Más sobre Kroker. Esta vez en el diario El Sur de Acapulco, (25/12/07)

El retorno de los templariosRodrigo Vera / Proceso / Ciudad de MéxicoSalieron del clóset y se hacen llamar los Caballeros Templarios. Su aparición coincide con la pléyade de grupos católicos y de ultraderecha que aprovecharon la llegada del PAN al poder para aflorar y sentirse igualmente poderosos, con capacidad de influencia social, política, religiosa y aun militar. En México los dirige un exmilitar argentino y hoy “colaboran” ya no sólo con la Iglesia católica y los Boy Scouts, sino con el propio Ejército Mexicano en lo que califican como una etapa de “reclutamiento, formación y expansión”.Un grupo católico de corte militar denominado los Caballeros Templarios – sus miembros aseguran provenir de la misma orden monástica castrense que cobró auge en la Europa medieval–, ya empieza a operar en el país como una “asociación civil” que incluso colabora con el Ejército Mexicano en labores de “asistencia social”. Con el beneplácito de los arzobispados de México y Puebla, así como de la Iglesia ortodoxa, los miembros de la Orden del Temple salieron a la luz durante las pasadas manifestaciones en contra de la despenalización del aborto, y actualmente están en lo que ellos llaman etapa de “reclutamiento, formación y expansión”.Su irrupción en el país coincide con el arribo de los gobiernos panistas, señalados por debilitar al Estado laico y fortalecer a las agrupaciones católicas. El máximo dirigente en México de los Caballeros Templarios es Roberto Molinari Kroker, quien durante la guerra de Las Malvinas, protagonizada por Argentina e Inglaterra a principios de los ochenta, participó en la Fuerza Aérea del primer país, en el área de Salvamento y Rescate. Después estuvo en el Ejército, como “dragoniante”, adscrito al Hospital Militar de Campo de Mayo, y formó parte de la Policía Naval, así como de la Escuela de Agentes Especiales de la Policía, en Tierra del Fuego. Por su sólida formación católica, decidió ingresar a la Orden del Temple.Define así los objetivos de su organización:“Somos católicos y estamos para apoyar a la Iglesia en México. Queremos colaborar y trabajar mancomunadamente con ella. Somos el modelo de lo que debe ser el verdadero cristiano”.Aclara que, en México y a nivel mundial, la orden dejó la “vida conventual” que la caracterizaba –con sus monasterios y castillos– para transformarse hoy en una moderna asociación civil religiosa-militar. Dice ufano:“Actualmente colaboramos con el Ejército Mexicano en cuestiones de labor social. Le pongo un caso; cuando el huracán Stan azotó Chiapas, nosotros, a través del Ejército, enviamos un par de aviones con ropa y alimentos. Hemos colaborado en situaciones de desastres naturales y sin hacernos publicidad, porque no nos interesa”.Molinari Kroker es el “prior magistral” en México de los Caballeros Templarios. Alto y de gesto enérgico, porta un impecable uniforme oscuro, repleto el pecho de centelleantes condecoraciones de la Orden, que lo asemejan a un galardonado general.Agrega:“Ya participan coroneles del Ejército Mexicano en la Orden del Temple. Acabo de hablar con un general que también está interesado en participar”.–¿Quiénes son ellos?–Por sus responsabilidades en el Ejército, en este momento no es conveniente citar sus nombres. Como tampoco puedo nombrar a la gente de la política vinculada con nosotros. Es más, nuestras clases de esgrima las imparte un militar del Ejército. Y varios capitanes se nos han acercado. –¿Apoyan militarmente al Ejército?–¡No!, ¡no! El hecho de que tengamos un origen monástico militar no significa que seamos un ejército. ¡No tenemos armas! Somos asesores, consultores, damos cursos de seguridad. De manera que si viene un militar del Ejército y me dice: ‘Necesito que me apoyes con tu conocimiento y experiencia’, pues con mucho gusto lo hago.