Para todo el que lo desconozca Las Médulas son unas minas de oro a cielo abierto que ya explotaban los romanos y que en el siglo XIII pasó a explotar la Orden del Temple. Eran unas tierra de aluvión con pepitas de oro y que dada la pendiente que había el método de extracción era canalizar el agua para que arrastara las tierras, quedando en la actualidad un paraje extraño, bello y al que poco a poco la naturaleza a dado una configuración especial al recuperar la vegetación existente en la zona.
Pese que el paraje es el resultado de la acción destructora de la mano humana, la UNESCO declaró la zona de Las Médulas, incluida la zona principal de la mina de oro, en 1997 como Patrimonio de la Humanidad
RESOLUCIÓN de 11 de diciembre de 2008, de la Dirección General de Patrimonio Cultural, por la que se incoa expediente para la declaración como Espacio Cultural, del Bien de Interés Cultural denominado Las Médulas.
La Ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León, dispone en su Art. 74, que la Junta de Castilla y León, podrá declarar como Espacio Cultural, aquellos inmuebles declarados de Interés Cultural, que por sus especiales valores culturales y naturales, requieran para su gestión y difusión una atención preferente.
Las Médulas fueron declaradas Monumento Histórico Artístico por Decreto de 3 de junio de 1931, teniendo por tanto la consideración de Bien de Interés Cultural, a tenor de la Disposición Adicional primera de la Ley 16/1985 de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español.
Por Decreto de la Junta de Castilla y León de 11 de mayo de 1998, se procede a adecuar la antigua declaración a las prescripciones impuestas por la legislación vigente, y se delimita la zona afectada por la declaración de 1931.
Por Decreto de la Junta de Castilla y León de 103/2002, de 1 de agosto se declaran «Las Médulas» Monumento Natural.Por Acuerdo 200/2007, de 26 de julio, de la Junta de Castilla y León, publicada en el «Boletín Oficial de Castilla y León» n.º 149 de 1 de agosto de 2007; y «B.O.E.» n.º 217 de 10 de septiembre de 2007, se declara la ampliación de la zona arqueológica, a fin de incluir dos de los yacimientos más importantes vinculados a los inicios de la explotación minera y de la ocupación romana de este territorio, el Castro o La Corona del Cerco de Borrenes y el Castrelín de San Juan de Paluezas así como una buena superficie de la infraestructura hidráulica relacionada con las últimas fases de aprovechamiento de la mina.
Su declaración por la UNESCO, como Patrimonio de la Humanidad, en diciembre de 1997, confirma el valor excepcional y universal como un sitio cultural o natural que debe ser protegido para el beneficio de la colectividad. El Espacio Cultural de Las Médulas, constituye un ejemplo excepcional de paisaje antropizado en el que se puede rastrear la huella de procesos e innovaciones tecnológicas que permitieron llevar a cabo una explotación económica del territorio a gran escala. Las transformaciones sufridas por el medio en época antigua, relacionadas tanto con la infraestructura de explotación como con el hábitat y medios de subsistencia, han quedado fosilizadas de forma excepcional en el paisaje que podemos apreciar en la actualidad.
En este espacio tanto la evolución histórica, como los procesos geomorfológicos, entre ellos las especiales condiciones de erosión y sedimentación han favorecido la preservación de las estructuras mineras de época romana. Pero también se ha producido una interacción de los mecanismos de explotación sobre el paisaje, que ha propiciado, por ejemplo, la formación del Lago de Carucedo. Así pues, se trata de un ámbito donde, de forma privilegiada, podemos reconstruir una visión procesual y diacrónica de la génesis o formación del paisaje que, en gran medida ha sido modelado por la actividad humana.
En este sentido, la confluencia en Las Médulas de valores culturales y naturales de primer orden, ponen de manifiesto la conveniencia de incoar expediente para la declaración de este bien de interés cultural como Espacio Cultural, a fin de llevar a cabo la difusión de sus valores, y el fomento de las actividades que posibiliten el desarrollo sostenible de la zona afectada.
Por cuanto ha quedado expuesto, de acuerdo con las pautas de actuación establecidas, en el plan básico de protección para el acrecentamiento del patrimonio protegido, previsto en el Plan PAHIS aprobado por Acuerdo 37/2005, de 31 de marzo de la Junta de Castilla y León, y de conformidad con lo establecido en los artículos 39 y 40 del Reglamento para la Protección del Patrimonio Cultural de Castilla y León, aprobado por el Decreto 37/2007, de 19 de abril, esta Dirección General de Patrimonio Cultural, ACUERDA:
1.º– Incoar procedimiento de declaración de Espacio Cultural para el Bien de Interés Cultural denominado Las Médulas.
La Ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León, dispone en su Art. 74, que la Junta de Castilla y León, podrá declarar como Espacio Cultural, aquellos inmuebles declarados de Interés Cultural, que por sus especiales valores culturales y naturales, requieran para su gestión y difusión una atención preferente.
Las Médulas fueron declaradas Monumento Histórico Artístico por Decreto de 3 de junio de 1931, teniendo por tanto la consideración de Bien de Interés Cultural, a tenor de la Disposición Adicional primera de la Ley 16/1985 de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español.
Por Decreto de la Junta de Castilla y León de 11 de mayo de 1998, se procede a adecuar la antigua declaración a las prescripciones impuestas por la legislación vigente, y se delimita la zona afectada por la declaración de 1931.
Por Decreto de la Junta de Castilla y León de 103/2002, de 1 de agosto se declaran «Las Médulas» Monumento Natural.Por Acuerdo 200/2007, de 26 de julio, de la Junta de Castilla y León, publicada en el «Boletín Oficial de Castilla y León» n.º 149 de 1 de agosto de 2007; y «B.O.E.» n.º 217 de 10 de septiembre de 2007, se declara la ampliación de la zona arqueológica, a fin de incluir dos de los yacimientos más importantes vinculados a los inicios de la explotación minera y de la ocupación romana de este territorio, el Castro o La Corona del Cerco de Borrenes y el Castrelín de San Juan de Paluezas así como una buena superficie de la infraestructura hidráulica relacionada con las últimas fases de aprovechamiento de la mina.
Su declaración por la UNESCO, como Patrimonio de la Humanidad, en diciembre de 1997, confirma el valor excepcional y universal como un sitio cultural o natural que debe ser protegido para el beneficio de la colectividad. El Espacio Cultural de Las Médulas, constituye un ejemplo excepcional de paisaje antropizado en el que se puede rastrear la huella de procesos e innovaciones tecnológicas que permitieron llevar a cabo una explotación económica del territorio a gran escala. Las transformaciones sufridas por el medio en época antigua, relacionadas tanto con la infraestructura de explotación como con el hábitat y medios de subsistencia, han quedado fosilizadas de forma excepcional en el paisaje que podemos apreciar en la actualidad.
En este espacio tanto la evolución histórica, como los procesos geomorfológicos, entre ellos las especiales condiciones de erosión y sedimentación han favorecido la preservación de las estructuras mineras de época romana. Pero también se ha producido una interacción de los mecanismos de explotación sobre el paisaje, que ha propiciado, por ejemplo, la formación del Lago de Carucedo. Así pues, se trata de un ámbito donde, de forma privilegiada, podemos reconstruir una visión procesual y diacrónica de la génesis o formación del paisaje que, en gran medida ha sido modelado por la actividad humana.
En este sentido, la confluencia en Las Médulas de valores culturales y naturales de primer orden, ponen de manifiesto la conveniencia de incoar expediente para la declaración de este bien de interés cultural como Espacio Cultural, a fin de llevar a cabo la difusión de sus valores, y el fomento de las actividades que posibiliten el desarrollo sostenible de la zona afectada.
Por cuanto ha quedado expuesto, de acuerdo con las pautas de actuación establecidas, en el plan básico de protección para el acrecentamiento del patrimonio protegido, previsto en el Plan PAHIS aprobado por Acuerdo 37/2005, de 31 de marzo de la Junta de Castilla y León, y de conformidad con lo establecido en los artículos 39 y 40 del Reglamento para la Protección del Patrimonio Cultural de Castilla y León, aprobado por el Decreto 37/2007, de 19 de abril, esta Dirección General de Patrimonio Cultural, ACUERDA:
1.º– Incoar procedimiento de declaración de Espacio Cultural para el Bien de Interés Cultural denominado Las Médulas.
2.º– El ámbito geográfico delimitado, comprenderá la zona arqueológica delimitada por Acuerdo 200/2007, de 26 de julio, de la Junta de Castilla y León, publicada en el Boletín Oficial de Castilla y León n.º 149 de 1 de agosto de 2007; B.O.E.n.º 217 de 10 de septiembre de 2007, de acuerdo con la descripción y delimitación que se publica como Anexo a la presente Resolución, y que figura en el plano unido al expediente.
