
Uno, en su creencia de que todavía existe esa dignidad y ese honor, parece que espera algo que quizás nunca ocurra, algo que haga recuperar el orgullo a esa rama de la Orden tan vilmente marcada por las acciones consentidas de algunos de sus miembros. Y digo consentidas porque en su prepotencia lograron mediante argucias que el Gran Maestre Fontes les nombrara Grandes Cruces, tirando por tierra el valor de dicha condecoración, pero aun asi fueron más lejos, logrando que nombrara Visitador Magistral para América a quien nunca fue digno representante del Gran Maestre, ni en esa tierra ni en ninguna otra.
Uno espera que al igual que Jacques de Molay, Fontes recupere la valentía y el coraje necesario para reconocer los errores cometidos y rectificar, no solamente retirando dichos nombramientos a la cuadrilla de Latinoamérica, sino expulsándolos de la Orden que él representa, y haciéndolo público, de manera que nunca ninguna otra rama los acepte en su seno.
Eso le daría categoría al Gran Maestre, categoría que está perdiendo consintiendo con su silencio y mirar para otro lado lo que todos le estamos denunciando. Eso demostraría que no está ahí solo por haberlo heredado, sino por creer en ello, por vivir para ello. Eso sería digno de un Gran Maestre. Lo contrario es, como ahora se comenta, cosas de la edad, tonterías que se hacen por no comprobar antes las cosas, al final que va a hacer, si ya es muy mayor, etc.
Este es el momento, ahora que todo el mundo conoce las andadurías de ese grupo, traicionando a los ideales de la Orden y a la Orden entera con sus acciones prepotentes y narcisistas. Ahora que hasta la OSMTJ del Gran Prior Buixeda dice que "el Gran Priorato de España da por concluida cualquier tipo de relación con Latinoamérica, que no sea la que se pueda llevar a cabo entre Delegaciones Territoriales de este Gran Priorato". Ahora que nadie ya les cree, ahora que el descrédito es total. Ahora es el momento.
Quizás, como decía en un principio del artículo, la dignidad sea cosa del pasado, y el honor ya no se estile. Quizás sea mucho pedir la valentía suficiente para actuar en consecuencia con el alto cargo que ostenta, heredado o no, pero que ostenta. O quizás no, quizás aun estemos a tiempo de volver a estar orgullosos de pertenecer a una Orden en la que los ambiciosos, los prepotentes, los falsos y los hipócritas no tienen cabida. Quizás aun estemos a tiempo de recibir una lección de dignidad de ese Gran Maestre que mira para otro lado y calla, guardando silencio ante los reprobables hechos ocurridos en Latinoamérica. Quizás la tradición del cargo le lleve a última hora a rectificar esos decretos emitidos por medio de la falsedad y el engaño, quizás al final acepte que se equivocó o le equivocaron. Entonces será creible, entonces será acreedor de nuestro respeto por algo más que por el cargo, POR SUS ACCIONES.
Hoy no lo es.