Fotografía: Jaime García:
Sobre el caso Odyssey ha llegado el momento de decir algunas cosas claras. (Aviso a navegantes: éste es un artículo de opinón).
Después una batalla legal costosísima de cinco años por el expolio de la «Mercedes», Odyssey Marine Exploration ha tardado menos de una semana en volver a ofrecer sus servicios a España para «colaborar». Y resulta insultante.
Hay ahora un portavoz -anónimo, curiosamente- que le explica a la agencia Efe que «a pesar del largo litigio, a Odyssey le gustaría restablecer relaciones con España y trabajar de forma conjunta en futuras operaciones de arqueología subacuática». Añade que «fue más fácil llamarnos piratas y pintarnos como diablos, que trabajar duro por el interés del país y el futuro del patrimonio cultural».
Odyssey, la que engañó...
Esperemos que España ni conteste. ¿El interés del país al que engañó, expolió, insultó y no ha pedido perdón? ¿El futuro del patrimonio cultural que trató como mercancía y cuyo reparto neocolonial concertó con nobles iberoamericanos?
La nostalgia de los cazatesoros de los tiempos en los que entraban en los despachos del Gobierno, de la Junta y en las embajadas de Gran Bretaña y EE.UU de Madrid debe ser difícil de superar. Ante el «mono» de poder que debe sentir, el máximo responsable de Odyssey, Greg Stemm, debería sencillamente mirarse al espejo y repetir: «Por mi culpa, por mi gran culpa».
Solo han perjudicado a sus accionistas Odyssey jugó. Odyssey engañó sobre el barco expoliado. Odyssey trató de deslumbrar a nuestros funcionarios para lograr permisos infumables de instancias que no eran competentes, tratando al Estado español sin el respeto debido, casi como una república bananera. En el juicio de Tampa todo esto ha salido a la luz. Y tal vez solo ha perjudicado a sus accionistas y a la industria cazatesoros.
A sabiendas de que, según nuestra ley, no se puede comerciar con el Patrimonio, una y otra vez aprovecharon sus permisos de búsqueda de un buque inglés para barrer información (ojalá solo información) de más de 410 pecios. España ni siquiera tiene esa información de sus propias aguas y trataron de mercar esa documentación con el Gobierno a cambio de...
Odyssey se entregó a enredar las relaciones de Gran Bretaña con EspañaComo no llegaba el acuerdo y su paciencia se acababa, Odyssey no tuvo problema en expoliar un buque de Estado y la Justicia de su país, a la que recurrió pensando en que España no llegaría a perseguir sus actos hasta el final, le acaba de obligar a devolver el producto de sus fechorías. Tampoco tuvo problema en enturbiar las relaciones con Gibraltar ni con Gran Bretaña. Se entregó con entusiasmo a su papel. ¿Y ahora quiere trabajar para España? ¿Quieren aparecer como buenos chicos o víctimas de una injusta apreciación?
Haberlo pensado antes
Haberlo pensado antes. Haberlo pensado antes de recoger la información para la que no tenía permiso, realizando actividades arqueológicas sin supervisión en los fondos de las aguas españolas territoriales. Haberlo pensado antes de sacar 17 toneladas de monedas sin supervisión arqueológica española ni cuidados científicos. Haberlo pensado antes de ocultarlas en Gibraltar y de fletar dos aviones para llevárselo, sin comentar nada a las autoridades con las que tanto interés tenía (y ahora vuelve a tener) en negociar, siendo el de la Roca un aeropuerto de cosoberanía.
O no haber pensado que los hechos consumados bastarían para ocultar el engaño. O que podrían engañar siempre a la Guardia Civil. Y a la Armada. O que la opinión pública de España no exigiría una respuesta.
Odyssey exigió secreto
¿Quieren más? Durante el proceso, Odyssey exigió secreto a nuestros representantes para acceder a las monedas, a la información sobre el lugar del hallazgo, a los métodos utilizados... Así no se les ha juzgado por lo que hicieron ni por cómo lo hicieron, sino solo para saber si podían quedarse con las monedas. Con la otra mano no se ahorraron ataques personales ni mentiras ni medias verdades. Aquella declaración jurada de que no habían extraído nada más de «aguas españolas indiscutidas».
Con la sentencia en la mano trató de cobrarnos el estropicio, el mantenimiento del producto del expolio. Su abogada llegó a tener duras palabras para el tribunal ante el que ellos mismos habían prometido pagar los gastos ocasionados por la conservación de las monedas.
¿Amenazaron con vender por eBay nuevos expolios y ahora quieren trabajar?Incluso amenazaron sordamente con seguir explotando pecios de barcos españoles y vender los objetos por eBay como dando una lección a España por combatirlos. ¿Y ahora quieren trabajar otra vez aquí? El tal portavoz de los cazatesoros está muy perdido o todo es una broma sin sentido. Odyssey no ha sabido jugar. No ha sabido perder. No sabe cómo salir del enredo en el que se han metido solitos.
Tal vez interese saber que Odyssey no hace arqueología subacuática, por más que se esfuerce en disimularlo con millones de dólares en tecnología, y contratando a algunos arqueólogos, como señalaba Filipe de Castro, un verdadero arqueólogo, en ABC. Cuando entra en un pecio, aparta restos humanos para extraer el oro, rompe el registro histórico para vender monedas y sueña con negar el valor cultural e histórico del yacimiento para volver a contar todos los clichés de la historia de leyenda negra española , una salvación que nadie le ha pedido que se arrogue.
Revisión de Gran Bretaña
Salvo Gran Bretaña, que patrocinaba sus barcos mientras nos expoliaban y con la que, increíblemente, aún trabajan. Con un contrato, por cierto, que exigía buen comportamiento en una de sus cláusulas. Tal vez Londres debería revisarlo, ¿no?
Finalmente dicen que han realizado «esfuerzos considerables para llegar a un acuerdo positivo». Sí, pero menos que los esfuerzos que dedicaron a engañarnos. En el Juzgado de La Línea de la Concepción se investiga si también hicieron esfuerzos por dañar el patrimonio o realizaron esfuerzos de contrabando de bienes culturales. Hay un caso abierto, un sumario lleno de investigaciones sin terminar. El juez lo dirimirá.
Lucha por el conocimiento
«¿Quién hubiera conocido la 'Mercedes' sin nosotros?», concluyen. Y tienen algo de razón. La lástima es que ocurrió lo mismo con los budas de Bamiyán. Casi nadie los conocía hasta que los Talibán los dinamitaron. ¿Vale la pena destruir la historia para que se conozca?
Hasta aquí, todo es broma: perdonen, señores de Odyssey, perdonen. Venga a trabajar a España. Seguro que es un buen momento. Y un poco antes, pásense por La Línea para colaborar con nuestra justicia. Allí tienen trabajo, necesitan ayuda para explicar y documentar lo que ustedes hicieron realmente. Sería un buen principio. En plan buen rollo, por favor, no se crean que en España no les valoramos como se merecen...
@Menos del título del post, Jesús García Calero/ABC.es