Después de 800 años Kristina de Noruega, mujer del hermano de Alfonso X, tiene su capilla en honor a San Olav
La capilla de Covarrubias cumple el sueño de princesa Kristina de Noruega
Han tenido que pasar casi 800 años, pero la Princesa Kristina de Noruega, mujer del hermano de Alfonso X el Sabio, ya tiene su capilla en honor a San Olav en la localidad burgalesa de Covarrubias, donde descansan sus restos. De este modo, la princesa vikinga une de nuevo los dos países en un espacio que pretende convertirse en referente cultural y de peregrinación europeo, y que sirve para demostrar que las relaciones entre los dos países son «sólidas y estrechas».
La Princesa Kristina fue la «primera embajadora» de Noruega y en apostar por una «alianza de civilizaciones» con España a través de su matrimonio con el Príncipe Felipe de Castilla. Así se la recordó ayer en la inauguración de la Capilla de San Olav, que es la materialización de un «proyecto histórico» soñado hace casi ocho siglos y que mira hacia el futuro como punto de unión entre los dos países.
A través del recuerdo, convertido en parte en leyenda, de la Princesa Kristina, Covarrubias ha vivido siempre mirando hacia el norte noruego. Ya en 1978 se inauguró en la localidad burgalesa una réplica de una escultura del artista Britt Sorensen que se ubica en la localidad natal de Kristina, Tonsberg.
Ese recuerdo nunca olvidado ha ido cuajando con el paso del tiempo en el proyecto de construcción de la capilla de San Olav que retomó con fuerza la Fundación Princesa Kristina creada en 1992 con el objetivo de fomentar las relaciones culturales entre España y Noruega.
En el año 2006 se iniciaron los trámites para la construcción de esta capilla que ha supuesto una inversión superior al 1,3 millones de euros y ha contado además con la colaboración de distintas entidades no sólo públicas sino también privadas de los dos países, además de fondos de la Unión Europea.
Para su ubicación se eligió un paraje próximo a Covarrubias, conocido como el «Valle de los lobos», y para su diseño se realizó un concurso internacional de ideas que ganaron los vallisoletanos Pablo López Aguado y Jorge González Gallego. Ellos son los artífices de la estructura de hierro y madera que surge en medio del valle al que se accede por una estrecha carretera.
Hierro y madera
El hierro recuerda las antiguas armaduras que pudo usar en su época San Olav, cuya sombra parece proyectarse sobre el anfiteatro desde la elevada torre del campanario, alejado de la iglesia. No faltan los dos escudos de piedra tan típicos de Castilla, que corresponden esta vez al reino noruego y castellano, recordando el vínculo que hace siglos unió a tierras por entonces tan lejanas, y sin olvidar en su estructura la madera que desprende el aire de las construcciones típicas noruegas.
En el interior de la capilla de San Olav se recuerda sus orígenes, la historia de la Princesa Kristina y la relación histórica entre los dos países. Aunque el edificio propiamente dicho es bastante reducido, con capacidad para unas 150 personas como máximo, uno de sus frontales es un mirador al exterior que se convierte en escenario natural desde donde puede actuarse ante un graderío, marcado en el desnivel del propio valle, donde pueden reunirse, como se pudo comprobar ayer durante la inauguración, alrededor de un millar de personas.
El presidente de la Fundación Princesa Kristina de Noruega, Javier Hernáez, dio lectura en su intervención a las numerosísimas entidades que han colaborado de un modo u otro en la realización de este sueño y que espera que sigan unidas para «dotarlo de contenido».
De la misma manera lo espera también el alcalde de Covarrubias, Oscar Izcara, quien tiene claro que «habrá que seguir trabajando codo con codo para que la capilla de San Olav sea un referente europeo y punto de unión entre Noruega y España».
Escenario de conciertos
De momento, y a falta de terminar de desarrollar los proyectos y convenios que están ya sobre la mesa, continuará siendo por ahora el escenario del ciclo de conciertos «Las notas de Noruega» que realiza anualmente la embajada de dicho país y que ayer mismo dejaron la actuación de Arve Tellefsen, uno de los músicos noruego más internacional.
La música de este violinista noruego inundó la capilla de San Olav, el Valle de los Lobos y llegó incluso hasta Covarrubias donde las banderas y estandartes de los dos países convivían en las fachadas mientras que los artesanos de aquí y de allí ofrecían sus productos y junto al pincho de chorizo se podía degustar un poquito de salmón.