Ares del Mestre
La roca más fuerte
F. P. PUCHE
Los caballeros templarios celebraban sus sesiones en la Sala Capitular de la vieja Lonja, donde ahora tiene su sede el Ayuntamiento. El amplio porche, sostenido por arcos mudéjares, era a un tiempo mercado y punto de reunión de la pequeña comunidad de ganaderos, agricultores y artesanos instalada en la montaña.
F. P. PUCHE
Los caballeros templarios celebraban sus sesiones en la Sala Capitular de la vieja Lonja, donde ahora tiene su sede el Ayuntamiento. El amplio porche, sostenido por arcos mudéjares, era a un tiempo mercado y punto de reunión de la pequeña comunidad de ganaderos, agricultores y artesanos instalada en la montaña.
En el siglo XII, cuando Valencia aún estaba muy lejos de conocer a don Jaime, este pueblo del interior de Castellón, Ares del Maestre, ya era de Alfonso II de Aragón; su hijo Pedro, dio carta puebla a la villa. Pero fue Jaime, en 1236, quien volvió a tomar la ciudad y a poner en administración los destinos de estas tierras, que fueron encomendadas a En Latre, el señor Ladrón de las viejas crónicas medievales.
Ares es la roca fuerte, la fortaleza templaria en la cima de la montaña, la altura inexpugnable, a más de 1.300 metros, junto a la que se arraciman las casas del pueblo que busca la confianza de las lanzas feudales. Tuvo tres recintos amurallados. Y la Mola, la gran roca, sigue mostrando la perforación hecha en tiempos oscuros de hachones, cota de malla y pasadizos.Barbacanas, torres de vigía, aljibes y almenas: fueron tiempos duros, de vigilia nocturna y recia pelea.
Tras dos o tres señores feudales, la propiedad pasó al Temple, que durante sus últimas décadas fijó en Ares la cabeza de una de sus encomiendas. Después, fueron los caballeros de la orden de Montesa quienes administraron la propiedad, hoy ruinosa tras siglos de abandono y peripecia.