzobispo de Madrid desde 1994 y cardenal desde 1998.
Su elección tiene lugar en plena campaña electoral española y tras un tenso período entre la cúpula de la Iglesia y el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero por varias medidas sociales adoptadas en sus cuatro años de mandato.
Rouco declaró este martes que pretende con el gobierno español una "colaboración leal".
"La relación de la Conferencia Episcopal con la sociedad y la comunidad política y sus autoridades es siempre de colaboración leal, pensando en el bien común y pensando en aquellos aspectos del bien común que deben tender más directamente y expresamente a la finalidad evangelizadora", explicó.
El número dos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Blanco, declaró que espera que Rouco ejerza su cargo "buscando el diálogo y no la confrontación".
Para la cabeza de lista de los socialistas catalanes por Barcelona, Carme Chacón, actual ministra de Vivienda, el nuevo presidente de la CEE es la "palpable demostración" de la "radicalización de parte de la Iglesia".
El candidato a la presidencia del gobierno por la coalición Izquierda Unida (IU, procomunista), Gaspar Llamazares, consideró una "mala noticia" la elección de Rouco, por considerar que la jerarquía eclesiástica seguirá intentando que su "moral dogmática se imponga a la moral ciudadana".
"Esto nos augura una legislatura más dura en las relaciones entre Iglesia y gobierno", aunque "todo dependerá de cuánto quieren el gobierno y la iglesia tensar la cuerda", estimó Carlos Mendo, columnista y ex responsable de la edición internacional de El País.
"Un enfrentamiento frontal con la iglesia católica demuestra que siempre ha perdido quien se ha enfrentado" a ella, apuntó.
En los últimos cuatro años, los obispos denunciaron las políticas de Zapatero en materia social como la ley de matrimonios homosexuales, el divorcio exprés y la asignatura de Educación para la Ciudadanía, alternativa a la de religión.
El 30 de diciembre, los obispos no dudaron en volver a manifestarse en la calle en Madrid, entre ellos Rouco Varela, para acusar al gobierno socialista de socavar la democracia y los derechos humanos con esas leyes, entre las que incluyeron el aborto, permitido en España con condiciones desde hace 22 años.
A finales de enero, el Episcopado difundió una "nota de orientación" ante las elecciones legislativas del 9 de marzo en la que criticó los fallidos contactos del gobierno con la organización independentista armada vasca ETA, lo que llevó al ejecutivo español a expresar su "malestar e indignación" ante el Vaticano.
El presidente del gobierno español advirtió el domingo en una entrevista en la prensa que estaría "atento" a la elección del cabeza de la CEE y que si gana las elecciones pretende "establecer unas reglas del juego que se respeten" entre el ejecutivo y la Igles
Rouco Varela, que ya fue presidente del Episcopado español entre marzo de 1999 y marzo de 2005, fue elegido por tres años frente al presidente saliente, el moderado Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao, en una votación realizada durante la asamblea plenaria de los 76 obispos y arzobispos del país.
Blázquez, que ha sido presidente durante sólo un mandato de tres años -cuando tradicionalmente los presidentes de la CEE repetían mandato-, fue elegido este martes vicepresidente del episcopado, en un cambio de roles con Rouco Varela.
El nuevo presidente, gallego de 71 años, es arzobispo de Madrid desde 1994 y cardenal desde 1998.
Su elección tiene lugar en plena campaña electoral española y tras un tenso período entre la cúpula de la Iglesia y el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero por varias medidas sociales adoptadas en sus cuatro años de mandato.
Rouco declaró este martes que pretende con el gobierno español una "colaboración leal".
"La relación de la Conferencia Episcopal con la sociedad y la comunidad política y sus autoridades es siempre de colaboración leal, pensando en el bien común y pensando en aquellos aspectos del bien común que deben tender más directamente y expresamente a la finalidad evangelizadora", explicó.
El número dos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Blanco, declaró que espera que Rouco ejerza su cargo "buscando el diálogo y no la confrontación".
Para la cabeza de lista de los socialistas catalanes por Barcelona, Carme Chacón, actual ministra de Vivienda, el nuevo presidente de la CEE es la "palpable demostración" de la "radicalización de parte de la Iglesia".
El candidato a la presidencia del gobierno por la coalición Izquierda Unida (IU, procomunista), Gaspar Llamazares, consideró una "mala noticia" la elección de Rouco, por considerar que la jerarquía eclesiástica seguirá intentando que su "moral dogmática se imponga a la moral ciudadana".
"Esto nos augura una legislatura más dura en las relaciones entre Iglesia y gobierno", aunque "todo dependerá de cuánto quieren el gobierno y la iglesia tensar la cuerda", estimó Carlos Mendo, columnista y ex responsable de la edición internacional de El País.
"Un enfrentamiento frontal con la iglesia católica demuestra que siempre ha perdido quien se ha enfrentado" a ella, apuntó.
En los últimos cuatro años, los obispos denunciaron las políticas de Zapatero en materia social como la ley de matrimonios homosexuales, el divorcio exprés y la asignatura de Educación para la Ciudadanía, alternativa a la de religión.
El 30 de diciembre, los obispos no dudaron en volver a manifestarse en la calle en Madrid, entre ellos Rouco Varela, para acusar al gobierno socialista de socavar la democracia y los derechos humanos con esas leyes, entre las que incluyeron el aborto, permitido en España con condiciones desde hace 22 años.
A finales de enero, el Episcopado difundió una "nota de orientación" ante las elecciones legislativas del 9 de marzo en la que criticó los fallidos contactos del gobierno con la organización independentista armada vasca ETA, lo que llevó al ejecutivo español a expresar su "malestar e indignación" ante el Vaticano.
El presidente del gobierno español advirtió el domingo en una entrevista en la prensa que estaría "atento" a la elección del cabeza de la CEE y que si gana las elecciones pretende "establecer unas reglas del juego que se respeten" entre el ejecutivo y la Igles