Como hace dos mil dieciocho años, aunque no en un pequeño pesebre sino en lo alto de la torre de la iglesia de Santiago el Mayor de Utrera, una brillante y luminosa Estrella anuncia la buena nueva, Nuestro Padre Jesús Resucitado ya está en casa.
Primeramente llegó, a hombros de valientes costaleras la Madre, nuestra querida Virgen Santísima de la Estrella, bella como solo puede serlo una Madre de Dios acunada al son de los cánticos de sus hijas con los hombros doloridos bajo su peso pero con semblantes llorosos de emoción por el encargo divino de transportar en sus cuerpos de madres, amas de casa y trabajadoras humildes a la Madre de todos, la Virgen, la Virgen de la Estrella que nunca fue más estrella que cuando se juntó la luz de su admirada grandeza con la luminosidad de la fe y la devoción de las porteadoras invencibles de la Hermandad de la cochera.
La fé de esas y esos rebeldes en su Virgen Santísima de la Estrella y en su Padre Jesús Resucitado sumada a la devoción de Utrera, que en su mayoría se volcó con ellos en estos años de desierto vencieron al Sanedrín, y nuevas voces de esa Iglesia que ayer pedía la destrucción de las hermosas imágenes gritaban diferente, bendiciendo y aclamando a ese Resucitado y a su Santísima Madre.
Ya están en casa, en una casa que es de todos, no solo de unos cuantos que han tenido que tragar toda la rabia y la envidia que les llevaba a dar la espalda a Nuestro Señor y a su Madre y ver como, triunfantes, los Titulares de la Hermandad, sus cofrades, el pueblo de Utrera y un cura pequeño de cuerpo pero con un espíritu tan grande como grande es esa devoción de Utrera, abrían de par en par las puertas de Santiago el Mayor y hacían historia.
Jesús Resucitado reina en Utrera bajo la luz de su Santísima Madre.
Gracias Utrera, gracias cofrades de la Hermandad, gracias Iglesia. El Cristo de los Rebeldes ya está en casa, la cochera parece vacía, pero no, esa cochera está llena de recuerdos, de ilusiones, de risas, de lágrimas y de saetas. Esa cochera nunca estará vacía, es nuestra cochera, donde empezó todo, y la queremos, pero lo importante es que ya están en Casa, en la de todos, y Utrera puede estar orgullosa, la fe y la ilusión hacen milagros, el milagro de la Hermandad de la Estrella.
(Fotografias Utreradigital.com)