Alberto Bárcena, el historiador español especializado en masonería, ha comparecido en un programa de RadioYa. El autor del exitoso libro Los presos del Valle de los Caídos ha asegurado disponer de una información en la que se asegura que, durante la exhumación de Franco, se practicó un ritual masónico, concretamente, el ritual noveno del rito antiguo escocés.
Según Bárcena, esta práctica responde a la necesidad de venganza sobre la figura de Franco por considerarlo asesino de Hiram Abif. En el Antiguo Testamento —libro de los Reyes—, Hiram Abif es un orfebre que el rey de Tiro envía a Salomón para que construya las columnas del templo (Jakin y Boaz) que están cargadas de simbología para la masonería. No obstante, en su particular interpretación, los masones aseguran que Hiram Abif fue en realidad el arquitecto del templo de Salomón, al que “mataron por envidia, porque le querían quitar todo el conocimiento oculto que ellos (los masones) siguen transmitiendo”. En consecuencia, Franco, para la masonería, no es sino el asesino de “ese conocimiento oculto que ellos transmiten porque son gnósticos”. Ese “saber absoluto” que “se les ha transmitido desde Caín”.
El ritual noveno requiere de nueve participantes. O, para ser más exactos, de ocho más uno, puesto que el noveno se incorpora una vez iniciado el rito. De los tres primeros, que son los más importantes, el número uno representa a Salomón, que viene a vengar la muerte de su arquitecto; el número dos es el inspector; y el número tres representa al jefe de los nueve elegidos para buscar al asesino de Hiram. Bárcena desveló quiénes fueron los participantes y de qué manera procedieron:
Ministra Dolores Delgado (1), notaria mayor del reino.
Don Pedro Garrido Chamorro (2), director general de registros y notariado.
Don Félix Bolaños García (3), secretario general de la Presidencia del Gobierno.
Antonio J Hidalgo López (4), subsecretario de la Presidencia, relaciones con las cortes e igualdad.
Vidal Santos Yusta (5), médico forense.
Tres técnicos que estaban allí presentes para ejecutar la exhumación de los restos mortales (6, 7 y 8).
Don Miguel Ángel Oliver Fernández (9) secretario de Estado de comunicación (éste no consta en el acta levantado por la ministra; es el “más uno” que se incorpora más adelante).
Afirma el historiador que las tres máximas autoridades se situaron separadas en la explanada cerca del helicóptero, y que, en el momento clave, no estuvieron juntas. Se aplicó el ritual grado noveno, que consiste en que los elegidos, para significarse, dan “nueve golpes, uno de ellos por separado (el que llega el último)”. Según Bárcena, “lo pudieron hacer perfectamente en la basílica o la explanada”. Además, para realizar el rito se precisa, entre otras cosas, de una escalera de mano de doble hoja (símbolo del grado treinta), de la presencia de dos familiares y de ciertos símbolos de destrucción que rodeen el ataúd.
@Por INFOVATICANA