No hace mucho, en el concilio general de Vienne, se transfiere, con la aprobación del consejo sagrado, la propiedad, los derechos, privilegios, indultos, inmunidades y libertades de la orden anterior del Templo a la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. En aras de una mayor paz y concordia entre los prelados de las iglesias y otros miembros del clero, por una parte, y los hermanos de la orden del Hospital, por otro, como también por otros motivos justificados, se suspendió, en la última sesión del consejo , todos los privilegios concedidos al Hospital por la Sede Apostólica, y con ellos como una consecuencia necesaria de los privilegios del antiguo templo, que debe ser considerado como perteneciente a dicho hospital y trasladado a la misma. Nos exceptuamos el privilegio de exención, si tenían alguna.
Deseamos que estos privilegios se suspendan con nuestra buena voluntad. Hay algunos, sin embargo, que afirman que por razones suficientes de que la suspensión de estos privilegios del Hospital no se extiende a los privilegios de la orden anterior del Templo. Aunque todavía no hay la menor razón para tal afirmación, que desea eliminar de su mente la menor duda de que era nuestra intención, por la mencionada suspensión de los privilegios de la orden del Hospital, la suspensión de los privilegios del antiguo templo , que se han convertido por la transferencia de las del propio Hospital. Declaramos, por tanto por nuestra autoridad apostólica y el decreto que estos, al igual que los demás privilegios del Hospital, son y seguirán siendo suspendidos.
De hecho, antes de la suspensión, se dijo, en general, por algunos de nuestros cardenales hermanos de la Santa Iglesia Romana, a muchos de los prelados reunidos en el concilio general, que habría una suspensión de los privilegios del hospital hasta que todo lo que era todavía incierto entre dichos prelados y otros clérigos, en lo que respecta a la concordia, los pleitos y disputas, hubiera sido completamente resuelto. Observamos, sin embargo, que si era necesario esperar al final de todas estas demandas y disputas, el caso podría generar graves perjuicios en contra de los Hospitalarios, y las grandes pérdidas que pudieran derivarse de la suspensión permanente de sus facultades. Reflexionamos que esto podría proveer material para muchas malas interpretaciones.
En la última reunión del consejo, por lo tanto, deseando evitar tales peligros mayores, se juzgó oportuno dar a conocer por vía oral, clara y abiertamente, incluso por tercera vez, de modo que todos y cada uno pueda entender claramente, que deseaba que se dijo suspensión de los privilegios de la orden del Hospital a continuar hasta que se quiera otra cosa. Tenemos la intención, con la ayuda del Señor, de considerar lo que es bueno para ambas partes y de prever los prelados y otros miembros del clero, por una parte, y los hospitalarios, por otra, de modo que no tendrán motivo de queja, pues ambos recibirán la satisfacción por... ¡Que nadie, por lo tanto ...
Dado en Aviñón el 18 de diciembre en el octavo año
Dado en Aviñón el 18 de diciembre en el octavo año