La ignorancia, la falta de respeto, la cerrazón mental de un ultra, características del sinvergüenza este que puede ser de todo menos cristiano.
¿Ultracatólico? Sin duda, pero ¿cristiano? Desde luego que no, adolece de tolerancia, de respeto y de conocimiento, claro que escuela histórica no le falta.
(Comentario mío. Ahora la noticia).
“Yo tiré los ídolos de la Pachamama al Tíber”
Por INFOVATICANA
Corrispondenza Romana desvela la identidad del hombre que arrojó las estatuas de la Pachamama al Tíber
Su nombre es Alexander Tschugguel, y acudió a Roma durante el Sínodo de la Amazonía para informarse sobre este evento y ver sobre el propio terreno en qué consistía.
Cuenta Alexander que fue en varias ocasiones a Santa María en Traspontina -el lugar donde estaban las estatuillas de la Pachamama- y allí pudo ver todos los símbolos amazónicos en las capillas laterales. Allí habló con los voluntarios del sínodo. “Los voluntarios nos explicaron que eran símbolos de la fertilidad, de la madre tierra, de la ecología integral, etc”, dice Alexander sobre las estatuas de la Pachamama.
El interés sobre el asunto le llevó a regresar a la misma iglesia pero esta vez con un amigo que hablaba portugués, para informarse más sobre el tema. Esta vez Alexander lo tuvo claro: “Todo esto va contra el primer mandamiento”.
Regresó a su país, Austria, sin embargo no podía dejar de pensar en todo esto y hablando con algunos amigos llegó a la conclusión de que no podían dejar que algo así pasara en una iglesia católica. Entonces regreso a la Ciudad eterna para sacar las estatuas de la Santa Maria in traspontina y arrojarlas al Tíber.
Cuenta Alexander que se enteraron de que la iglesia abría a las 6.30 de la mañana pero al llegar la encontraron aparentemente cerrada. Entonces se pusieron a rezar el rosario mientras esperaban a que la abrieran. Cuando recitaron el último Ave Maria la puerta se abrió y ya pudieron coger las estatuas y arrojarlas al río.
No querían esconderse, no querían que pareciera una acción cobarde, sin embargo querían que el protagonismo lo tuviera la acción en sí, no quien la hacía. Por eso, dos semanas después, Alexander ha querido dar la cara y asumir la autoría porque quiere que se vea que como laicos católicos no aceptan que cosas así sucedan en la Iglesia católica.