
Tenemos que aclarar hoy, y es que no paran de inventar y de aparentar para atraer más incautos a los que confundir con nombres más o menos iguales pero sin serlos para no poder, en un principio, ser denunciados, pero ya veremos en los tribunales que pasa, para parecer que son los más de los más en el mundo templario cuando no son más que sencillos mercachifles, que tengan cuidado con nombres tan rimbombantes como ORDEN DE SANTIGO "APOSTOL", que no tiene nada que ver con la legendaria ORDEN DE SANTIAGO, que es la histórica, la auténtica, y a la que estos quieren parecer que pertenecen pero que no, que usan el "APOSTOL" para diferenciarse de la auténtica pero sin que la mayoría de los mortales que les leen noten la diferencia, creyendo inocentemente que esta gentuza han firmado realmente un protocolo de hermanamiento con la histórica y legendaria ORDEN DE SANTIAGO, que depende como Prior del Obispo de Ciudad Real y como Gran Maestre del Rey de España, y no de un obispillo que hace de maestre nombrando gran prior de España al de Illescas en esa otra ORDEN DE SANTIAGO APOSTOL con la que intentan confundir y que nada tiene que ver con la original y perteneciente al Consejo de Órdenes Militares.
Son esos protocolos que nos presentan entre firmas de casas reales en el exilio que no existen más que en la imaginación de quienes se lucran con la venta de títulos nobiliarios falsos y sin reconocimiento legal alguno, de órdenes militares como ésta de Santiago Apóstol, que nada tiene que ver con la Orden de Santiago, y tantos y tantos protocolos que firman como reconocimientos grandes, magníficos y únicos, de tal manera que no aguantan ni una sola de las comprobaciones serias que se hacen, pero ya hablarán los tribunales y veremos en que acaban esos tenientes coroneles de ni se sabe que ejércitos, ni que grandes maestres, marqueses y duques, ni que universidades desconocidas, pero con mucha palabrería y siempre extranjeras y con muchas siglas, ninguna famosa, ninguna garante de nada, pero que lo primero que dan es número de cuentas de banco donde ingresar dinero y ofrecer títulos supuestamente reconocidos por "apostilla" de la Haya.
Hay una verdadera trama detrás de todos estos presuntos templarios, sus protocolos, sus casas reales inventadas, sus universidades desconocidas, sus fotografías de aviones y helicópteros y sus números de cuenta. Veremos donde acaba todo ahora que los jueces, por fin, tomaránn cartas en el asunto, porque se trata solo de tirar del hilo y ver donde empieza la loca imaginación de un iluso y la desbocada ambición de un estafador o estafadores.
Nosotros seguiremos adelante, buscando, indagando y desmontando esos inventos destinados para mercadear con el nombre del Temple, para engañar y estafar la ilusión de quien se acerca inocentemente a la Orden, y seguiremos informando de lo que encontremos. De momento ya saben, la única Orden de Santiago referida a la histórica y legendaria es la que cuenta como Gran Maestre al Rey Juan Carlos y como Prior al Obispo de Ciudad Real de la Iglesia Católica, no a ningún obispillo francés de ninguna Iglesia Católica de Oriente ni de ningún otro añadido.
PARA QUE LES QUEDE CLARO, LA ORDEN DE SANTIAGO, (WIKIPEDIA):
La Orden de Santiago fue una orden religiosa y militar surgida en el siglo XII en el Reino de León. Debe su nombre al patrón nacional de España, Santiago el Mayor. Su objetivo inicial era proteger a los peregrinos del Camino de Santiago y hacer retroceder a los musulmanes de la península Ibérica.
Tras la muerte del gran maestre Alonso de Cárdenas en 1493, los Reyes Católicos incorporaron la Orden a la Corona de España y el papa Adriano VI unió para siempre el maestrazgo de Santiago a la corona en 1523.
La I República suprimió la Orden en 1873 y, aunque en la Restauración fue nuevamente restablecida, quedó reducida a un instituto nobiliario de carácter honorífico regido por un Consejo Superior dependiente del Ministerio de la Guerra, que quedó a su vez extinguido tras la proclamación de la II República en 1931.
La Orden de Santiago, junto con las de Calatrava, Alcántara y Montesa, fue reinstaurada como una asociación civil en
el reinado de Juan Carlos I con el carácter de organización nobiliaria honorífica y religiosa y como tal permanece en la actualidad.