Ahora, como católico, como cristiano, como persona, la elección de Francisco I me trae alguna esperanza de que sea posible que este nuevo Papa sea el que abra la puerta de la Iglesia para que ese aire viciado, corrompido, se renueve con el aire fresco y puro de la igualdad entre el hombre y la mujer dentro de su seno, de que la justicia social por fin impere entre esos muros antiguos y tradicionalistas donde el catolicismo más rancio se había atrincherado.
Que sea un Papa Latinoamericano, argentino, me gusta y me ayuda a que las ilusiones me crezcan, pensando en esos millones de fieles que desde otra óptica completamente distinta a la de la rancia Iglesia romana traen a la Iglesia de todos, y que sea jesuita también me ayuda a mantener esa ilusión de cambios, al ser precisamente ellos quienes crearon y alentaron la Teología de la Liberación, entregando en muchos casos su vida por la defensa del oprimido, del que menos tiene, del desahuciado, de la represión.
Creo en la Iglesia cercana al mensaje de Nuestro Señor, y en estos tiempos de escándalos y pederastas, la elección de un jesuita argentino puede ser el comienzo de algo de lo que sentirse orgulloso, cosa bastante difícil para un católico visto lo visto hasta ahora.
Respecto a Francisco I, poco se conoce de él. Se han leido cosas buenas y cosas no tan buenas durante la dictadura argentina, pero el tiempo dirá si son más las luces que las sombras. De momento, aunque como Templario no puedo, como católico cuenta con mi beneficio de la duda y con la ilusión de que por fín la Iglesia se aleje de esa bastarda tradición tan lejana al mensaje del Maestro.
NND, FTAT, +Anselmo de Crespi
Con el papa Francisco, comienza un pontificado de cambios en la Iglesia
El papa Francisco saluda a miles de seguidores el miércoles en la Basílica de San Pedro.
Ciudad del Vaticano -- Los cardenales de la Iglesia Católica Romana rompieron el milenario dominio absoluto de Europa sobre el papado y asombraron al mundo católico el miércoles, eligiendo al cardenal jesuita Jorge Mario Bergoglio, de Argentina, como el papa 266 de la historia.
La elección, en el segundo día de deliberaciones de un cónclave papal, ha abierto una conexión directa con el hemisferio sur en un momento crítico en que el laicismo y las religiones competidoras están diezmando las filas de la iglesia en todo el mundo, y la disfunción está erosionando su autoridad en Roma.
“El deber del cónclave era nombrar a un obispo de Roma”, dijo Bergoglio, de 76 años, que tomó el nombre de Francisco, el primer papa en la historia en hacerlo. “Y me parece que mis hermanos cardenales fueron a buscarlo al fin del mundo. Pero aquí estoy”.
Se cree ampliamente que Bergoglio ocupó el segundo lugar en el cónclave del 2005, en que fue electo el predecesor de Francisco, el papa Benedicto XVI. El mes pasado, Benedicto XVI se convirtió en el primer Papa que dimite en casi 600 años.
Poco después de su elección, Francisco llamó a Benedicto, conocido ahora como Papa Emérito, con quien se reunirá en los próximos días. Como tercer papa no italiano después del polaco Juan Pablo II y el alemán Benedicto XVI, Francisco parece haber puesto fin a la era de la dominación italiana del papado.
Francisco, que será oficialmente instalado en una misa el martes, es un Papa de primicias. Eligió un nombre nunca antes utilizado en 2,000 años de historia de la iglesia, lo que indica a los analistas del Vaticano que desea un nuevo comienzo para la fe.
“Es una jugada genial”, dijo Marco Politi, biógrafo papal y veterano observador del Vaticano, sobre la elección de nombre hecha por Bergoglio. “No es un italiano, no es un europeo, no es un hombre del gobierno romano. Es una apertura hacia el Tercer Mundo, un moderado. Al tomar el nombre de Francisco, significa un comienzo completamente nuevo”.
“Es muy importante por lo que significa Francisco”, dijo el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, en referencia a San Francisco de Asís, que es famoso por su voto total de pobreza. “Eso significa que está aquí para servir”.
Lombardi agregó que después de semanas de enfoque en un escándalo en el Vaticano sobre la filtración de cartas papales, y por rumores sobre quién ejerce el poder y la autoridad en la iglesia, la selección del humilde jesuita, que solía tomar el autobús y cocinarse sus comidas, equivalía a un “rechazo del poder” y “era absolutamente radical”.
Sin embargo, para muchos, fue el hemisferio de origen de Bergoglio, donde se encuentra el mayor porcentaje de católicos en el mundo, la “primicia” potencialmente más importante para el futuro de la iglesia.
“Sabemos cuánto habían anhelado esto los católicos de América Latina”, dijo Lombardi. “Esta es una gran respuesta a esa expectativa”.
Esa reacción fue palpable en la Plaza de San Pedro cuando Bergoglio, después de ser presentado con el anuncio tradicional de "Habemus papam" (tenemos un Papa), salió a través de las cortinas de color carmesí al balcón de la basílica de San Pedro para dirigirse a la multitud, que lo saludó con gritos de “¡Viva il papa!”
