Cuando nos cerraron los parques, dijimos bien, todo sea por matar al bicho.
Cuando cerraron las terrazas de bares y restaurantes, dijimos, bien, todo sea por matar al bicho.
Cuando cerraron los colegios, institutos y universidades, dijimos, bien, todo sea por matar al bicho.
Cuando cerraron todo menos lo que ellos consideraban esencial, dijimos, bien, todo sea por matar al bicho.
Cuando nos arrestaron en casa bajo pena de multas, detenciones y en algunos casos cárcel, dijimos, bien, todo sea por matar al bicho.
Cuando nos quitaron todos los derechos civiles y constitucionales, dijimos, bien, todo sea por matar al bicho.
Cuando los del gobierno acumularon todo el poder, sin contar con nadie, dijimos, bien, todo sea por matar al bicho.
Cuando vimos a nuestros abuelos morir en soledad o hacinados en residencias, cuando vimos que nuestros vecinos caían, cuando el bicho llamaba a las puertas y nosotros llamábamos a un teléfono que nadie nunca cogía, dijimos, bien, todo sea por matar al bicho.
Dimos lealtad, seguimos las directrices de quien nos gobierna aunque no nos convencieran, salimos a los balcones a aplaudir a quienes luchan, desprotegidos, contra el bicho. Nos entregamos en cuerpo y alma en esa lucha individual de renuncia y tesón, de lealtad y fuerza y dijimos, bien, todo sea por matar al bicho.
¿Que hemos recibido a cambio de tanta entrega, tanta lealtad y tanto esfuerzo?
Un gobierno incapaz de dirigir esta guerra, que cambia de opinión según discurren los días.
Un gobierno que miente en todo, en existencias sanitarias, en número de infectados, en número de muertos.
Un gobierno mentiroso que reprime a los ciudadanos hasta en sus opiniones, (para combatir los bulos, dicen), que censura a periodistas, que persigue por la red a quien le critica, que rechaza el uso de la libertad de expresión.
Un gobierno incapaz, inútil, mentiroso, totalitario, represor, perseguidor, que parece que no lucha contra el bicho sino contra los ciudadanos si no pasan por sus verdades absolutas que han llevado a miles de los nuestros a la muerte más cruel y angustiosa, a millones a la cercanía del hambre y la desesperación y que nos visualiza un futuro mucho más negro, acusando, encima, de deslealtad al que les acusa de acaparar todo el poder de cualquier manera, incluso comprando a medios informativos, no para acabar con el bicho, sino para acabar toda opinión en contra, toda oposición popular.
Es un gobierno que no nos merecemos, que a nuestra lealtad y entrega opone la traición, la deslealtad, la inutilidad, el totalitarismo, la déspota ejecutoria de la represión, y la desinformación y la mentira.
Es un gobierno que tarde o temprano tendrá que pagar todo lo que está haciendo, que habrá que sentar en un banquillo de acusados y que yo, desde aquí, acusó del asesinato de miles de ancianos y compatriotas nuestros.
Es un gobierno asesino y todo lo demás, la represión, la mentira, el totalitarismo, etc. no es otra cosa que intentar perdurar en el poder, sin importar quién caiga o cuántos mueran e intentar que alguien les pueda acusar.
Bien, señores del gobierno, en uso de los derechos que ustedes me quitan, por lealtad a mi país y a mis compatriotas, por el recuerdo a tantos viejitos muertos, a tantos ciudadanos aterrados, a tanta miseria, a tanto horror,
YO, ACUSO.
(Fdo. Fr. +Anselmo de Crespi
La Santa Misa, milagro de amor
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VIVA + JESÚS
Hace 5 años