Empezamos, simbólicamente, como escuderos, y aprendemos lo básico mientras cada peldaño nos prepara para el siguiente sin saber que nos espera, porque cada paso, cada peldaño, es ciego por la curvatura de la estructura. Hay que confiar en quien nos prepara, sabiendo que antes de nosotros, muchos pasaron por lo mismo.
Cuando por fin alcanzamos los peldaños de Capítulo y recibimos el brevet que nos confirma todo el camino que llevamos recorrido, vemos mucho más cerca el de Profeso, aunque seguimos ascendiendo a ciegas mientras nosotros, continuamos queriendo progresar buscando, estudiando, trabajando, sin nunca saber que hay al otro lado de la curva.
Otra meta alcanzada, somos Profesos, pero sabemos que quedan muchos más peldaños que subir y casi sin enterarnos del paso del tiempo continuamos ascendiendo en busca de algo que ahora ya sabemos que es el Verdadero Conocimiento, y así pasa toda una vida al servicio de la Orden, con estudios, con esfuerzo y trabajo, y cuando estamos muy alto escuchamos por el eje central que une cada peldaño y cada curva las palabras insensatas de un nuevo escudero, y pensamos en su significado y comprendemos que no solo se aprende de arriba, también del más nuevo y poco preparado, que los peldaños suben y bajan y que ese eje central que nos une a todos, por fin comprendido, es la referencia sagrada a la Verdad Divina que nos acompañó desde que empezamos la escalada como escuderos hasta hoy, día en que comprendemos que los peldaños continúan subiendo y que posiblemente no lo completemos en esta vida y tendremos que continuar la ascensión ya en la otra.
Es el eterno camino de la escalera de caracol, presente en tantas construcciones Templarias en un intento de recordarnos que nunca se llega, siempre hay otro peldaño, otra curva, y que seguimos avanzando a ciegas, sin saber nunca que nos espera en el siguiente escalón.
NND, FTAT.