Esta noche, la noche del 23 al 24, la noche de San Juan, nuestras ciudades y pueblos verán como recorren sus plazas y calles extraños confetis en forma de pavesas y cenizas de maderas y muebles viejos.
La tradición manda y todos nos abandonamos a una especie de pagano ritual en el que los saltos a la hoguera, siempre en número impar, el caminar descalzos sobre las brasas, el mirar fijamente el baile caprichoso y atractivo de las llamas de la hoguera acompaña a deseos de renovación escritos en papelitos doblados y enterrados entre las maderas ardientes y a muñecos con mil nombres, sanjuanillos, juanicos, los jua, etc. dependiendo donde sea la hoguera con la ilusión de se queme lo viejo venga lo nuevo.
En muchas playas, moragas y sardinadas compartidas en familia y amigos. Parejas enamoradas abrazadas por el hombro mirando soñadoras un futuro mejor que la llama les traerá al ir apagándose la chisca.
Mujeres con el reloj materno en marcha saltando las siete o las nueve, o las que hagan falta, olas en La Lanzada para quedarse embarazadas.
Ramilletes de hierbas silvestres para darse en la cara con el agua en el que están para amanecer más guapos.
Diferentes motivos y costumbres de aquellos que antaño hicieron a celtas y otros pueblos antiguos aliarse con el sol a través del fuego, pero la misma ilusión en las miradas, las mismas sonrisas en las caras y las mismas ganas de danzar y disfrutar del momento, porque si algo perdura en el tiempo son las ganas de identificarse, de comulgar, con esa primigenia naturaleza mágica de la que se nos olvida somos parte y que en cuanto se da el momento, brota y nos hace partícipes.
Feliz Noche de San Juan!!!!!!
NND, FTAT.