Hoy, uno de Julio pero de 1268 vió la luz por vez primera el rey más cobarde, ambicioso y criminal que haya tenido Francia.
Un día como hoy nació Felipe IV de Francia, el asesino, el impresentable dominador de la Iglesia, a cuya cabeza, el Papa, en aquel entonces Clemente V el Simoniaco, no dudó en humillar y ponerle a su servicio.
Fueron dos criminales, cobardes y asesinos, que pagaron con su vida el horroroso crimen contra los Templarios.
Este criminal monarca falleció finalmente el 29 de noviembre de 1314, ajusticiado por la maldición del Gran Maestre, Jacques de Molay aunque para la historia quedó en que murió en un accidente de caza en Fontainebleau.
Fue tan cruel, tan hipócrita, tan falso, que hasta después de muerto quiso continuar atentando contra la Orden, de manera que su cuerpo se enterró en la Basilica de Saint Denis y le extrajeron ese corazón negro y podrido que debería tener, y a petición propia, se enterró ese órgano junto a la Gran Cruz Templaria en el monasterio de Poissy, destruido después, en la Revolución Francesa en otro claro ejemplo de que todo lo que tocara ese miserable asesino tenía los días contados.
En fin, de este despreciable tipo, lo único que celebro es el aniversario de su muerte, por la que brindo al tiempo que ruego para que semejante alimaña no haya, ni nunca encuentre, el Consuelo divino ni la luz Eterna, manteniéndose siempre en.la zona más oscura y fría del Infierno más cruel, desde donde pueda ver como no pudo acabar con esa Milicia Blanca de Mujeres y Hombres buenos, que pese a los años transcurridos continuamos vistiendo el Sagrado Manto Blanco que tanto quiso mancillar ese criminal.
MALDICION DEL GRAN MAESTRE Fr. +++JACQUES DE MOLAY.
“¡Papa Clemente! ¡Caballero Guillermo! ¡Rey Felipe! ¡Antes de un año yo os emplazo para que comparezcáis ante el tribunal de Dios, para recibir vuestro justo castigo! ¡Malditos, malditos! ¡Malditos hasta la decimotercera generación de vuestro linaje!”