3.º– Elaborar un Plan de Adecuación y Usos, conforme a las prescripciones establecidas en el Título V del Decreto 37/2007, de 19 de abril, por el que se aprueba el Reglamento para la protección del Patrimonio Cultural de Castilla y León.
Valladolid, 11 de diciembre de 2008.
El Director General de Patrimonio Cultural
Fdo.: Enrique Saiz Martín
ANEXO
DECLARACIÓN ESPACIO CULTURAL LAS MÉDULAS (LEÓN)DESCRIPCIÓN:
El complejo arqueológico de Las Médulas constituye la labor minera de mayor envergadura de época romana conocida en el mundo. Se localiza dentro de la unidad geomorfológica formada por una de las cubetas en que se estructura la fosa del Bierzo. El espacio se enmarca entre los valles producidos por el encajamiento del río Sil hacia el Oeste, su afluente el Cabrera por el Sur, y las últimas estribaciones de los Montes Aquilianos por el Este.
En el centro de este área queda comprendido el yacimiento localizado sobre depósitos aluviales del Mioceno, que ocupa algo más de 600 hectáreas, a las que se suma una extensión similar generada por las acumulaciones o conos de deyección de estériles, resultado de la explotación de los sedimentos auríferos, que circundan el foco de la actividad minera.
El territorio del Espacio Cultural, constituye un ejemplo excepcional de paisaje antropizado en el que se puede rastrear la huella de procesos e innovaciones tecnológicas que permitieron llevar a cabo una explotación económica del territorio a gran escala. Las transformaciones sufridas por el medio en época antigua, relacionadas tanto con la infraestructura de explotación como con el hábitat y medios de subsistencia, han quedado fosilizadas de forma excepcional en el paisaje que podemos apreciar en la actualidad.
La explotación minera de Las Médulas trasciende la dimensión de yacimiento arqueológico, puesto que representa, tanto desde un punto de vista territorial, como histórico, un hito dentro de la conquista y dominación de las tierras del Noroeste de Hispania y su incorporación al Imperio Romano. En Las Médulas confluyen una serie de aspectos económicos, sociales, e incluso ideológicos que facilitan la comprensión de la estrategia de ocupación de este sector de la Península.
Los historiadores romanos destacaron la fertilidad de las minas de oro del territorio astur, describiendo incluso el sistema de explotación de los sedimentos auríferos. La peculiaridad de la minería del noroeste radica en la propia concepción de la explotación, estrechamente ligada a los intereses del Estado romano, a la articulación jurídica del territorio y al papel representado por el patrón oro dentro del sistema monetario.
El mecanismo de explotación, aunque con antecedentes prerromanos, parece ponerse en marcha a gran escala a partir de la conquista en el S. I D.C. En las fuentes clásicas se denomina arrugiae o ruina montium y consiste en la utilización de la fuerza hidráulica desde las zonas más elevadas para abatir y desmontar el conglomerado aurífero que se dirige hacia los canales o zonas de lavado donde se produce la decantación sucesiva hasta obtener las partículas de oro.
En función de las características geomorfológicas del yacimiento se diseñaron distintos frentes de explotación, así como desmontes, galerías, surcos y canales de evacuación. En el núcleo principal de la mina se han podido distinguir 3 sectores que muestran el avance de la explotación a través del tiempo. Paralelamente a la puesta en funcionamiento de cada uno de ellos se construye una compleja red hidráulica de abastecimiento que se emplea durante el período de extracción y se va dejando de utilizar también de forma sucesiva. El auge de la mina se sitúa en época altoimperial, especialmente durante el S. II D.C. produciéndose su paulatino abandono a lo largo de la centuria siguiente.En el área principal el sistema de explotación más espectacular es de las cortas de minado o ruina montium reconocibles en los grandes desmontes del Sector III del gran circo, conjuntamente con la red de galerías y pozos. En este sector se ubica también el depósito hidráulico de mayores dimensiones que se conoce en la mina, denominado La Horta y situado al sur del Mirador de Orellán.
Otros procedimientos empleados que han dejado su huella en el paisaje son las series de surcos convergentes y el canal emisario reconocibles en La Frisga en el Sector II o las zanjas-canales identificadas en el Sector I y III en el Barranco de Furnias, cuyo mecanismo estaba basado en el empleo de fuerza hidráulica por gravedad, salvando la diferencia de nivel existente entre los depósitos de agua del frente y la base de la zona explotación.