“Eso sí, el espíritu militar lo hemos conservado. ¿Qué significa? ¡Disciplina! ¡obediencia! ¡respeto! ¡principios! ¡la patria! ¡la bandera!.. y aspectos que tienen que ver con el honor, que en el mundo actual prácticamente se ha perdido”. Revela que la Orden del Temple empezó a operar en México en 2004. Actualmente, dice, la integran 80 miembros, organizados en una estructura jerárquica tan rigurosa como la de la milicia y el clero: escuderos, sargentos, caballeros, comendadores, priores y magistrales. Este último es el cargo de mayor rango. –¿Están trabajando con puros militares?–No. También tenemos médicos, abogados y otros profesionistas. Y no necesariamente deben tener grado universitario. No, cualquier persona de cualquier clase social puede pertenecer a la Orden. Aunque muchos se nos acercan con una idea romántica, suspirando: ‘¡Ah! los caballeros medievales’. Nada de eso. Aquí hay que trabajar duramente. No somos ningún club de amigos. –A ustedes los envuelve un aura de esoterismo y ocultismo…–Sí. Mucha gente nos busca por la magia o el esoterismo. Pero nosotros no somos magos, somos instructores. Claro, todo caballero templario debe saber de su vieja cultura y de su arte, es parte de nuestra formación. Con el apoyo de la IglesiaDurante la entrevista –realizada en las oficinas centrales de los Templarios, en la calle de Bolívar número 236, en la Ciudad de México–, al prior magistral lo acompaña su brazo derecho, el “sargento mayor” Mauricio López Donis, un hombre fortachón, de baja estatura, que explica la instrucción militar que ya imparten a niños:“Aparte de los valores –como ser buenos hijos, obedientes y responsables en la escuela–, les damos una instrucción militar básica: cómo estar firmes, mostrar armas, estar en descanso y marchar, pues la marcha en pelotón implica un trabajo de equipo bien coordinado. Con uno que lo haga mal, todo el pelotón se descompone”.El sargento mayor menciona los elementos de la vieja tradición castrense de la Iglesia que están mezclando con sus actuales prácticas militares:“Nosotros practicamos el voto de silencio, que es sobre todo una obediencia. Si decimos: ‘¡Guarden silencio!’, es porque debe guardarse. Con esto también recordamos que, hace siglos, fuimos una orden monástica”.Molinari Kroker habla sobre la relación de los Templarios con el arzobispo de Puebla, monseñor Rosendo Huesca Pacheco, y con la arquidiócesis primada de México:“Cuando nos reunimos con monseñor Huesca para explicarle nuestras actividades, él lo primero que nos dijo fue: ‘Estoy al tanto de todo’. Yo me quedé sorprendido. Y nos ofreció su apoyo absoluto, como también lo hizo monseñor Guillermo Moreno, vicario general y moderador del arzobispado de México. A éste fuimos a verlo a sus oficinas de la arquidiócesis. Le mostramos nuestras acreditaciones y le explicamos nuestra línea. Él nos dijo: ‘¿Y por qué no habían venido antes?’…”. –¿Ya habló con el arzobispo de México, el cardenal Norberto Rivera?–Sí, en una ocasión lo saludé y le dije que estábamos trabajando con monseñor Moreno. Al cardenal le pareció muy bien.Sin embargo, refiere Molinari, con quien han tenido un mayor acercamiento es con Antonio Chedraui, arzobispo de la Iglesia ortodoxa en México.‘“Hemos estado en su casa y participado en ceremonias con él. A diferencia de la católica, la Iglesia ortodoxa ya le devolvió a los Caballeros Templarios su reconocimiento total, después de que participamos en la independencia de Grecia”.En su página de internet (www.templemexico.org), que usan para darse a conocer y además para reclutar adeptos, aparece incluso información y fotografías de los encuentros que han sostenido con jerarcas religiosos de México.–¿Siguen ustedes fieles a Roma? —se le pregunta a Molinari.