Yo creo, que con su permiso, me voy a comprar el libro de memorias de Alfonso Guerra, y lo haré no solo por informarme, sino para, tratándose de una antiguo vicepresidente del Gobierno de España, documentarme de primera mano y reafirmarme en que desde el primer momento hemos sido solo carnaza de esa casta que ahora descubrimos, cuando ya no tiene remedio, de políticos profesionales que se han dedicado desde que se pudieron presentar por primera vez a unas elecciones a esquilmar un gran pais, a sus ciudadanos, y de esos barros nos quedaron estos lodos de hoy, entre los que nos ahogamos sin que ninguno de ellos lance un salvavidas al que aferrarse.
Han desmantelado todo, unos desde la construcción de un pretendido estado del bienestar y otros desde la destrucción de ese pretendido estado del bienestar. Todos iguales, todos chorizos, todos ladrones, todos estafadores, y todos forrados mientras este país languidece viendo como aumentan los suicidios, como más gente es expulsada de sus hogares, como hay niños que solo hacen una comida al día, la del colegio, (Y OJO QUE AHORA VIENEN LAS VACACIONES Y YA NO HABRÁ COLEGIOS HASTA SEPTIEMBRE, PRETENDERÁN QUE NO COMAN HASTA ENTONCES), y como cada día se destruyen más empleos, aunque el mindundi que tenemos de presidente de gobierno nos diga contento y satisfecho que esto se está arreglando porque el paro ha bajado casi en noventa mil personas. Es el colmo de la caradura, si el paro no baja un poco en verano con la apertura de terrazas y chiringuitos en las playas no pensará que baje en noviembre. O nos toma por tontos o es que él es tonto para siempre, sin remedio de sanación.
Y tragamos, y tragamos, aguantamos, solo hablamos y hablamos, nos quejamos con palabras, cuando hay que salir a la calle, cuando hay que llevar la desobediencia total a un gobierno títere de Alemania, un presidente marioneta de Bruselas, y que continúan engañando con el euro que nos metieron entre pecho y espalda y que como bien dice Mario Conde no es más que la moneda alemana camuflada.
Basta ya de mentiras, de farsas, de estafas, de ladrones con corbata y escaño, basta ya de represión, de escrache encubierto al pueblo, al más necesitado. Basta ya de esa clase política corrupta y sin escrúpulos. Si no se van, echémosles, metámosles en la cárcel, quitémosles lo robado, y empecemos a construir pensando en el ciudadano, en el pueblo, en nosotros.
NND, FTAT, +Anselmo de Crespi
Guerra: la intervención de Banesto fue una venganza de Solchaga contra Conde por el escándalo de Ibercorp
Conde se negó a comprar Ibercorp, lo que hubiera evitado un escándalo para los social-liberales de Solchaga
"La iniciativa de la intervención de Banesto tuvo su motivación en la negativa de Mario Conde de hacerse cargo de Ibercorp". De esta forma tan tajante lo asegura el que fuera 'número dos' del Gobierno y del PSOE, Alfonso Guerra, en su último libro de memorias. Guerra dice textualmente que la decisión de Conde de no comprar Ibercorp para evitar el escándalo de los amigos de Solchaga motivó la 'venganza' de los 'social-liberales' del PSOE, que decidieron intervenir Banesto para castigar a Conde. Guerra vuelve a liarla, y a lo grande.
"Un asunto lateral que había de producir mucho ruido fue la intervención por el Banco de España del Banco Español de Crédito, cuyo presidente era Mario Conde. No se trata de que no hubiera razones para la intervención, pero tal parece que la iniciativa tuvo su motivación en la negativa de Conde a hacerse cargo de lbercorp. Acudieron a Conde el clan de los amigos, Mariano Rubio y Carlos Solchaga, antes de que estallase el escándalo con objeto de taparlo. Él no aceptó, y se vengaron con la intervención. Claro que encontraron razones, irregularidades -semejantes a las de Ibercorp- para hacerlo, pero la elección tuvo su origen en la operación de los puros en Ibercorp".
El escándalo de Ibercorp estalló en 1992 y le costó el cargo, entre otras cosas, al gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, así como a otras personas vinculadas al entonces ministro 'en alza' Carlos Solchaga. Un año después, en diciembre de 1993, el ministro de Economía, Solchaga, y el nuevo gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, decidieron la intervención de Banesto, que lo presidía Mario Conde.
Los protagonistas del 'caso Ibercorp'
No se puede entender al completo lo narrado por Alfonso Guerra si no recuerda, aunque sea someramente, el caso de aquel chiringuito financiero que algunos montaron cuando en España era muy fácil dar 'un pelotazo de la noche a la mañana'.