De forma paralela a la explotación del complejo aurífero se produjo una transformación en el poblamiento de todo este territorio, en el que ya existían algunos castros prerromanos como los de Borrenes o Castrelín de San Juan de Paluezas. Las investigaciones llevadas a cabo en los últimos años han aportado datos fundamentales sobre la evolución del hábitat en la zona. Los ejemplos que mejor ilustran el proceso seguido por los pueblos prerromanos ante el avance de la conquista por parte del Imperio romano son el Castrelín de San Juan de Paluezas y el Castro de Borrenes.
El Castrelín de San Juan de Paluezas, habitado desde el S.III D.C. parece que fue abandonado de forma simultánea por sus habitantes en torno al cambio de era, tratándose de un asentamiento castreño amurallado, con dos recintos de habitación, en los que destacan las construcciones domésticas y el utillaje metálico relacionado con las actividades agrícolas y metalúrgicas.
El Castro de Borrenes constituye un testimonio único sobre la estrategia de ocupación del territorio. El castro cuenta con una muralla, de 4 m. de anchura, y un foso que rodean el perímetro exterior del enclave, pero carece de estructuras de habitación en el interior del recinto. Las excavaciones realizadas han permitido comprobar que la fortificación fue destruida de forma intencionada y en un corto lapso de tiempo, es decir, que el castro donde posiblemente pensaban concentrarse algunas poblaciones próximas no llegó a habitarse, coincidiendo la destrucción con la llegada del ejército romano en el episodio final de las Guerras Cántabras.A partir de la dominación romana se constata la construcción de asentamientos mineros, en los que posiblemente se reunieron contingentes indígenas que orientarán su actividad económica hacia el trabajo en las minas, como el Castro del Cabuerco de Valdelobos, o se especializarán en la fabricación de las herramientas y utensilios metálicos, como lo pone de manifiesto el poblado de Orellán, o bien se orientarán hacia el abastecimiento de productos primarios.También se ha avanzado en el conocimiento de la estructura social de la explotación aurífera. En los últimos años se ha excavado el yacimiento de Las Pedreiras en el que se ha identificado una domus romana construida alrededor de un peristilo central en los primeros decenios del S. I D.C., con materiales y técnicas distintos a las edificaciones castreñas. Es muy posible que sirviera de residencia al personal encargado de la administración de la zona minera.Tras, el período escasamente conocido de la dominación germana y visigoda, en época medieval, hacia el S. X y XI, se produce una reocupación del territorio berciano merced a la actividad repobladora. Testimonio de ello son las fuentes documentales en las que se mencionan los núcleos de población de Orellán, Santalla o Paradela de Muces, y posteriormente San Juan de Paluezas o Voces. El impulso de reorganización territorial se plasma desde un punto de vista legal y administrativo en los fueros otorgados por los monarcas, como Alfonso IX, a través de la carta foral de Carucedo que establece la tributación al monarca y a distintos miembros de la nobleza feudal, que ostentarán, junto con las órdenes monásticas, el dominio territorial.En este período la actividad económica se orienta hacia la agricultura y ganadería, aunque se desarrollan también actividades artesanales y mercantiles sobre todo en relación con las villas y el Camino de Santiago, y comienza el apogeo de la minería del hierro en la zona de la Chana de Borrenes.A lo largo de estos siglos se configura también la tenencia mayor de El Bierzo, distrito que aglutina, tanto fortalezas como el castillo de Cornatel, como villas o valles. El castillo de Cornatel es un punto estratégico en la comarca de Ulver, que fue regentado por distintas casas y linajes hasta la ocupación, en el S. XIII por parte de la orden del Temple. La jurisdicción de Cornatel se mantuvo hasta el S. XIX, si bien desde el S. XIV se encontraba sometido al dominio, primero del Conde de Lemos, y posteriormente, del Marquesado de Villafranca.
Dentro del Espacio Cultural y en su área más próxima el arte románico deja testimonios notables, como es el caso del tímpano de la iglesia de San Salvador de Castroquilame o las portadas de la antigua iglesia del Monasterio de Sta. María de Carracedo, aunque una buena parte del mismo pertenece al gótico cisterciense. Del gótico final, dentro de su etapa manierista, contamos con el ejemplo del retablo de la Iglesia parroquial de Lago de Carucedo.