Vestido de blanco y rodeado de cardenales vestidos de escarlata, mirando hacia un majestuoso libro, bendijo a los fieles que se encontraban debajo. Luego, en un gesto que muchos interpretaron como una mayor apertura al diálogo, dijo a la multitud: “Recen por mí, y nos veremos pronto”. Por último, y con sencillez paternal, se despidió de la multitud: “Buenas noches, y que tengan un buen descanso”.
“Es el primer Papa de América Latina”, dijo Horacio Pintos, de Uruguay, que sostenía a su hija en sus hombros. “Es una apertura a un continente que está lleno de fieles que han sido ignorados”, interrumpió Carlos Becerril, de 35 años, de México. “Ahora seremos escuchados con más fuerza”.
El presidente Obama extendió sus mejores deseos al papa Francisco en nombre del pueblo estadounidense, y destacó su aparición como el primer pontífice del Nuevo Mundo.
“Como defensor de los pobres y los más vulnerables entre nosotros, es portador del mensaje de amor y compasión que ha inspirado al mundo desde hace más de dos mil años: que veamos en nuestro prójimo el rostro de Dios”, dijo Obama en una declaración. “Como el primer Papa de las Américas, su elección también habla de la fortaleza y la vitalidad de una región que está dando forma cada vez más a nuestro mundo, y junto a los millones de estadounidenses hispanos, nosotros, en los Estados Unidos, compartimos la alegría de este día histórico”.
Obama dijo que espera trabajar con el nuevo Papa “para promover la paz, la seguridad y la dignidad de los demás seres humanos, independientemente de su fe”.
Al elegir a Bergoglio, los cardenales aparentemente sintieron que él era el mensajero más eficaz para proteger y propagar la fe entre los 200 millones de católicos en el animado mercado religioso de América Latina, donde los competidores pentecostales y evangélicos están creciendo. Su elección refuerza la insistencia de la Iglesia en que ella es una institución verdaderamente global. Durante una ceremonia con motivo del nombramiento del último grupo de cardenales de Benedicto XVI, ninguno de los cuales procedía de Europa, los miembros del Colegio Cardenalicio subrayaron en repetidas ocasiones esa universalidad.
“La iglesia es universal, así que es normal que vengan de todas partes del mundo”, dijo el Cardenal Antonio Maria Vegliò, de Italia, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. “Es hermoso. Esta vez se trató de un acontecimiento inusual pero feliz, que no fuera (elegido) un europeo”.
“Fue una gran oportunidad para ver que la Iglesia Católica es una iglesia global, y no sólo europea”, dijo el cardenal Dominik Duka, de la República Checa. “Y como resultado de las grandes crisis demográficas de nuestro continente, es necesario pensar en que la iglesia tome un nuevo camino”.
Aunque la iglesia ha ido llenando cada vez más su burocracia con jefes de departamento extranjeros, el verdadero control sobre los cordones de la bolsa y el poder de la Santa Sede ha permanecido en manos de los europeos, la mayoría de los cuales son italianos. La condición extranjera de Bergoglio constituye una señal fuerte, dijeron los analistas y conocedores, de que el cambio por fin ha llegado.
El domingo, el reverendo Thomas Rosica, portavoz del Vaticano, tropezó con Bergoglio cuando éste caminaba solo por la Piazza Navona, vestido con una sencilla sotana negra.
“Quiero que rece por mí”, le dijo Bergoglio a Rosica, recordó el portavoz. “Me siento un poco nervioso”.
La elección de Bergoglio fue anunciada por el cardenal Jean-Louis Tauran, el cardenal de más alto rango de la Iglesia en el orden de los diáconos, o el proto-diácono, que declaró: “Habemus papam”, y pronunció el nombre del nuevo papa. Pero sus palabras apenas fueron audibles, y se produjo una confusión inicial sobre la identidad del nuevo líder de los 1,200 millones de católicos del mundo.
Bergoglio, el primer Papa jesuita, desarrolló casi toda su carrera en su natal Argentina, supervisando iglesias y a sacerdotes del pueblo, informó la Associated Press. Tiene una amplia especialización en el tipo de trabajo pastoral que se considera como una de las habilidades esenciales de un nuevo Papa.
En la Plaza de San Pedro, la elección provocó el júbilo de los latinoamericanos. Sin embargo, muchos de los fieles parecían no estar familiarizados con su nuevo líder.
“No sabemos mucho sobre él”, dijo Silvia Napolitano, de 62 años, mientras salía de la plaza de San Pedro con un amigo. “Parece que tiene una relación muy directa con el pueblo. Parece sencillo. Y nos gustan los argentinos; son abiertos y sociables. Uno puede decirlo por la forma en que habla con ese acento italiano suave”.
Gabriel López-Betanzos, de 29 años, un seminarista estadounidense que se encuentra en Roma, tampoco sabía mucho sobre el nuevo Papa, y se reservó cualquier conclusión. “Yo soy un científico”, dijo. “Necesito más datos”.
@Jason Horowitz y Anthony Faiola/Washington Post/El Nuevo Herald