Hoy sería bueno intentar analizar un poco el por qué de tantas Obediencias y pequeños grupos que dicen representar, cada uno de ellos, a la Orden del Temple y a que es debido el que cada grupo tenga su gran maestrillo de opereta.
Todo es debido al ego, al exceso de ego de cada gran maestrillo y de los cuatro o cinco aprendices que le siguen deseando ser también ellos futuros grandes maestrillos a la primera oportunidad.
El ego se alimenta de lo que roba, de la energía que absorbe y que esquilmando a los demás, y le da igual sea de un equipo de fútbol o de la sagrada Orden del Temple, todo es factible de ser devorado por la ambición de esos egos desatados que necesitan apropiarse de lo que le ayude a alimentarse, y que mejor que ese buen menú que encuentra en la Orden del Temple, algo que, piensa él y algún disminuido psíquico que le acompaña, le dotará de ese aura respetable y de conocimiento que debería acompañar a un cargo y una responsabilidad como la de Gran Maestre y que él ve como una distinción o premio a su persona. Si lo merece o no a él no le importa, lo único que desea es el título y las medallas.
En ese diminuto "imperio" creado para alimentar ese ego enfermo de gula, manda él, su palabra es ley y todos los demás están bajo su "realeza", y lo libera de sus sentimientos de pequeñez, de dudas, de incertidumbres, de no ser nadie a destacar. Ahora ya es gran maestrillo, y su ego, opulento tras devorar lo que podía tener de espiritualidad ese cargo cubre los vacíos de su triste y anodina existencia.
Ahora se siente especial, señalado para dirigir espiritualmente a los que le siguen, engañados o no, con una espiritualidad inexistente y completamente vacía de contenido. Entonces aparecen las mentiras con las que intentará apuntalar su "gran maestrazgo", que si la única reconocida por el Vaticano, que si guardianes de no se sabe que, que si desciende de grandes nobles y monarcas, etc.etc.
Con todo ello mezclado nos vamos a las redes sociales, en las que, acompañadas por citas y frases célebres copiadas a grandes mentes de la historia, sus mentiras y desvaríos alcanzan cotas a veces solo imaginables por mentes contagiadas por un ego desmesurado de alguien que en el fondo de su ser sabe que no es nada, que no es alguien que destaque por si mismo, que es un pobre hombre, que es lo único que se encuentra cuando se rasca y se busca bajo esas capas de mentiras, uniformes, bandas honoríficas y medallas de hojalata.
Y eso, ni mil escritos denunciándolos, ni conversando con ellos, ni de ninguna manera tiene solución, salvo por la psiquiatría, que al final es la única que puede poner en orden a esas mentes acomplejadas y enfermas.
¿Lo peor? El gran daño que hacen a muchos +Hermanos y a la Orden del Temple.
Una lástima.