Queridos Hermanos en Cristo, hace hoy ya 3 años que me hallaba de rodillas en mi habitación rezando, recuerdo que eran mis días libres y altas horas de la madrugada, pero allí estaba compartiendo con un gran Hermano la desesperación, la tristeza, la impotencia de saber que ese ser querido, que a tu lado se encuentra postrado, esta viviendo los últimos instantes de su vida y que ya solo queda rezar para que si es voluntad de Dios esa agonía sea rápida y que con dulzura Nuestro Señor la acoja rápidamente en su seno.
Tristes momentos, en los que mandaba mensajes al Hermano intentando hacerle sentir algo de bienestar en ese valle de lagrimas y dolor en el que se hallaba sumergido, queriendo compartir hasta el ultimo final de su sufrir y su tristeza, esa que cualquier persona siente cuando ve en su agonía a ese ser que le ha dado la vida, a ese ser que le ha hecho ser lo que es, a ese amor que es su madre.
Recuerdo incluso que mi mujer, la Hermana Eva , que al segundo día me vio tan afligido, me dijo; “Quizás no puedas dormir pero yo si puedo compartir esta tristeza contigo y de alguna forma con Anselmo, por que aunque estoy embarazada no estoy invalida.” Y allí ante aquella vela, una vieja biblia y un crucifijo estuvimos rezando por aquella Gran Dama, Gran Mujer y Gran Madre a la que apenas conocí pero que en el talante de su hijo, mi Hermano, me hizo saber de su Gran valía como persona, mujer y madre.
Y así fueron pasando los días, las horas y los minutos hasta que mi Hermano me dijo, que tras una larga noche, nuestra Hermana, su madre había marchado al encuentro del Señor, sé que sentí una gran tristeza, una gran pena por mi Hermano por aquella gran pérdida y por aquel sufrimiento.
Recuerdo que maldije no poder estar a su lado y ofrecerle mi hombro para juntos poder llorarla pero las circunstancias no fueron favorables y hoy aquí y en su aniversario no quiero por menos que recordarla como la conocí con ese semblante lleno amor y en el que se observan los años vividos y las experiencias vividas en ellos.
Hermana y Madre, hoy en el aniversario de tu marcha no puedo por menos que recordarte y rezarte para que en mi rezo y ahora, que estas junto al Señor, puedas oír mis plegarias desde el dolor de tu perdida y desde el saber que nos ves aquí hoy todos a una rezando por ti, para que recibas toda la gracia divina que mereces y sientas como nosotros Hermanos de tu hijo Anselmo estamos a su lado apoyándolo como es nuestro deber de Hermanos y por todo el amor que por el sentimos.
Allí donde estés Hermana Aurora sabed que desde aquí se os recuerda con amor y admiración y que os agradecemos que por Vos podamos hoy compartir nuestras vidas con Nuestro Querido Hermano Fr.+ Anselmo de Crespi , vuestro amado hijo.
Por todo esto Hermanos Os ruego que me acompañéis en mis rezos y en su recuerdo para que descanse por siempre en la Gloria de nuestro Señor y su amor entregado en vida a Nuestro Hermano, viva en él y en su recuerdo para que tal perdida sea mas llevadera en su vivir.
Gracias. Non Nobis
Fr.+ J.M.Nicolau
A TI, MADRE
De los recuerdos de tu herencia triste,
solo conservo, oh madre!, tu rosario,
sus cuentas me parecen el calvario
que en tu vida de penas recorriste.
Donde los dedos al rezar pusiste,
como quien reza a Dios ante el santuario,
en mis horas de enfermo solitario
voy poniendo los besos que me diste.
Y de mi humilde lecho entre el abrigo
me parece que duermes tú conmigo
con los brazos, echados a mi cuello
La nostalgia invade por momentos mi ser
recuerdo tus ojos, tu forma de ver,
las cosas tan simples que tiene la vida,
la forma que tú me enseñaste a crecer.
Me veo en tu regazo, tan pequeño y frágil
tus brazos cobijan con amor mi piel,
recuerdo que en vela pasaste mil noches,
por eso te amo y te llevo en mí ser.
Si vieras que a veces cuando estoy muy
triste quisiera ser ave y llegar a ti,
para acurrucarme como cuando niño,
Madre eres ejemplo del amor sin fin.
La vida me ha dado tristezas y llanto
y siempre estuviste y me hiciste surgir,
si rio, tu siempre has reído conmigo,
y con tu sonrisa me has hecho feliz.
A veces llegaba a tus pies sollozante,
llorando un juguete o tal vez un amor,
y siempre encontraste como consolarme
lloraste conmigo por una ilusión.
Por eso te quiero y a ti te bendigo,
madre lo más grande que me ha dado Dios,
que Él te conserve y te llene de gloria,
que yo ya te llevo en mi corazón.
Madre bendita seas...por siempre en el Seno
de Nuestro Señor a quien rogamos te dé la Gloria
y el Amor que en vida me diste y que por el mereciste...
AMEN