Y cubierto de cicatrices, con cada batalla grabada en su cuerpo por filos de cimitarra, llegó el nuevo +Comendador a la Encomienda Templaria.
Hacía años que salió de allí, un joven con ansias de aventuras, que al final se comprometió con la Orden que ahora, viejo ya, le retiraba de primera línea y lo mandaba a dirigir la Encomienda en que se habían convertido las tierras familiares.
Nunca volvió a hablar de antiguos recuerdos de juventud con nadie, y cumpliendo con la Regla, no se dirigió jamás a mujer alguna, antiguas conocidas de antes de formar parte de la Blanca Milicia, pero mientras durante el día notaba la mirada intensa en su figura de una mujer mayor con el cabello blanqueado por los años de espera, por la noche, en la soledad del catre, sin poder evitar delatoras lágrimas por sus mejillas, la mente le trasladaba a un tiempo en el que sus manos se entrelazaban con las de una joven con la que se prometía amor eterno y una vida en común.
Nadie pudo decir haberlos visto jamás hablar desde la vuelta del viejo Templario. Nunca se los vió juntos mientras las arrugas terminaban de apropiarse de sus ojos, pero desde que el Comendador fue enterrado, años después, en la compañía de sus +Hermanos, lejos de la vista de profanos, cada día unas flores aparecían sobre su tumba y una cruz dentro de un corazón se dibujaba en la tierra que cubría al eterno amor caído.
Feliz día de San Valentín a todos.
NND, FTAT.