Durante la época moderna la comarca berciana mantiene su aislamiento produciéndose incluso una pérdida de población, si bien, a partir del siglo XV y en el XVI se ponen en funcionamiento un buen número de ferrerías que servirán de motor a una incipiente industria siderúrgica. Durante este período, desde un punto de vista social se produce la consolidación de los señoríos laicos, entre los que destaca el Marquesado de Villafranca, que promueven la realización de numerosas obras de arte en la comarca, como los retablos renacentistas de las iglesias de Lago de Carucedo o de S. Juan de Paluezas.
A lo largo del siglo XIX, merced al desarrollo de la industria siderúrgica y minera, especialmente del carbón, y de los aprovechamientos eléctricos, se produce una recuperación económica y demográfica notable, que focaliza Ponferrada como cabeza de la región.
Dentro del ámbito del Espacio Cultural, el patrimonio etnográfico incluye una importante muestra de arquitectura tradicional, entre la que destacan las pallozas, los hórreos, los hornos de pan en Carucedo, Las Médulas, Borrenes y El Carril, o las viviendas de corredor, como las de Voces. Especial mención merecen las construcciones religiosas, muchas de ellas de origen medieval, reformadas en los S. XVI y XVII, como la Iglesia de San Simón de Las Médulas (Carucedo), la ermita de San Juan de Vilarelo en Carucedo, la Iglesia de Santa Marina de Lago de Carucedo, la Iglesia de San Pelayo de Yeres, o el conjunto de la Iglesia y Casa rectoral de Santa María de La Chana.
Desde un punto de vista medioambiental, la confluencia de rasgos climáticos mediterráneos y la influencia atlántica han propiciado la formación de superficies boscosas de encinas, robles, alcornoques y rebollos, mientras en torno a los cursos fluviales se localizan sauces, álamos y alisos. Además, existe una especie introducida intencionalmente en época romana, cuyo cultivo se prolonga hasta la actualidad, el castaño. La fauna también presenta una notable diversidad en función del ecosistema, jabalíes, jinetas, azores, destacando el entorno lacustre de Carucedo donde se concentran peces y aves acuáticas, como el ánade real. Por todo ello, el paisaje, debido a la perduración de los usos agrarios y formas de vida tradicionales, no ha sufrido variaciones considerables si exceptuamos la reducción de la superficie cultivada y la desaparición de algunos cultivos.
Por todo ello podemos concluir que, en el Espacio Cultural, tanto la evolución histórica, como los procesos geomorfológicos, entre ellos las especiales condiciones de erosión y sedimentación han favorecido la preservación de las estructuras mineras de época romana. Pero también, se ha producido una interacción de los mecanismos de explotación sobre el paisaje, que ha propiciado, por ejemplo, la formación del Lago de Carucedo debido a la acumulación de estériles en Chaos de Maseiros colapsando el antiguo valle que se extendía al Norte y Noroeste de la mina. Así pues, en este ámbito, de forma privilegiada, podemos reconstruir una visión procesual y diacrónica de la génesis o formación del paisaje que, en gran medida ha sido modelado por la actividad humana.
DELIMITACIÓN DE LA ZONA AFECTADA POR EL ESPACIO CULTURAL:
La delimitación del Espacio Cultural es coincidente con la delimitación del Bien de Interés Cultural denominado Las Medulas declarado con categoría de Zona Arqueológica, por Acuerdo 200/2007, de 26 de julio, de la Junta de Castilla y León, publicada en el Boletín Oficial de Castilla y León n.º 149 de 1 de agosto de 2007; «B.O.E.» n.º 217 de 10 de septiembre de 2007.
En este ámbito, queda comprendido un territorio histórico y geográficamente unitario, vinculado a la explotación minera romana, así como los yacimientos arqueológicos y elementos del patrimonio cultural que forman parte del mismo y que testimonian su evolución a lo largo del tiempo.
Delimitación literal:
El espacio cultural queda definido en el perímetro creado por la siguiente delimitación, de acuerdo con las siguientes coordenadas:Coordenadas:1.– Principales estructuras mineras y yacimientos arqueológicos de la mina romana de oro de Las Médulas en los términos municipales de Borrenes, Carucedo y Puente de Domingo Flórez.Superficie delimitada: 2.998 Ha.Perimetro: 64.356 m.2.– El Castro o La Corona del Cerco de Borrenes, en el término municipal de Borrenes.– Extensión del terreno delimitado: 31,4 Ha.– Perímetro del terreno delimitado: 2.434,1 m.3.– El Castrelín de San Juan de Paluezas, en el término municipal de Borrenes.– Extensión del terreno delimitado: 11,9 Ha.– Perímetro del terreno delimitado: 1.493,5 m.Dimensiones totales de los polígonos de delimitación del Bien de Interés Cultural (BIC) de Las Médulas como Zona Arqueológica".
