El solsticio de verano reaviva los interrogantes sobre este misterioso monumento prehistórico
reuters
Stonehenge se ha visto invadido una vez más durante el solsticio de verano
Druidas, hippies, devotos del sol y decenas miles de curiosos se congregan cada año para celebrar el solsticio de verano en Stonehenge. En este día, el sol atraviesa el eje de este santuario megalítico del condado inglés de Wiltshire formado por 17 menhires de hasta 45 toneladas dispuestos en un orden cuya significación astronómica aún se desconoce y que ha sido objeto de mitos, leyendas y de la investigación académica durante más de ocho
siglos.
¿Fue un templo en honor al sol? ¿Un observatorio astronómico? ¿Un cementerio de reyes? ¿Una especie de «Lourdes» neolítico al que iba la gente en busca de curaciones milagrosas? ¿O fue construido para explicar un enigmático efecto sonoro? Los investigadores aún siguen con sus pesquisas para intentar explicar, entre otras cuestiones, cómo lograron los antepasados de los británicos actuales que desde el centro de este complejo de 104 metros de diámetro se vea cómo la cima de la piedra Heel Stone coincide con la
salida del sol durante el solsticio.
Se sabe que las piedras azules que forman el mítico monumento prehistórico son de origen volcánico y proceden de Gales, de la zona de Preseli Hills, a más de 250 kilómetros de distancia. ¿Cómo llegaron hasta allí? ¿Cómo fueron colocadas? Algunos científicos piensan que las rocas fueron trasladadas a Stonehenge por humanos hace unos 5.000 años. Otros señalan, por el contrario, que fueron arrastradas hasta allí por movimientos glaciares hace cientos de miles de años.
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Amanecer en Stonehenge
El descubrimiento de unos 300 restos humanos con roturas de huesos y evidencias de enfermedades en tumbas cercanas han llevado a pensar que el monumento podría tener una finalidad curatoria. El análisis dental de estos restos ha permitido conocer que la mitad de ellos habían peregrinado hasta Stonehenge, lo que reforzaría esta teoría que no contradice otras que consideran este monumento declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como un lugar de adoración al sol.
Las primeras leyendas y teorías
Han sido muchas las teorías sobre este legado prehistórico desde que Henry de Huntingdon, un archidiácono de la diócesis de Lincoln, se refiriera a Stonehenge en su «Historia Anglorum» en el siglo XII y describiera las piedras «a la manera de puertas». Incluso éste basó algunos de sus trabajos en Geoffrey de Monmouth (c. 1100-1155) y su «Historia de los Reyes de Britania», fuente de la leyenda más famosa relacionada con el lugar según la cual el círculo de piedra sería un monumento construido por Merlín tras la victoria del rey británico Aurelio Ambrosio sobre el sajón Hengist. En esta Ronda de Gigantes habría sido enterrado el monarca británico tras su muerte, así como su sucesor Uther Pendragon, cuyo hijo sería el famoso rey Arturo. «Aunque criticada, sigue siendo popular y los cuentos de Merlin y la leyenda del rey Arturo siguen vinculadas al monumento», recoge en su web la English Heritage (Patrimonio Nacional), responsable del monumento.
En 1620, tras una visita de Jaime I, el duque de Buckingham emprendió la primera excavación conocida que apuntó la posibilidad de que hubiera sido construido por la civilización romana. Sin embargo, otra investigación llevada a cabo por orden de Carlos II descubrió la relación de Stonehenge con Avebury Henge y señaló otros círculos de piedra en otros lugares que no fueron ocupados por los romanos, por lo que se llegó a la conclusión de que eran templos de los británicos nativos.
Las investigaciones que prosiguieron en los siguientes siglos aún hoy continúan. Stonehenge sigue siendo un misterio.