La pequeña Ruskana fue violada y paseada desnuda por las calles ante la impotencia de su familia. Los secuestros y la violencia sexual aumentan, especialmente contra menores cristianas e hindúes.
La última espeluznante denuncia nos llega por vía del digital paquistaní The Express Tribune: Rusksana, una niña de 13 años fue violada y después paseada desnuda por la calles por sus agresores, unos ricos terratenientes musulmanes, el pasado sábado. El lunes, se practicaron las detenciones correspondientes, no sin que antes la indignación popular protagonizara actos de agitación y protesta, incluyendo el bloqueo de una autopista, clamando justicia en un país en el que la inoperancia de una policía corrupta se muestra al servicio de un sistema medieval de profundo desprecio a la mujer y a quien no abraza el fundamentalismo islámico, especialmente las minorías cristianas. Por ello, tampoco se descarta que los culpables acaben saliendo sin cargo alguno. Occidente, y por lo que más de cerca nos toca la Alianza de Civilizaciones, con la mirada ausente.
En la denuncia presentada, se afirma que la niña regresaba a su casa tras lavar la ropa en un canal cercano en la localidad de Punjab, cuando fue interceptada y violada. Más tarde, desnuda, fue exhibida por las calles y golpeada con barras de hierro por la madre y una cuñada de los detenidos, dos hijos y un tío de estos y un amigo de un rico hacendado musulmán. Según relata la pequeña Rusksana, algunas personas intentaron ayudarla pero sus esfuerzos resultaron infructuosos.
La madre de la víctima, avisada de lo que ocurría, se dirigió al lugar donde su hija estaba siendo golpeada y rogó a los violadores que la dejaran regresar al hogar, pero sus súplicas no fueron escuchadas. Es más, cuando consiguió cubrir el cuerpo desnudo de Rusksana con un chal, los hijos del rico hacendado se lo arrancaron haciéndolo jirones.
El calvario de cada día
Por muy repugnante que sea el caso, no es más que la detestable realidad que se vive a diario en Pakistán, donde la violencia contra mujeres y niñas aflige en especial a la comunidad cristiana, que este año se ha visto conmocionada con casos de violencia brutal como los acaecidos en Rawalpindi y en Faisalabad, en la provincia de Punjab.
La agencia Fides informó de los casos de las niñas de 12 y 13 años Lubna Masih y Kiran Nayyaz, la primera violada y asesinada por un grupo de musulmanes y la segunda, violada por un joven musulmán, que ha quedado embarazada y ahora está bajo la protección de la Iglesia Católica local. La primera había salido de casa a primera hora de la mañana para comprar leche; la otra, trabajaba como sirvienta en la casa de un rico latifundista musulmán y fue agredida por un chófer de la casa.
Lubna Masih era la única hija de Saleem y Guddi Masih, un matrimonio cristiano que vive en Dhoke Ellahi Buksh, un barrio de Rawalpindi. Saleem Masih es taxista. Su hija fue agredida el 27 de septiembre por un grupo de cinco jóvenes musulmanes que la detuvieron en plena calle y la obligaron a subir a un automóvil que se alejó rápidamente. La chica gritó, pero no la ayudó nadie. La llevaron al cementerio de Dhoka Ellahi Buksh, donde la violaron y asesinaron, abandonando allí el cuerpo. Algunas horas más tarde, algunos transeúntes llamaron a la policía, que constató la muerte. Los padres de Luba están en estado de shock y aterrorizados, por lo que se resistían a presentar denuncia ni hacer ninguna declaración oficial. Incrédulos y consternados por el dolor, pensaban solamente en abandonar la ciudad y reconstruir sus vidas en otro lugar.
Algunas organizaciones no gubernamentales y la asociación de abogados cristianos Christian Lawyers Foundation, además de condenar lo sucedido, garantizaron su apoyo material y legal a la familia, con la esperanza además de convencer a los padres para que presentaran denuncia e iniciaran un proceso judicial.
Faisalabad. Kiran Nayyaz, católica de 13 años, fue violada el pasado mes de abril en el pueblo de Chak Jhumra por el joven Muhammad Javed y ahora está embarazada. El 2 de octubre se presentó a las autoridades una denuncia formal contra el violador, gracias a la intervención de la Comisión Justicia y Paz y de la Comisión de la Mujer de la diócesis de Faisalabad. “La situación es dramática: la Iglesia católica local ha asumido la defensa de la familia y ha denunciado el caso a la policía que está investigando”, explicó a Fides el vicario general de Faisalabad, el padre Khalid Rashid. “La familia está traumatizada y todo la comunidad católica teme las represalias. Pero casos de violencia como estos son frecuentes, por desgracia” señaló el vicario. “Se añade, además, el drama de una adolescente que dará a luz a un niño, fruto de la violencia -destacó-. Como católicos, también en esta tragedia, estamos a favor de la vida”.
Según fuentes de Fides, episodios de violencia y abuso sobre las chicas cristianas están al orden del día. Los más clamorosos son sólo la punta del iceberg. Detrás del homicidio pueden ocultarse intentos de intimidación, la negación de una propuesta de matrimonio procedente de un musulmán, el deseo de meter a la chica en el camino de la esclavitud o la prostitución. Las familias cristianas, muy débiles a nivel social, son las principales víctimas de esta violencia.
El Centre for Legal Aid Assistance and Settlement (CLAAS) declaró que los secuestros y la violencia sexual contra chicas hindúes y cristianas están aumentando en el país, a menudo con la finalidad de obtener conversiones o matrimonios forzados.
El CLAAS, que ofrece asistencia legal gratuita a las víctimas, recordó otros casos recientes que todavía siguen en la impunidad total.
En julio de 2010, en Farooqabad, Punjab, una chica cristiana de 16 años fue secuestrada, violada y torturada por tres musulmanes, mientras que otra cristiana de 12 años fue violada por un grupo de estudiantes musulmanes en Gujar Khan, en el distrito de Rawalpindi.
Hoy, una familia cristiana cerca de Lahore llora la desaparición de Samina Ayub, también ella empleada en la casa de un rico musulmán. La policía sospecha que se trata de un caso de conversión o matrimonio forzado.
En Lyari, una hindú de 13 años llamada Poonam ha sido secuestrada y convertida al Islam. El sufrimiento de las niñas cristianas ha adquirido importancia recientemente también por los casos de Shazia Bashir, Sumera Pervaiz y Magdalene Ashraf.
@Hazte Oir.org