El complejo arqueológico de Las Médulas constituye la labor minera de mayor envergadura de época romana conocida en el mundo. Se localiza dentro de la unidad geomorfológica formada por una de las cubetas en que se estructura la fosa del Bierzo. El espacio se enmarca entre los valles producidos por el encajamiento del río Sil hacia el Oeste, su afluente el Cabrera por el Sur, y las últimas estribaciones de los Montes Aquilianos por el Este.
En el centro de este área queda comprendido el yacimiento localizado sobre depósitos aluviales del Mioceno, que ocupa algo más de 600 hectáreas, a las que se suma una extensión similar generada por las acumulaciones o conos de deyección de estériles, resultado de la explotación de los sedimentos auríferos, que circundan el foco de la actividad minera.
El territorio del Espacio Cultural, constituye un ejemplo excepcional de paisaje antropizado en el que se puede rastrear la huella de procesos e innovaciones tecnológicas que permitieron llevar a cabo una explotación económica del territorio a gran escala. Las transformaciones sufridas por el medio en época antigua, relacionadas tanto con la infraestructura de explotación como con el hábitat y medios de subsistencia, han quedado fosilizadas de forma excepcional en el paisaje que podemos apreciar en la actualidad.
La explotación minera de Las Médulas trasciende la dimensión de yacimiento arqueológico, puesto que representa, tanto desde un punto de vista territorial, como histórico, un hito dentro de la conquista y dominación de las tierras del Noroeste de Hispania y su incorporación al Imperio Romano. En Las Médulas confluyen una serie de aspectos económicos, sociales, e incluso ideológicos que facilitan la comprensión de la estrategia de ocupación de este sector de la Península.
Los historiadores romanos destacaron la fertilidad de las minas de oro del territorio astur, describiendo incluso el sistema de explotación de los sedimentos auríferos. La peculiaridad de la minería del noroeste radica en la propia concepción de la explotación, estrechamente ligada a los intereses del Estado romano, a la articulación jurídica del territorio y al papel representado por el patrón oro dentro del sistema monetario.
El mecanismo de explotación, aunque con antecedentes prerromanos, parece ponerse en marcha a gran escala a partir de la conquista en el S. I D.C. En las fuentes clásicas se denomina arrugiae o ruina montium y consiste en la utilización de la fuerza hidráulica desde las zonas más elevadas para abatir y desmontar el conglomerado aurífero que se dirige hacia los canales o zonas de lavado donde se produce la decantación sucesiva hasta obtener las partículas de oro.
En función de las características geomorfológicas del yacimiento se diseñaron distintos frentes de explotación, así como desmontes, galerías, surcos y canales de evacuación. En el núcleo principal de la mina se han podido distinguir 3 sectores que muestran el avance de la explotación a través del tiempo. Paralelamente a la puesta en funcionamiento de cada uno de ellos se construye una compleja red hidráulica de abastecimiento que se emplea durante el período de extracción y se va dejando de utilizar también de forma sucesiva. El auge de la mina se sitúa en época altoimperial, especialmente durante el S. II D.C. produciéndose su paulatino abandono a lo largo de la centuria siguiente.En el área principal el sistema de explotación más espectacular es de las cortas de minado o ruina montium reconocibles en los grandes desmontes del Sector III del gran circo, conjuntamente con la red de galerías y pozos. En este sector se ubica también el depósito hidráulico de mayores dimensiones que se conoce en la mina, denominado La Horta y situado al sur del Mirador de Orellán.
Otros procedimientos empleados que han dejado su huella en el paisaje son las series de surcos convergentes y el canal emisario reconocibles en La Frisga en el Sector II o las zanjas-canales identificadas en el Sector I y III en el Barranco de Furnias, cuyo mecanismo estaba basado en el empleo de fuerza hidráulica por gravedad, salvando la diferencia de nivel existente entre los depósitos de agua del frente y la base de la zona explotación.
