Casa madre que en la actualidad es un restaurante llamado El Palacete, donde se guardan con esmero restos de tradiciones y religiones ya perdidas en la Ciudad Imperial. Forma parte esta casa de una manzana de hoy viviendas, muchas de ellas en ruina o en proceso de ello y que culmina por el este con la Iglesia de San Miguel, la Iglesia del Temple como la llaman los vecinos del lugar. Iglesia repleta de sensaciones y fuerzas positivas que al +Hermano respetuoso le impregnan nada más acercarse a la puerta del Templo donde antaño nuestros respetados +Hermanos Templarios de antaño celebraban sus ceremonias.
Esta Iglesia, como el barrio entero, ya hemos dicho que están fuera de cualquier recorrido ideado para turistas, quizás más interesados en descubrir la belleza del "Entierro del Conde Orgaz" o de la Iglesia de San Juan de los Reyes que en sentir la historia encerrada en el estrecho barrio del Temple.
Subibiremos, quizás otro día algunas fotografías más de la visita, y quizás algún otro comentario sobre tan fructífero y enriquecedor día, pero les aconsejamos que si algún día van a Toledo, no dejen de visitar ese entrañable Barrio, donde hoy la humedad y la dejadez municipal amenaza de ruina a las casas que en su día albergaron a tan valientes defensores de la cristiandad, y sientan como en la escondida Iglesia de San Miguel y en las estrechas y laberínticas calles, donde en una de ellas, por cierto, se inspiró Gustavo Adolfo Becquer para escribir y situar su leyenda del Cristo de la Calavera, se respira aun esa improta medieval y esa fuerza que imprimieron con su estancia unos caballeros que fueron condenados tan solo por amar a Nuestro Señor y defenderlo con todas sus fuerzas.
Y hablando de condenas, tampoco tiene desperdicio la hoy centro de pintura municipal y antaño casa de la tristemente famosa Santa Hermandad, la Inquisición, situada fuera del Barrio del Temple y hoy bautizada como La Posada de la Hermandad, en cuyo interior se conservan aun los siniestros calabozos o celdas donde encerraron a miles de personas que sufrieron posteriormente tormento y muerte. Allí la energía dejada por dicha y entrecomillada "Santa Hermandad" es completamente negativa, produciendo en los visitantes una amarga sensación, quizás fruto de la maldad que abrigaban esos corazones siervos de una equivocada vocación de servicio a Dios.
Que diferencia entre esos malditos servidores del mal y la entrega total a Nuestro Señor de los antiguos Templarios. La impronta la recoge la piedra y la transmite aun en el día de hoy para espanto en el caso de la Inquisición y para recogimiento y meditación en el de la Iglesia de la Orden del Temple, la Iglesia de San Miguel.
Non Nobis, el equipo de Fratertempli.