El 'caso Ibercorp' se destapó el 12 de febrero de 1992: fue un gran escándalo que implicó a destacadas personalidades financieras a raíz del descubrimiento de la falsedad de los listados de vendedores de acciones de Sistemas Financieros. Y es que sus principales impulsores, Manuel De la Concha (fallecido en 2011) yJaime Soto, habían eliminado de esas listas a personalidades de la vida política y económica española, entre ellas al entonces gobernador del Banco de España, Mariano Rubio. Además habían omitido sus ventas propias con un entramado de sociedades 'fantasma', a través de las que realizaron una compleja operación de autocartera.
La ocultación de información del Grupo Ibercorp a la Comisión Nacional del Mercado de Valores desveló una trama de irregularidades, desencadenó procesos administrativos y jurídicos contra sus responsables, encabezados por Manuel de la Concha, Jaime Soto y Benito Tamayo, y truncó la posibilidad de un tercer mandato de Mariano Rubio como gobernador del Banco de España, entre otras muchas cosas, como impedir que los social-liberales de Solchaga se hicieran con el poder en el Partido Socialista, según revela Guerra.
Como consecuencia de ese escándalo, Mariano Rubio Jiménez (1931-1999) cesó en el Banco de España en 1992 y llegó a ingresar en prisión provisional en mayo de 1996, de la que saldría bajo fianza a petición del Fiscal Jefe de MadridMariano Fernández Bermejo. Su sucesor, Luis Ángel Rojo llevó adelante la intervención de Banesto, de la que Alfonso Guerra sostiene que fue una vendetta contra Conde por no haber comprado Ibercorp en su momento y haber evitado el escándalo.
Las peleas internas del PSOE
Guerra revela en sus memorias lo que se cocía en la cocina interna socialista, y cuya lucha por el poder motivaron todas estas acciones. Todo se iniciaría en 1991, con el estallido del 'caso Filesa', o supuesta financiación irregular del PSOE.
En ese momento, los social-liberales como el navarro Carlos Solchaga ("el enano", según le llamaba Txiqui Benegas en una conversación que le grabó el Cesid) se amotinaron y lucharon por la dirección del PSOE, pero pasaron cosas que "les pusieron en su sitio": la primera fue la de Ibercorp de Manuel de la Concha y Jaime Soto, amigos de Mariano Rubio, Miguel Boyer y Carlos Solchaga (página 96 del libro de memorias). Ése es el origen del 'caso Banesto', según Guerra.
Escribe Guerra:
"Empezó a gestarse así una fisura que dividía de manera artificial a los que estaban involucrados en las irregularidades (lean corrupción) y los garantes de la limpieza, que, cosa curiosa, coincidían con los social-liberales opuestos a la dirección del partido. La teoría que fueron expandiendo con el apoyo de los medios colocaba al 'aparato' del partido como la imagen turbia del socialismo y a los miembros del Gobierno cercanos al liberalismo como los defensores de una nueva forma de hacer política; aquéllos cerrados en su 'aparato', éstos abiertos a la sociedad, aquéllos involucrados en operaciones económicas sucias, éstos limpios, sin mancha que pudiera obstaculizar su imparable ascenso hacia el timón del socialismo 'decente'".
Pero la evidencia de los hechos les derribó el castillo de naipes levantado para desplazar al socialismo hacia posiciones más tibias ideológica y políticamente. La primera perla de la limpieza vino de la mano de los amigos economistas, como escribe Guerra:
"Años atrás el Gobierno había concedido -a pesar de mi oposición y mi señalamiento del grupo de especuladores a quienes se entregaba- una ficha bancaria a Ibercorp, entidad pilotada por Manuel de la Concha y Jaime Soto, que formaban parte del clan de amigos de Mariano Rubio, gobernador del Banco de España, Miguel Boyer, ministro de Economía cuando se otorgó la autorización, y Carlos Solchaga, ministro de Industria entonces, y de Economía cuando estalló el escándalo de las irregularidades del grupo financiero y se descubrió que estaba complicado el propio gobernador del Banco de España".
Como recuerda el propio Guerra, los Grupos Parlamentarios pidieron la dimisión de Rubio y la creación de una comisión de investigación. El Gobierno se opuso. Solchaga acudió a la reunión de la Comisión Ejecutiva a explicar el asunto y manifestó solemnemente que 'pondría la mano en el fuego' por Mariano Rubio.
"El Banco de España acabó por intervenir Ibercorp después de múltiples intentos de que algún banco lo comprase, y Mariano Rubio terminó dimitiendo del cargo. La investigación mostró que la inspección del Banco de España conocía con anterioridad las irregularidades del grupo. Fue el primer indicio claro de que las operaciones económicas turbias no estaban en el 'aparato', sino que más bien vivían de los conmilitones de sus acusadores".