De forma paralela a la explotación del complejo aurífero se produjo una transformación en el poblamiento de todo este territorio, en el que ya existían algunos castros prerromanos como los de Borrenes o Castrelín de San Juan de Paluezas. Las investigaciones llevadas a cabo en los últimos años han aportado datos fundamentales sobre la evolución del hábitat en la zona. Los ejemplos que mejor ilustran el proceso seguido por los pueblos prerromanos ante el avance de la conquista por parte del Imperio romano son el Castrelín de San Juan de Paluezas y el Castro de Borrenes.
El Castrelín de San Juan de Paluezas, habitado desde el S.III D.C. parece que fue abandonado de forma simultánea por sus habitantes en torno al cambio de era, tratándose de un asentamiento castreño amurallado, con dos recintos de habitación, en los que destacan las construcciones domésticas y el utillaje metálico relacionado con las actividades agrícolas y metalúrgicas.
El Castro de Borrenes constituye un testimonio único sobre la estrategia de ocupación del territorio. El castro cuenta con una muralla, de 4 m. de anchura, y un foso que rodean el perímetro exterior del enclave, pero carece de estructuras de habitación en el interior del recinto. Las excavaciones realizadas han permitido comprobar que la fortificación fue destruida de forma intencionada y en un corto lapso de tiempo, es decir, que el castro donde posiblemente pensaban concentrarse algunas poblaciones próximas no llegó a habitarse, coincidiendo la destrucción con la llegada del ejército romano en el episodio final de las Guerras Cántabras.A partir de la dominación romana se constata la construcción de asentamientos mineros, en los que posiblemente se reunieron contingentes indígenas que orientarán su actividad económica hacia el trabajo en las minas, como el Castro del Cabuerco de Valdelobos, o se especializarán en la fabricación de las herramientas y utensilios metálicos, como lo pone de manifiesto el poblado de Orellán, o bien se orientarán hacia el abastecimiento de productos primarios.También se ha avanzado en el conocimiento de la estructura social de la explotación aurífera. En los últimos años se ha excavado el yacimiento de Las Pedreiras en el que se ha identificado una domus romana construida alrededor de un peristilo central en los primeros decenios del S. I D.C., con materiales y técnicas distintos a las edificaciones castreñas. Es muy posible que sirviera de residencia al personal encargado de la administración de la zona minera.Tras, el período escasamente conocido de la dominación germana y visigoda, en época medieval, hacia el S. X y XI, se produce una reocupación del territorio berciano merced a la actividad repobladora. Testimonio de ello son las fuentes documentales en las que se mencionan los núcleos de población de Orellán, Santalla o Paradela de Muces, y posteriormente San Juan de Paluezas o Voces. El impulso de reorganización territorial se plasma desde un punto de vista legal y administrativo en los fueros otorgados por los monarcas, como Alfonso IX, a través de la carta foral de Carucedo que establece la tributación al monarca y a distintos miembros de la nobleza feudal, que ostentarán, junto con las órdenes monásticas, el dominio territorial.En este período la actividad económica se orienta hacia la agricultura y ganadería, aunque se desarrollan también actividades artesanales y mercantiles sobre todo en relación con las villas y el Camino de Santiago, y comienza el apogeo de la minería del hierro en la zona de la Chana de Borrenes.A lo largo de estos siglos se configura también la tenencia mayor de El Bierzo, distrito que aglutina, tanto fortalezas como el castillo de Cornatel, como villas o valles. El castillo de Cornatel es un punto estratégico en la comarca de Ulver, que fue regentado por distintas casas y linajes hasta la ocupación, en el S. XIII por parte de la orden del Temple. La jurisdicción de Cornatel se mantuvo hasta el S. XIX, si bien desde el S. XIV se encontraba sometido al dominio, primero del Conde de Lemos, y posteriormente, del Marquesado de Villafranca.
Dentro del Espacio Cultural y en su área más próxima el arte románico deja testimonios notables, como es el caso del tímpano de la iglesia de San Salvador de Castroquilame o las portadas de la antigua iglesia del Monasterio de Sta. María de Carracedo, aunque una buena parte del mismo pertenece al gótico cisterciense. Del gótico final, dentro de su etapa manierista, contamos con el ejemplo del retablo de la Iglesia parroquial de Lago de Carucedo.
Durante la época moderna la comarca berciana mantiene su aislamiento produciéndose incluso una pérdida de población, si bien, a partir del siglo XV y en el XVI se ponen en funcionamiento un buen número de ferrerías que servirán de motor a una incipiente industria siderúrgica. Durante este período, desde un punto de vista social se produce la consolidación de los señoríos laicos, entre los que destaca el Marquesado de Villafranca, que promueven la realización de numerosas obras de arte en la comarca, como los retablos renacentistas de las iglesias de Lago de Carucedo o de S. Juan de Paluezas.
