Los reyes de Aragón, Castilla, León y Navarra no pudieron apoyar las Cruzadas porque combatían a los árabes en la propia península Ibérica. Con todo, hubo caballeros de estos reinos que, a título personal, marcharon a Tierra Santa. Sus nombres brillan tras el paso de los siglos: el infante castellano don Alfonso del Jordán, Pedro González Romero, Hugo y Galcerán de Pinós o don Ramiro Sánchez, hijo del rey Sancho García de Navarra. La participación de guerreros procedentes de España en las Cruzadas está en el centro de la novela El lazo púrpura de Jerusalén (Grijalbo), que ha publicado Jesús Maeso de la Torre (Úbeda, Jaén, 1949).
La novela relata la historia de la orden de Monte Gaudio, una hermandad de caballeros nacida en España para guerrear en Tierra Santa junto a los templarios y hospitalarios. La novela surgió de una frustración infantil. "Desde pequeño tenía la espina de ver que en las historias de las Cruzadas aparecían caballeros francos, normandos e ingleses. Y, sin embargo, no aparecían españoles", relata el autor de las novelas La piedra del destino (2001) y El auriga de Hispania (2004).
La Orden de Monte Gaudio fue aprobada por el papa Alejandro III en 1173. En 1177, Sibila, hermana del rey leproso, Balduino IV de Jerusalén, donó rentas, torres y castillos a sus caballeros. Los personajes que vertebran la novela recorren el arco mágico de un tiempo apasionante. Brian de Lasterra, un navarro que llega a Oriente empujado por una promesa, Urso de Marsac, un comendador de las finanzas del Temple, Zahir ibn Yumblat, un guerrero musulmán de la secta de los drusos, y Jalwa, una adivinadora egipcia, protagonizan las tramas que tejen la novela. Todos ellos se mueven entre las intrigas del reino de Jerusalén y los enfrentamientos de Saladino con los monarcas cristianos.
@S. BELAUSTEGUIGOITIA @El Pais