–Sí, dependemos del Papa. La Iglesia católica romana, durante la Edad Media, abolió a los Caballeros Templarios a causa de intrigas políticas y cuestiones de ortodoxia, pero no los suspendió ni les dictó sentencia. Actualmente tenemos un acercamiento con el Vaticano, que ya dio a conocer el documento de absolución de nuestra Orden, conocido como El pergamino de Chinon.Con su aire marcial, el líder en México de los Templarios menciona que, con otras organizaciones católicas conservadoras –como el Comité Nacional Provida y la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF)–, sólo coincidieron en las pasadas manifestaciones en contra de la despenalización del aborto en la Ciudad de México, que fue cuando decidieron dar la cara.Por ejemplo, a finales de marzo último participaron en una peregrinación de protesta por el mismo motivo que desembocó en la Basílica de Guadalupe, donde el cardenal Rivera Carrera ofreció una misa. Sus trajes negros adornados de insignias llamaban la atención. Los distinguían de los demás manifestantes. “Es la primera vez que participamos en un acto público”, revelaron a la prensa. –¿La Orden del Temple estuvo ligada con el nazismo, el fascismo o el franquismo?—se les pregunta a ambos templarios.El sargento mayor responde:“No, no tenemos nada que ver con esas filosofías políticas. No estamos ligados a los grupos neonazis o fascistas. ¡Para nada! La filosofía templaria es de trabajo y crecimiento personal”. Por su parte, Molinari Kroker señala:“Los masones nos tildan de ultraderechistas. Yo les respondo con un término muy militar: que se anden con mucho cuidado, que no subestimen nuestro poder de fuego ni de desplazamiento. Las mutuas acusaciones de ser de ultraderecha o de ultraizquierda las hacen quienes están en un extremo u otro. Realmente nuestro origen es católico. Nada más.“Y se nos relaciona con los nazis porque Hitler, quien quería el poder absoluto y estaba obsesionado en adquirir conocimientos de la Orden, intentó apoderarse de documentos templarios que en ese tiempo estaban en Rusia. Pero ante esto, de Rusia se pasaron a Portugal y Hitler no obtuvo nada. Creo que de ahí viene el equívoco”.El prior magistral señala que, a partir de que se distanciaron de Roma, en el siglo XIV, los Caballeros Templarios han seguido activos como laicos católicos. Participaron en algunas confrontaciones bélicas –al lado del ejército escocés, por ejemplo–, y de modo sutil hoy influyen en la juventud a escala mundial a través de los Boy Scouts, organización fundada por el templario Lord Baden Powell. Molinari explica que la Orden del Temple opera a escala internacional: España, Portugal, Italia, Francia, Polonia, Suecia, Estados Unidos, Perú, Chile, Venezuela, Costa Rica, México… Su expansión está provocando un nuevo fenómeno, que incluye una vasta literatura sobre el tema, al que algunos especialistas han bautizado como el “neotemplarismo”. Este rico legado castrense de la Iglesia es preservado, sobre todo, por la devota nobleza europea, que intenta transmitirlo a los ejércitos de todo el mundo. De ahí que el dirigente internacional de los Caballeros Templarios sea el príncipe regente de Portugal, Fernando Pinto de Sousa Fontes, cuya figura se ajusta a la llamada “opción preferencial por los nobles” que algunos papados han tomado muy en cuenta. Dice Molinari con orgullo:“Mi investidura, como prior magistral en México, me la dio personalmente el príncipe don Fernando, en una ceremonia que se realizó en septiembre de 2004 en la ciudad de Palma de Mallorca”.–¿Y por qué lo escogió a usted y no a un mexicano?–Por regla. En la Orden del Temple lo que importa es el perfil de la persona. La nacionalidad es secundaria. Y aquí las elecciones son como en la Iglesia: se presenta una terna de candidatos, y el príncipe escoge a uno de ellos. Así como me designó a mí, pudo haber elegido a cualquier persona de distinto país.