A lo largo del siglo XIX, merced al desarrollo de la industria siderúrgica y minera, especialmente del carbón, y de los aprovechamientos eléctricos, se produce una recuperación económica y demográfica notable, que focaliza Ponferrada como cabeza de la región.
Dentro del ámbito del Espacio Cultural, el patrimonio etnográfico incluye una importante muestra de arquitectura tradicional, entre la que destacan las pallozas, los hórreos, los hornos de pan en Carucedo, Las Médulas, Borrenes y El Carril, o las viviendas de corredor, como las de Voces. Especial mención merecen las construcciones religiosas, muchas de ellas de origen medieval, reformadas en los S. XVI y XVII, como la Iglesia de San Simón de Las Médulas (Carucedo), la ermita de San Juan de Vilarelo en Carucedo, la Iglesia de Santa Marina de Lago de Carucedo, la Iglesia de San Pelayo de Yeres, o el conjunto de la Iglesia y Casa rectoral de Santa María de La Chana.
Desde un punto de vista medioambiental, la confluencia de rasgos climáticos mediterráneos y la influencia atlántica han propiciado la formación de superficies boscosas de encinas, robles, alcornoques y rebollos, mientras en torno a los cursos fluviales se localizan sauces, álamos y alisos. Además, existe una especie introducida intencionalmente en época romana, cuyo cultivo se prolonga hasta la actualidad, el castaño. La fauna también presenta una notable diversidad en función del ecosistema, jabalíes, jinetas, azores, destacando el entorno lacustre de Carucedo donde se concentran peces y aves acuáticas, como el ánade real. Por todo ello, el paisaje, debido a la perduración de los usos agrarios y formas de vida tradicionales, no ha sufrido variaciones considerables si exceptuamos la reducción de la superficie cultivada y la desaparición de algunos cultivos.
Por todo ello podemos concluir que, en el Espacio Cultural, tanto la evolución histórica, como los procesos geomorfológicos, entre ellos las especiales condiciones de erosión y sedimentación han favorecido la preservación de las estructuras mineras de época romana. Pero también, se ha producido una interacción de los mecanismos de explotación sobre el paisaje, que ha propiciado, por ejemplo, la formación del Lago de Carucedo debido a la acumulación de estériles en Chaos de Maseiros colapsando el antiguo valle que se extendía al Norte y Noroeste de la mina. Así pues, en este ámbito, de forma privilegiada, podemos reconstruir una visión procesual y diacrónica de la génesis o formación del paisaje que, en gran medida ha sido modelado por la actividad humana.
DELIMITACIÓN DE LA ZONA AFECTADA POR EL ESPACIO CULTURAL:
La delimitación del Espacio Cultural es coincidente con la delimitación del Bien de Interés Cultural denominado Las Medulas declarado con categoría de Zona Arqueológica, por Acuerdo 200/2007, de 26 de julio, de la Junta de Castilla y León, publicada en el Boletín Oficial de Castilla y León n.º 149 de 1 de agosto de 2007; «B.O.E.» n.º 217 de 10 de septiembre de 2007.
En este ámbito, queda comprendido un territorio histórico y geográficamente unitario, vinculado a la explotación minera romana, así como los yacimientos arqueológicos y elementos del patrimonio cultural que forman parte del mismo y que testimonian su evolución a lo largo del tiempo.
Delimitación literal:
El espacio cultural queda definido en el perímetro creado por la siguiente delimitación, de acuerdo con las siguientes coordenadas:Coordenadas:1.– Principales estructuras mineras y yacimientos arqueológicos de la mina romana de oro de Las Médulas en los términos municipales de Borrenes, Carucedo y Puente de Domingo Flórez.Superficie delimitada: 2.998 Ha.Perimetro: 64.356 m.2.– El Castro o La Corona del Cerco de Borrenes, en el término municipal de Borrenes.– Extensión del terreno delimitado: 31,4 Ha.– Perímetro del terreno delimitado: 2.434,1 m.3.– El Castrelín de San Juan de Paluezas, en el término municipal de Borrenes.– Extensión del terreno delimitado: 11,9 Ha.– Perímetro del terreno delimitado: 1.493,5 m.Dimensiones totales de los polígonos de delimitación del Bien de Interés Cultural (BIC) de Las Médulas como Zona Arqueológica".