JURAMENTO DE LOS MAESTRES
DE LA PROVINCIA DE
PORTUGAL
(siglos XII y XIII)
O..., caballero de la orden del Temple y elegido una ver más maestre de los caballeros que están en Portugal, prometo a Jesucristo mi señor y a su vicario... el Soberano Pontífice y a sus sucesores, obediencia y fidelidad perpetua; y juro que no sólo defenderé de palabra sino también con la fuerza de las armas y la vida, los Misterios de la Fe, los Siete Sacramentos, los catorce artículos de la Fe, el Símbolo de la Fe y el de San Atanasio, los Libros tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento con los comentarios de los santos Padres que fueron recibidos por la Iglesia, la Unidad de Dios y la pluralidad de personas de la Santísima Trinidad: que María, hija de Joaquín y de Ana, de la tribu de Judá y de la estirpe de David siempre permaneció Virgen, antes del parto, en el parto y después del parto.
Prometo ser sumiso y obediente al Maestre general de la Orden, de acuerdo con los
estatutos que nos fueron prescritos por nuestro padre San Bernardo.
Que todas las veces que haga falta atravesaré los mares para ir a combatir, que prestaré mi socorro contra los reyes y príncipes infieles, que jamás permaneceré sin armas ni caballo; que no huiré ante tres enemigos y que les haré frente si también ellos son infieles, que no venderé los bienes de la Orden ni consentiré que sean vendidos o alienados y que guardaré perpetua castidad.
Que seré fiel al rey de Portugal. Que no entregaré a los enemigos las ciudades y plazas que pertenecen a la orden y que no negaré a las personas religiosas, principalmente a los religiosos del Císter y a sus abades —ya que son nuestros hermanos y compañeros— ningún socorro, ya sea de palabra, ya sea con obras pías e incluso con las armas.
Y para que conste por mi propia voluntad, juro que observaré todas estas cosas. Que
Dios y sus Santos Evangelios me ayuden.